Crisis alimentaria vacía las escuelas de Níger Por Souleymane Maâzou

NÍGER, jun (IPS) – Desde diciembre de 2011, la crisis alimentaria en Níger generó una enorme migración interna con fuerte impacto social, incluyendo a la educación.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el gran movimiento de personas se registró particularmente desde las regiones de Gouré y Tanout, en el norte, hacia Magaria, en el sur, y Matameye, en el oeste, donde hay mejores cosechas.

El Ministerio de Educación calculó que 45.000 niños y niñas abandonaron la escuela este año por razones relacionadas con la crisis de alimentos.

Mamane Sani, de 13 años, acompañó a sus padres desde su aldea de Mamari, en Gouré, hasta Zinder, la segunda ciudad más importante del país.

Hace unos meses, Sani iba a la escuela, pero ahora trabaja como empleada doméstica para una numerosa familia en Zinder. Cada mañana, mientras otros niños de su edad asisten a clase, ella recorre las calles vendiendo especias para sus empleadores.

Pasa las tardes recolectando agua de pozos ubicados a unos tres kilómetros de la ciudad. En las noches, cae en su cama exhausta tras haber lavado la ropa y los platos de la familia, de 20 miembros.

«Es difícil aquí», dijo a IPS. «Era más feliz en mi aldea, y extraño también a mis compañeros de clase».

En un intento de evitar que los niños abandonen las aulas, el gobierno nigerino, con apoyo técnico y financiero de sus socios, abrió comedores temporales para alumnos en las áreas más afectadas por la crisis.

«Una docena de niños y niñas dejaron mi clase en marzo», dijo Ali Moussa, profesor en la localidad de Goubdi, en Gouré. «Y esos estudiantes no han regresado. Por lo que pude averiguar, se fueron con sus padres».

Pero muchos de los niños arrastrados por esta migración interna llegaron solos a ciudades como Zinder y Niamey, la capital, en busca de trabajo.

«He estado en Niamey por tres meses», dijo Hassane Issa, de 15 años. «Mi padre se fue antes que yo. Mi madre, mis hermanos y mis hermanas se quedaron en la aldea. A mi familia no le queda nada para comer. Cada semana les envío dinero que gano lustrando zapatos».

Issa dijo ganar el equivalente a 46 dólares por mes, de los cuales manda unos 34 dólares a su familia.

El adolescente dijo a IPS que no hubiera deseado abandonar su hogar en la sudoccidental aldea de Daytagui, donde también estudiaba. «Quería seguir en el colegio, pero eso no era posible con el estómago vacío», señaló.

El occidente de Níger es una de las áreas que sufre mayor escasez de alimentos. Pocas semanas después de la cosecha, muchos hogares ya habían agotado sus pequeñas reservas. Familias completas abandonaran sus aldeas para trasladarse a la ciudad en busca de empleo.

El Ministerio de Agricultura atribuye la mala cosecha a la sequía ocurrida luego de que la temporada de lluvias de 2011 terminara antes de lo previsto, así como al daño causado por la plaga de langostas.

Según estadísticas del Ministerio, el déficit de granos para 2012 es de alrededor 500.000 toneladas, 14 por ciento de las necesidades totales de este país africano con 16 millones de habitantes.

Un estudio de noviembre de 2011 hecho por el gobierno concluyó que más de 4,5 millones de nigerinos sufrían inseguridad alimentaria y nutricional.

El gobierno estima que la tasa de desnutrición infantil superó el nivel de alerta en siete de las ocho regiones del país.

En el oeste, la tasa es de 14 por ciento, acercándose al nivel considerado de emergencia por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), de 15 por ciento.

El éxodo se frenó levemente gracias a la distribución gratuita de comida por parte de organizaciones no gubernamentales internacionales y de asociaciones locales a partir de febrero, acompañada de una caída en el precio de los alimentos básicos. El gobierno comenzó su propia distribución en junio.

«La venta de granos a precios controlados y la libre distribución de alimentos básicos por parte de las autoridades y con apoyo de organizaciones humanitarias redujeron el ritmo de la migración», señaló Amadou Boukari, de la junta administradora del colegio de Gouré.

«Si no fuera por esto, veríamos a las escuelas completamente vacías», dijo a IPS

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101024

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