En los siglos XVIII y principios del XX, las ciudades de Estocolmo (Suecia) y Copenhague (Dinamarca) fueron escenario de sendos incendios que previamente habían sido predichos por visión remota por los médiums Emanuel Swedenborg e Indridi Indridason, respectivamente. Hoy, ambos casos han sido reinvestigados y se han hallado nuevas pruebas que confirman la precisión de las visiones de estos médiums.
por Alejandro Parra
Como la mayor parte de los lectores de temas parapsicológicos sabe, existen dos famosos casos de visión remota. El más conocido es el de Emanuel Swedenborg, que en 1759 tino en Gotemburgo (Suecia) la visión remota de un incendio que se estaba produciendo en Estocolmo (Suecia). El segundo, menos conocido, es el del médium Indridi Indridason. que en 1905 hizo lo mismo desde Reykjavik (Islandia) sobre otro incendio ocurrido en Copenhague (Dinamarca). Hay sorprendentes similitudes entre ambos casos, que se produjeron mucho antes de que existiera comunicación por radio o teléfono. En el caso de Swedenborg. la exactitud de las descripciones se verilicó cuando la noticia llego a Gotemburgo. Indridason. por su parte, en el transcurso de una sesión espiritista en la que había varios testigos, aseguró que había contactado con un espíritu, con el cual habló en danés, que se identificó como el industrial Kinil Jensen y describió el incendio que se estaba produciendo en una fábrica de Copenhague justo en aquel momento. Hoy ambos casos han sido revisados por varios parapsicólogos, entre ellos el doctor Erlendur Haraldsson. que han hecho fascinantes descubrimientos al respecto. Esta es la historia.
INCENDIO EN ESTOCOLMO
Emanunel Suedenborg (1688-1772) tuvo su visión del incendio de Estocolmo durante una visita que realizó a Gotemburgo en 1759. El filósofo alemán Immanuel Kant había pedido a un amigo que investigara las supuestas dotes paranormales de Swedenborg. Y, aunque el relato de este hombre nunca se ha encontrado en la correspondencia de Kant. en 1763 el filósofo envió una carta a la señorita Charlotte von Knobloch que resulta muy reveladora para el caso que nos ocupa. La cita en cuestión cíe la misiva, en una traducción inédita, dice:
«La siguiente ocurrencia me parece que tiene mayor peso de prueba, y respeta el extraordinario don de Swedenborg más allá de toda posibilidad de duda. En el año de 1759, hacia fines de septiembre, el sábado a las 4 en punto de la tarde, Swedenborg llegó a Gotemburgo por invitación del señor William Castel, junto con un grupo de quince personas. Cerca de las 6 pm, Swedenborg salió y volvió a la reunión pálido y asustado. Dijo que un terrible incendio había comenzado en Estocolmo, y que se estaba propagando rápidamente. Estaba inquieto y se fue rápido. Dijo que la casa de uno de sus amigos ya estaba hedía cenizas, y que la suya propia también estaba en peligro. A las 8pm, después de salir de nuevo, gozoso de alegría, regresó y exclamó: ¡Gracias a Dios! El fuego se extinguió a tres puertas de mi casa.»
Esta afírmación produjo una gran conmoción, sobre todo entre las personas que lo acompañaban. Esa misnia noche se lo comunicaron al gobernador. En la mañana del domingo, el gobernador llamó a Swedenborg y lo interrogó sobre la catástrofe. Swedenborg describió el incendio con precisión, cómo había comenzado y la manera en que se había extinguido. Ese mismo día, la noticia se difundió por toda la ciudad, y como el gobernador la había considerado digna de mérito, hubo gran consternación. Muchos estaban preocupados por sus amigos y propiedades. «El lunes por la noche llegó un mensajero desde Gotemburgo enviado por la Cámara de Comercio el día del incendio. En la carta que llevaba el mensajero, Swedenborg describía el incendio con toda precisión. En la mañana dd martes, el correo oficial del gobernador trajo la triste noticia del incendio, las pérdidas que había ocasionado, y las casas que había dañado o destruido; ni en lo más mínimo distinta de lo que Swedenborg había dicho en el momento en que ocurría, incluso que el fuego se había extinguido a las 8.»
