Los bancos están preparándose silenciosamente para operar en una nueva moneda griega, según publica hoy la agencia Reuters. Algunos nunca llegaron a borrar el antiguo dracma de sus sistema cuando Grecia adoptó el euro y estarían preparados para cambiar a golpe de un botón si finalmente el país sale del euro.

Desde la caída de la Unión Soviética y el surgimiento de una gran cantidad de monedas, hasta la creación del euro, la banca ha tenido muchas oportunidades para practicar este cambio de monedas.

Hartmut Grossman, de ICS Rik Advisors, asegura que estos planes se han ido llevando a cabo desde que la crisis surgió en 2009 en Grecia. “Muchas firmas, particularmente en Europa pero también en EEUU, llevan mucho tiempo trabajando en ello, que añadió que la última crisis política en Grecia ha acelerado un poco el proceso.

“Pero ha habido planes de contingencia en todas las instituciones financieros… la idea de Grecia dejando la Eurozona no es una nueva idea”, añade Grossman. Una salida de Grecia del euro crearía uan gran cantidad de problemas prácticos y legales para la banca en comparación a los relativamente sencillo trabajo técnico de manejar una nueva divisa.

Uno de los problemas principales sería el tipo de cambio de la nueva moneda, algo que dependerá de las leyes que adopte Atenas. Si, por ejemplo, Grecia forzara un tipo de cambio irreal podría producir grandes pérdidas en los bancos extranjeros, ya que ese cambio no se sostendría en los mercados.

Los controles de capital podrían ser una pesadilla para los bancos de créditos en Grecia, y potencialmente se podría declarar ilegal que las empresas devuelvan la deuda en euros.

Aunque no se diera el caso de la ilegalización, difícilmente podrán devolver sus deudas ya que su liquidez perdería mucho valor inmediatamente al transformarse en dracmas, lo que también provocaría grandes pérdidas en la banca.

Muchos bancos han estado simulando una ruptura en “juegos de guerra”. Sin embargo, poco se sabe de como se articulará y los departamentos legales están revisando en profundidad de los contratos finacieros.

Para Grecia, la ruptura no supondría un gran problema, ya que el banco nacional tiene su propia impresora y su fábrica de moneda, pero para la banca internacional los problemas técnicos, legales y las pérdidas podrían ser enormes.

Fuente: https://selenitaconsciente.com

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