NAIROBI, 15 may (IPS) – Everlyne Wanjiku se ganó la vida por más de tres décadas vendiendo verduras en Kibera, un barrio pobre de la capital de Kenia. Y aunque sus ingresos eran magros, esta madre soltera pudo asegurar a sus cinco hijos educación terciaria.
Pero ahora, como muchos otros habitantes de Nairobi, siente el impacto del aumento mundial de los precios de los alimentos y de otros productos básicos. Wanjiku sabe que ya no puede mantener a su familia.
«La mayoría de mis clientes diarios ya no vienen a comprarme debido a los precios prohibitivos de los alimentos. Como puede ver, no repuse mis existencias porque se me agotaron los pequeños ahorros que tenía», explicó, señalando las pocas verduras ofertadas en la mesa colocada a la puerta de su choza.
«En un buen mes, ganaba más de 6.000 chelines (67 dólares). Pero ahora las cosas van mal, y no puedo alimentar a mi familia», añadió.
Una de sus clientas, Janet Adhiambo, dijo que la vida también es más difícil para ella.
«Es una lástima que ya no pueda comprar ingredientes básicos, como cebollas. Simplemente decidí olvidarlos porque son demasiado caros. Esto es muy duro», afirmó.
Las penurias de estas dos mujeres se repiten en la mayoría de las familias de Kenia, afectadas por los altos precios de los alimentos.
Pero esta inseguridad no está limitada a los keniatas, sino que conmueve a toda África, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio, divulgado este martes 15 en Nairobi, señala la paradoja de que África sufra inseguridad alimentaria siendo un continente con enormes recursos agrícolas.
El «Informe de Desarrollo Humano de África 2012: Hacia un futuro de seguridad alimentaria» indica que, a pesar del gran crecimiento experimentado por las economías del continente en la última década, las naciones subsaharianas aún sufren inseguridad alimentaria.
«Más de uno de cada cuatro africanos están desnutridos, y la inseguridad alimentaria —la incapacidad de adquirir de forma regular calorías y nutrientes suficientes para una vida saludable y productiva— es omnipresente. El espectro del hambre, que prácticamente ha desaparecido en el resto del mundo, sigue rondando a África subsahariana», señala el trabajo.
Esto ocurre a pesar de que la región cuenta con «extensas tierras agrícolas, abundancia de agua y un clima generalmente favorable para el cultivo de alimentos. Y en los últimos 10 años, muchos países africanos lograron tasas de crecimiento económico ejemplares para el mundo, y fueron los que más avanzaron en el Índice de Desarrollo Humano», subraya.
El informe hace una dura crítica a los gobiernos del continente, señalando que no adoptaron las políticas adecuadas.
«África subsahariana tiene abundantes recursos agrícolas. Pero, vergonzosamente, en todos los rincones de la región, millones de personas siguen hambrientas y desnutridas. Esto es resultado del evidente desequilibrio entre la producción local, la distribución y una forma de alimentación con deficiencias crónicas, especialmente entre los más pobres», añade.
El PNUD señaló que, a pesar de la disminución de la pobreza entre 2000 y 2010, casi la mitad de los subsaharianos aún viven en ella.
El año pasado, el Cuerno de África fue azotado por una hambruna y una marcada inseguridad alimentaria que afectaron a 9,5 millones de personas.
Según Tegegnework Gettu, subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas y jefe de la oficina del PNUD en África, la inseguridad alimentaria crónica en los países subsaharianos tiene sus raíces en décadas de mala gobernanza.
El secretario permanente del Ministerio de Agricultura de Kenia, Romano Kiome, admitió que los gobiernos de la región no estaban haciendo lo suficiente para combatir el problema.
Kiome citó el propio caso de su país, cuyo Ministerio de Finanzas destinó 539 millones de dólares para apoyar la agricultura (menos de cinco por ciento del su presupuesto anual 2010-2011), mientras que adjudicó 685 millones de dólares a gastos de defensa.
Gettu sostuvo que algunos países africanos debían reorientar urgentemente sus prioridades de gasto para superar la inseguridad alimentaria.
«Si algunos países africanos pueden adquirir y desplegar jets de combate, tanques, artillería y otros medios avanzados de destrucción, ¿por qué no pueden dominar el conocimiento agrícola? ¿Por qué los africanos no pueden adquirir tecnología, tractores, sistemas de riego, variedades de semillas y entrenamiento necesario para alcanzar la seguridad alimentaria?», preguntó.
Gettu sostuvo que, con políticas e instituciones adecuadas, África podría generar un círculo virtuoso de mayor desarrollo humano y mejor seguridad alimentaria.
«África puede extirpar por sí misma la inseguridad alimentaria actuando en cuatro motores de cambio fundamentales», sostuvo.
Esto es, incrementando la productividad de los pequeños agricultores, adoptando políticas de nutrición más efectivas, especialmente para niños y niñas, fortaleciendo a las comunidades para afrontar los impactos económicos y generando una participación popular más amplia, empoderando especialmente a las mujeres en el ámbito rural pobre.
Gettu concluyó que «África tiene el conocimiento, la tecnología y los medios para poner fin al hambre y a la inseguridad alimentaria, pero todavía le falta voluntad política y dedicación».
Por su parte, Kiome sostuvo que, aunque no hay soluciones mágicas, los gobiernos deben hacer mayores inversiones en agricultura.
«Tenemos la capacidad y las personas adecuadas… Pero no tenemos suficiente voluntad política para implementar las políticas correctas», lamentó.
Incluso en la nación insular africana de Mauricio, más de 50 por ciento de la tierra cultivable es irrigada, contra un promedio de apenas 10 por ciento en el resto de África.
«Cuando los países logran seguridad alimentaria, es porque aplican las políticas adecuadas», subrayó.
Para el keniata Calestous Juma, experto en ciencia y tecnología aplicadas al desarrollo sostenible y profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard,»no existe una bala única o una panacea para derrotar la inseguridad alimentaria en África subsahariana».
El informe del PNUD propone la adopción de «subsidios inteligentes» que estimulen a los pequeños agricultores a apostar a variedades de cultivo de alto rendimiento y que no impliquen costos a largo plazo para el Estado. Esto podría vigorizar la producción de alimentos y los mercados.
«Para impulsar la productividad se necesitan más fertilizantes y semillas, una mayor investigación y un sistema de extensión más coordinado y receptivo, con expertos en el comportamiento y los hábitos de las comunidades agrícolas locales», indica el informe.
También sostiene que se debe atraer la participación de los jóvenes, para que infundan energía e ideas innovadoras a las políticas de desarrollo de África.
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