Según la carta de Kant, las noticias que llegaron desde Estocolmo confirmaron la descripción de Swedenborg. Y es obvio que, dada la distancia entre la citada ciudad y Gotemburgo, en aquella época no pudo haber comunicación de ningún tipo entre ambos lugares. Sin embargo, ¿quedó algún registro del incendio ocurrido en Estocolmo? El 23 de julio de 1759, el periódico Post Tidningar de esta ciudad (según los historiadores, el más antiguo del mundo) publicó esta noticia sobre un gran incendio: «El pasado jueves 19 de este mes, a las 3 de la tarde, se desató un gran incendio sobre Södermalm, en Beswaers-Backen. Como había mucho viento, ¡as llamas se propagaron rápidamente, y veinte Cuadras de viviendas entre Torg, Södennalm y Hornsgatan, incluyendo la iglesia de Santa María, se quemaron por completo, además de otras seis cuadras, que quedaron parcialmente carbonizadas. El incendio duró hasta las 4 de la mañana del viernes, cuando se terminaron de incendiar 250 casas. El gran número de casas de madera, una gran sequía y la falta de agua donde más se necesitaba, además del efecto generalizado del fuego, fueron las principales razones por las cuales el fuego se propagó tan ampliamente».
El 30 de julio de 1759, el Hvad Nytt i Staden, un periódico de Gotemburgo, publicó otro artículo más detallado sobre este incendio: «Demasiado fuego para quemar una pequeña casa de madera -decía el reportero-y un viento fuerte fueron la causa del incendio». Es cierto que ni el día de la semana ni el mes de este incendio relatado por los diarios se corresponden con la fecha que aparece en la carta de Kant a Von Knobloch, donde se dice que Swedenborg llegó a Gotemburgo un sábado de finales de septiembre. El error podría deberse al amigo inglés de Kant, lo cual no restaría, en cualquier caso, valor a su diligencia como investigador. Pero también podría haber sido el propio Kant quien se equivocara en el fecha al escribir a Von Knobloch. No habría sido la primera vez, ya que, en general, Kant no era muy perfeccionista cuando se trataba de escribir la fecha de sus cartas a Von Knobloch. Lo cierto, en cualquier caso, es que, aunque Kant refleja en su carta que no confia plenamente en la capacidad de su amigo ingles para este tipo de investigación, está convencido de que el caso relatado es cierto. El doctor Haraldsson y su colega, el psicólogo y parapsicólogo británico Adrían Parker, de la Universidad de Gotemburgo, accedieron, a través de los achivos de Landsarkivet, al Tolagsjoumal, que conserva el registro de las personas que llegaban a la ciudad por barco. Muy posiblemente, Swedenborg lo hizo el 19 de julio de 1759. Sin embargo, su gestión no obtuvo resultados. «El archivero -comenta Haraldsson- nos dijo que no hay un registro de la fecha de llegada, solo el valor del impuesto pagado. Por lo tanto, no es posible saber con exactitud la fecha de llegada de estos buques». Un buque de Londres, el Brigg Isabella, ingresó el 23 de julio de ese año, pero es imposible saber si Swedenborg tomó ese barco, ya que no ha quedado registro alguno de los pasaje-‘ ros que embarcaron en él. Como en la carta de Kant a Von Knobloch se afirma que William Castel había invitado a Swedenborg a su casa, los investigadores intentaron encontrar datos sobre Castel. El nombre es probablemente inglés, y en aquella época había muchos comerciantes ingleses en Gotemburgo. El archivista Ulf Anderson consultó todos los libros de actas en los que podría haber quedado registrado: clubs de ingleses, sociedades de garantías de préstamos, etc., pero no halló nada. Como tampoco hubo suerte después de cotejar las actas de nacimiento, matrimonio y entierro de la Iglesia anglicana en Gotemburgo. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que Castel hubiera vivido en algún momento en Gotemburgo. Es bien sabido que Swedenborg tenía muchos amigos en esa ciudad, sobre todo entre los líderes de la floreciente Compañía de las Indias Orientales.
En Estocolmo, Haraldsson se entrevistó por primera vez, con dos de los principales estudiosos en Suecia de la vida y la obra de Swedenborg: el reverendo Olle Hjern, de la iglesia swedenborgiana (conocida como Nya Kyrken), y el profesor Inge Jonsson, ex rector de la Universidad de Estocolmo. Ambos desconocían cualquier dato nuevo relacionado con el caso de la visión de Swedenborg.
