Se suponía que esto no debería haber sucedido nunca, pero… Las autoridades han confirmado que van a liberar vapor «ligeramente radioactivo» de la central nuclear japonesa de Fukushima como medida de seguridad al no conseguir enfriarla. La medida sigue el procedimiento previsto para evitar la fusión del núcleo, que podría tener consecuencias catastróficas. Según parece, la de Fukushima fue la central más afectada por el terremoto de Japón.
Desde que se produjo el potente terremoto de hoy habían circulado todo tipo de noticias y rumores sobre lo que podría haberle sucedido a muchas de las centrales nucleares del país. Al parecer 6 de las 33 centrales han sido cerradas para evitar problemas. La población de la zona ha sido evacuada, los Estados Unidos han ofrecido su ayuda enviando un refrigerante especial pero parece que la solución de la situación pasará por la inevitable liberación del vapor radioactivo.
Según documentos de la World Nuclear Association las centrales nucleares japonesas estaban preparadas para soportar terremotos de magnitudes entre 7,75 y 8,25 (el terremoto de hoy ha alcanzado 8,9) y tsunamis como los producidos por un terremoto de magnitud 9 como el de Sumatra de 2004. En este documento puede leerse:
Incluso para las centrales nucleares situadas muy cerca del nivel del mar, la estructura de confinamiento robustamente sellada que hay alrededor del reactor evitaría cualquier daño a la central por parte de un tsunami, aunque otras partes de la planta podrían quedar dañadas. No parece es probable que se produjera peligro radioactivo.
Lo dicho: no debería haber sucedido nunca, pero…
Actualización: En el blog Ciencia y Tecnología Nuclear hay un seguimiento hasta el final de la tarde (hora peninsular española), justo antes de la crisis, de cuáles han sido las actuaciones en las diversas centrales nucleares japonesas. Casi todas entraron en parada automática tal y como tenían previsto, y el resto siguieron en operación normal o manual. Y en Scientific American: Cómo se enfría un reactor nuclear. El problema en Fukushima es que la central ha quedado desconectada de la red de suministro eléctrico y no puede mover las bombas de refrigeración. Y el sistema alternativo de emergencia que existe para estos casos (un generador diesel) no funciona. Una de las mejores fuentes de información al respecto está siendo @arclight, un analista de seguridad nuclear.
Más: En All Things Nuclear, Nuclear Crisis at Fukushima, un etallado relato paso-a-paso de todo lo sucedido.
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El riesgo de fuga nuclear fuerza una evacuación masiva
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El fantasma de Chernóbil se paseó ayer una vez más por el mundo. El seísmo que azotó Japón hundió en una situación de dramática emergencia a las grandes centrales nucleares de Fukushima I y II, situadas a unos 240 kilómetros al norte de Tokio. En la primera, fallaron los sistemas de refrigeración de uno de los seis reactores con los que cuenta la planta. Los niveles de radiactividad subieron 1.000 veces por encima de lo normal al interior del reactor y ocho veces más a la entrada de la planta, según la Agencia para la Seguridad Nuclear e Industrial, que descartó que el aumento representara una «amenaza inmediata a la salud pública».
En la segunda planta, la empresa operadora, Tokyo Electric Power Company, reconoció anoche haber perdido en otros tres reactores la capacidad de controlar la presión, que subía anoche de manera amenazadora. El Gobierno nipón, que durante horas había lanzado mensajes de tranquilidad, forzó la evacuación de unas 45.000 personas en la zona de las centrales, que distan unos 12 kilómetros la una de la otra.
El gran terremoto y posterior tsunami provocó el apagón automático de 11 de las 54 centrales niponas y obligó al Gobierno japonés a decretar el estado de emergencia nuclear. Tras llamar a la calma, el Ejecutivo reconoció finalmente que podría haberse producido una «pequeña» fuga radiactiva. Más tarde, según la agencia Kyodo, dio la orden a Tokyo Electric Power Company de soltar la presión en unos contenedores de emergencia. Esta operación podría causar pequeñas fugas radiactivas.
El primer ministro, Naoto Kan, viajó a la zona para supervisar la gestión de la emergencia.
Tanto la declaración de emergencia nuclear del Gobierno, como las evacuaciones, se produjeron en paralelo a continuas llamadas a la tranquilidad por parte de las autoridades y reiteradas declaraciones sobre la ausencia de fugas radiactivas.
Pero si había alguna duda sobre que algo grave estaba pasando, un anuncio de la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, despejó ya ayer por la tarde las dudas. Clinton explicó que la Fuerza Aérea estadounidense con base en Japón había transportado material refrigerante a la central dañada. El propósito del envío era estabilizar la temperatura del combustible en el reactor en riesgo y evitar la peor de las situaciones: el calentamiento incontrolado del núcleo, su posible fusión y la liberación de partículas radiactivas al entorno. Posteriormente, las Fuerzas Armadas estadounidenses aclararon haber recibido de las autoridades japonesas una petición de ayuda con el refrigerante, pero que finalmente la entrega no se realizó, informa Reuters.
El refrigerante es crucial en el funcionamiento del reactor. La mayor parte de la energía desprendida en una central nuclear es en forma de calor. Para poder emplearlo, por el centro del reactor debe pasar un refrigerante, que generalmente transmite el calor a una caldera o generador. El refrigerante, según explica Foro Nuclear, la asociación de empresas con intereses nucleares en España, debe ser anticorrosivo, tener una gran capacidad calorífica y no debe absorber los neutrones.
Los refrigerantes más usuales son gases, como el anhídrido carbónico y el helio, y líquidos como el agua ligera y el agua pesada. Incluso hay algunos compuestos orgánicos y metales líquidos como el sodio que también pueden emplearse para este fin.
Los problemas en las centrales japonesas recrudecieron el debate sobre la seguridad de las instalaciones nucleares (existen 436 reactores en funcionamiento en el mundo). Ecologistas en Acción, entre otras organizaciones, alertó de la «vulnerabilidad» de las centrales nucleares, incluso de las más modernas, ante los terremotos u otros fenómenos de la naturaleza. En opinión de la organización ecologista, este tipo de catástrofes debe hacer reflexionar a la comunidad internacional sobre el uso de centrales nucleares para generar energía.
España es uno de los países en el que el debate nuclear está más vivo que nunca dada la dependencia energética del país.