Pero esto, que hasta ahora era dominio exclusivo de la literatura o el cine, ha cobrado realidad cumpliéndose por lo menos en cerebros de ratones.
Estudiando los mecanismos de generación y almacenaje de la memoria, dos equipos de neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de California en San Diego, desarrollaron varias técnicas para crear memorias falsas e implantarlas en los roedores. Partiendo del hecho de que los recuerdos se guardan en un número sorprendentemente pequeño de células cerebrales, los investigadores pudieron controlar estas y generar «memorias sintéticas».
Uno de los métodos para lograr esto consistió en la administración de una droga que hizo recordar a los ratones una habitación segura que no era otra más que la misma donde antes habían recibido descargas eléctricas. En otro se utilizaron pulsos de luz dirigidos directamente al órgano cerebral de los roedores.
Para los científicos este descubrimiento abre la puerta no solo para que el ser humano pueda recordar algo que nunca sucedió, sino también para que a una persona se le puedan enseñar nuevas habilidades siguiendo por medio de procedimientos neuroquímicos o eléctricos.
Recordar como vivido algo que nunca sucedió es vivir una mentira. De aquí a MATRIX no hay más que un paso.
Los implantes de memoria falsos ya se postulaban en «Blade Runner», una de las mejores peliculas de ¿ciencia ficción?, como método para hacer que organismos artificiales (replicantes) creyesen ser humanos. Eso sí, dotados de habilidades más que humanas.
El problema que se plantea es grave ya que lo que somos es recuerdo. Somos el recuerdo de lo sucedido hasta ahora. Si modificamos ése recuerdo, somos otra persona.
La diferencia entre ratones y personas estriba en que los roedores no poseen una conciencia de ellos mismos, ni basada en recuerdos ni de ningún otro tipo; pero los humanos no solo tenemos memoria para recordar (habilidades, idiomas, lugares, caras..etc) sino que nuestra propia personalidad es el fruto de las experiencias vividas. Lo memorizado interviene en, y define, nuestra forma de ser. Alterar la memoria de humanos no es lo mismo (ni tan sencillo) que hacerlo con ratones o cualquier otro animal sin autoconciencia. Estos doctores Frankenstein de hoy dia no saben ya en que entretenerse.
Creo que los animales poseen autoconsciencia, están, como los elefantes por ejemplo, muy adaptados para vivir en su perfecta sociedad organizada y los llamados «domésticos» saben distinguir el bien del mal mejor que muchas personas.