INCENDIO EN COPENHAGUE
El médium islandés Indridi Indridason (1883-1912) es conocido por sus fenómenos de efectos físicos, por ejemplo, levitaciones -algunas a plena luz- y movimientos de objetos e instrumentos musicales que tocaban al unísono. En el transcurso de sus sesiones también se producían, presuntamente, fenómenos luminosos, voces directas, cánticos (a veces, con más de una voy. a la vez), raps y ráfagas de viento y olores, por mencionar solo algunos. En una de ellas, celebrada el 24 de noviembre de 1905 en Reykjavik, supuestamente se manifestó a través del médium un espíritu que nunca antes había aparecido en sesiones anteriores. Hablando en danés, dijo ser el Sr. Jensen (un apellido bastante común), y se refirió a un incendio en Copenhague, a más de 1.300 km de distancia. Ninguno de los presentes en la reunión sabía nada de nadie con ese nombre. Hay tres relatos de este incidente: el de Harald Nielsson, y los de Linar Kvaran y su esposa. Nielsson lo describió de la siguiente manera:
«La primera noche [el Sr Jensen] mientras tenía media hora de descanso, dijo que había visto que en una fábrica en Copenhague se prendía fuego. Nos dijo que los bomberos habían logrado controlar el fuego. En aquel momento no había ninguna comunicación, ni conexión telegráfica, entre Islandia y el mundo exterior, de modo que no había forma de saber nada acerca de ello. «Esto ocurrió el 24 de noviembre de 1905. Al día siguiente fui a ver al obispo de Islandia, el reverendísimo Hallgrimur Sweinsson. Le conté lo que Jensen nos había dicho y le pedí que lo escribiera y que fuera nuestro testigo. El siguiente barco que llegó desde Dinamarca en Navidad trajo el periódico, y mi tío leyó el diario y supo los detalles del incendio. Tanto el día como la hora eran exactos. Jensen también había acertado al decir que se trataba de una fábrica. Era una fábrica de lámparas de la calle Kongensgade, 63, una de las principales calles de Copenhague».
El sábado 25 de noviembre, un artículo publicado en el diario Politiken acerca de un gran incendio en Copenhague dejó a los testigos estupefactos: «Incendio en una fábrica en San Kongensgade. Arde una fábrica de lámparas y arañas», era el título de la noticia. El texto proseguía así:
«Anoche, alas 12 en punto, el portero de la calle St. Kongensgade, 63 alertó a los bomberos de un incendio en la fábrica de lámparas y arañas de Copenhague, que se encuentra en ¡a planta baja y los primeros pisos del edificio. Los bomberos pronto extinguieron el incendio desde la estación de bomberos de Adelsgade y la estación central de bomberos, bajo la dirección del jefe de bomberos, Sr. Bantzen. El primer piso ya estaba ardiendo cuando llegaron, y enormes llamaradas salían por las ventanas, rompiendo los vidrios de las ventanas del segundo piso. Allí hay una fábrica de cajas de cartón. «El cuerpo de bomberos conectó rápidamente dos mangueras a las bocas de agua. Una de las mangueras tuvo que cruzar la calle, por lo que quedó interrumpido el tráfico de tranvías. El agua de las dos mangueras extinguió el fuego, pero después se descubrió que el juego había alcanzado el techo de los pisos superiores de la fábrica… [A continuación se presenta una descripción detallada de la labor de la brigada]. En media hora el fuego se redujo a tal punto que los bomberos pudieron entrara las instalaciones. Entonces se puso en evidencia que el fuego había causado daños importantes. Las paredes y los pisos estaban totalmente carbonizados y máquinas de gran valor también se habían destruido. Todavía había fuego en algunos sitios… Alrededor déla 1 am algunos de los bomberos y el equipo pudieron retirarse, pero un número bastante grande de bomberos tuvieron que amanecer en el lugar durante más de una hora y media».
El segundo periódico más importante de Dinamarca, Berlingske Tidende, también publicó la noticia del incendio en la fábrica. En 1905 la diferencia horaria entre Reykjavik (ciudad en la que se encontraba Indridason) y Copenhague (donde se produjo el incendio) era de 2 h 15 min. En su relato, Nielsson no da la hora exacta en la que el médium se refirió al suceso; solo aclara que lo hizo en el transcurso de una pausa para descansar durante la sesión, que presumiblemente habría transcurrido el sábado por la noche. La sesión comenzó a las 8 de la noche y duró cinco horas. Por su parte, otro de los presentes, Einar Kvaran, dice que eran alrededor de las 9 pm cuando Jensen les informó sobre el incendio, y que después, una hora más tarde, explicó que el fuego ya estaba bajo control. Según los periódicos, los bomberos de Copenhague fueron avisados alrededor de las 12 horas (9.45 pm en Islandia) y tardaron media hora (según Politiken) o una hora (según Berlingske Tidende) en controlar el incendio.
