Las creencias desde la psicología conforman la piedra angular de la conducta humana. Son esas convicciones construidas acerca de la realidad y que actúan como atajos mentales para casi cualquier situación. Gracias a ellas el cerebro obtiene un significado sobre las cosas -verdadero o no- para moverse en un entorno siempre complejo y desafiante.
Ahora bien, el problema reside en que una parte de esas creencias que permiten interpretar el mundo pueden ser nocivas. De igual manera, estas hacen llegar a conclusiones incorrectas o actuar en contra del beneficio propio. Ello explica por qué una parte de la terapia psicológica consiste en abordar tal tipo de construcciones cognitivas que crean los pacientes.
«Somos aquello en lo que creemos».
-Wayne Dyer-
Las creencias desde la psicología: qué son, función y cómo se forman
Las creencias son convicciones construidas sobre el mundo y que sirven para funcionar en piloto automático. Se trata de unas plantillas inconscientes que facilitan entender la realidad, moverse por ella y hasta sobrevivir. Asimismo, buena parte de lo que se cree conforma, a su vez, la base de las actitudes y estas, por su parte, impulsan el comportamiento cotidiano.
Como señala el psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, algunas creencias no tienen ninguna evidencia y, a pesar de ello, se le da validez absoluta. Es decir, si bien una parte de estos productos mentales nos son útiles y beneficiosos, hay otros que actúan en contra. Ejemplo de ello son las creencias limitantes. El problema radica en que no es nada fácil desactivarlas o cambiar su sentido. Conoce más datos.
¿Qué función tienen?
Desde la psicología las creencias se utilizan para entender y navegar por todo escenario social. No obstante, hay más piezas que faltan entender sobre ellas. Además, tienen las siguientes funciones:
- Orientan para recordar quién eres y qué te define.
- El cerebro emplea las creencias para categorizar y evaluar al instante toda información, obtener una conclusión y actuar.
- Esos atajos mentales permiten «rellenar» lo desconocido. Por ejemplo, a la hora de saber si puedes o no fiarte de una persona, accedes a tus creencias para comprender cómo actuar.
- Ayudan a adaptar la información nueva recibida, partiendo del marco de las ideas interiorizadas. Es decir, nunca se parte de cero a la hora de procesar lo que llega: se hace desde las creencias.
Las creencias permiten moverse por un mundo donde a veces nada parece tener sentido y lo imprevisible domina el horizonte. Aquello en lo que crees da una base y un filtro para entender (o creer entender) lo que sucede.
¿Cómo se forman las creencias?
Creer en un dios, en los ovnis, en las teorías de la conspiración o en la autoeficacia para conquistar metas. Las creencias determinan, impulsan y son la base de las actitudes, conductas y hasta las emociones. Pero, ¿cómo se forman en el cerebro? ¿Qué mecanismo diseña estos procesos?
- Las creencias se forman de dos maneras: por experiencias e inferencias o por la influencia del entorno social.
- Buena parte de esos atajos mentales se edifican en la infancia, a través la educación y entorno próximo (familia y escuela).
- Trabajos como los publicados en la revista Nature destacan que el cerebro es como «un motor de construcción de creencias». Lo que hace es dar significado a toda la información que recibe, para después racionalizarla. Cumplido este proceso, se niega a dar validez a cualquier cosa o idea que desafíe esa convicción.
- Una investigación difundida por JSS Academy of Higher Education & Research acota que las creencias son también un producto del cerebro emocional. Su forma de interiorizarse parte, igualmente, de procesos bioquímicos y neurológicos complejos. Ello explica la dificultad a la hora de cambiar de creencias.
Las creencias son la base de nuestras actitudes y comportamientos, pero son muy difíciles cambiar, aunque sean dañinas, limitantes y ocasionen infelicidad.
Tipos de creencias y su trascendencia para la psicología
Las creencias desde la psicología conforman una materia de gran interés y trascendencia. Contribuyen a entender fenómenos como la discriminación y los prejuicios. También la causa de muchos malestares, infelicidad y trastornos mentales. La depresión y la ansiedad tienen en sus cimientos creencias irracionales.
Por otro lado, es importante saber que las creencias pueden ser de naturaleza empoderadora o limitante. No todas median en nuestro potencial, de ahí la relevancia de revisar, de vez en cuando, ese sistema interno tan arraigado.
Creencias dañinas o irracionales
Las creencias son internas o externas, es decir, pueden proceder del entorno social o ser construidas por nosotros mismos. En algunos casos, el entorno familiar, social o cultural transmite convicciones que son nocivas y ocasionan daños. La Universidad e Investigación de Wageningen, en Países Bajos, enfatiza algo interesante al respecto.
Es la mente que, con mayor frecuencia, asienta o da validez a creencias nocivas a través de las retroalimentaciones o el pensamiento dicotómico o de blanco y negro; trampas que anulan las perspectivas mentales más racionales y saludables.
El psicoterapeuta Albert Ellis dio varios ejemplos de esos modelos irracionales que suelen interiorizarse:
- Culpabilización.
- Creencia de que no tienes control sobre nada.
- Percepción de que todo lo que está por venir es adverso.
- Creencias de aceptación: todo el mundo debe aceptarme y validarme.
- Creencias de indefensión: yo soy así y no puedo evitarlo; haga lo que haga todo saldrá mal.
Creencias enriquecedoras
Las creencias desde la psicología también pueden ser positivas, empoderantes y saludables para el ser humano. Son aquellas que permiten dar valor e impulsar la autoeficacia, para que los pensamientos tengan forma y las emociones sean más enriquecedoras. Pero, ¿por qué hay personas dotadas de un sistema de creencias más positivo?
- La educación recibida interviene en la integración de creencias ajustadas y saludables.
- La capacidad de trabajar, actualizar y reformular creencias, cuando es necesario, media directo en el bienestar.
¿Por qué son relevantes las creencias para la psicología?
Los sistemas de creencias afectan, para bien o para mal, casi todo lo que piensas, sientes y haces. La psicología sitúa la atención en aquello que crees para comprender buena parte de los sufrimientos, conductas limitantes e infelicidad. Al fin y al cabo, lo que recibe un significado de tu parte conforma el modo de entender el mundo.
- Las creencias serían el germen de muchas fricciones como seres sociales.
- A menudo, aquello transmitido en la infancia edifica buena parte de algunos trastornos mentales. Las creencias de inferioridad, de inutilidad o de no merecimiento de amor son lesivas a todos los niveles.
- La terapia psicológica trabaja el sustrato de las creencias del paciente. Cambiar o, al menos, reflexionar en aquello a lo que damos validez, podría generar cambios muy beneficiosos.
Para concluir, a veces, preguntarse algo tan básico como «¿en qué creo?», es de lo más revulsivo; permite darse cuenta de qué creencias no son útiles, para sustituirlas por otras empoderantes. La psicología siempre estará ahí para ayudar en ese viaje de cambios y de transformación.
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