Pero ¿acaso los incendios tenían interés periodístico a principios del pasado siglo? Para saberlo, Haraldsson consultó los archivos del diario Politiken en la Biblioteca Kongelige de Copenhague. Y observó que en un período de cuatro semanas -dos antes del incendio de la calle Kongensgade y dos después- se habían publicado noticias sobre cuatro incendios. Solo el de la calle Kongensgade había comenzado por la noche: 9.45 pm, hora de Islandia. Los otros se habían producido por la mañana y por la tarde: a las 6.45 am y a las 7.15 pm, hora de Islandia. El incendio en la fábrica tuvo mayor cobertura periodística en Politiken porque había sido más grave y causado más daños; los otros dos, menores, se habían extinguido rápidamente. Todo ello demuestra que Jensen, el presunto espíritu de Indridason, no solo «adivinó» el incendio de Copenhague del 24 de noviembre de 1905, sino que también acertó -si tenemos en cuenta la diferencia horaria entre Islandia y Dinamarca- la hora en la que dio comienzo y el momento en el que finalizó. Además, supo que se había producido en una fábrica. Ese día, no hubo ninguna otra noticia similar ocurrida en alguna otra parte.
LA IDENTIDAD DE JENSEN
Llegados a este punto, era necesario esclarecer las dudas sobre la identidad del presunto espíritu. ¿Existió alguien en Copenhague llamado Jensen que fuera fabricante? ¿Hubo acaso varios Jensen? Este Jensen o cualquier otro Jensen, ¿tenía vínculos con el lugar del incendio? Según Haraldsson, la única información al respecto que aparece en los relatos de Nielsson y Kvaran es que Jensen era fabricante. Kvaran habla de un fabricante de ropa nativo de Copenhague y fácilmente identificable por su raro acento. Los libros de memorias de la Sociedad Experimental de Investigación Psíquica, creada especialmente para investigar la mediumnidad de Indridason, desaparecieron durante décadas, cuando Gissurarson y Haraldsson, en 1989, publicaron, una monografía sobre Indridason. Dos de ellos reaparecieron un año más tarde, pero, lamentablemente, las primeras páginas se habían extraviado. Las memorias de las sesiones comienzan a partir del 4 de diciembre de 1905, diez días después de la sesión en la que Jensen describió el incendio de Copenhague. Y, según los mismos, el 11 de diciembre Jensen reveló su nombre: Emil, tal y como queda reflejado en el acta de la sesión correspondiente a ese día. Pero nunca se intentó averiguar si ese tal Emil Jensen había vivido realmente en Copenhague. Indridason, que murió muy joven, a los 28 años, nunca había estado en Copenhague. Para desvelar el misterio, Haraldsson revisó los padrones electorales de Copenhague. Solo encontró a un Emil Jensen «fabricante». Según el censo, en 1885 este Jensen vivía en la calle Kongensgade, 68, cerca del número 63, donde se produjo el incendio, aunque había vivido durante treinta años en la calle Kongensgade, 40, donde regen-teba junto a su padre un negocio de venta de especias. A solo 300 m de Kongensgade, en la calle Fredriciagade, 16, vivía otro Jensen en 1898, pero murió en agosto de ese año.
De este suceso surgen inevitablemente varias cuestiones. Primera, ¿es este un caso de clarividencia, una experiencia fuera del cuerpo con la visión de un incendio a distancia o una comunicación espirita? ¿Por qué Indridason «se desplazó» a un lugar con el que no tenía relación alguna y que nunca había visitado? Supongamos por un momento que Jensen haya existido como una entidad desencarnada que se comunicaba a través de Indridason. Como ciudadano y fabricante de Copenhague, es posible que, durante una pausa en la mediumnidad de Indridason, Jensen se hubiera sentido obligado a desplazarse a Copenhague para observar un evento que debía ser importante para él y para la gente a la que conoció, en una calle donde había pasado la mayor parte de su vida. En ese caso, Jensen, obviamente, debió tener una motivación muy fuerte para estar interesado en el desenlace del incendio.
Con el tiempo, Jensen se convirtió en una figura importante en la mediumnidad de Indridason y sus materializaciones. En muchas de sus sesiones, los participantes fueron testigos de la aparición de Jensen bajo la forma de una columna de «luz intensa y hermosa». Para excluir la posibilidad de fraude, un testigo sostenía las manos del médium. A veces, cuando Jensen no estaba visible, se podían tocar sus manos, o los asistentes sentían un toque en sus cuerpos. Las apariciones luminosas parecían especialmente dolorosas para el médium mientras estaba en trance, ya que se oían gemidos y gritos de dolor.
http://ccoo-chilecomparte.blogspot.com.es/2012/07/incendios-vaticinados-por-vision-remota.html
Rehalmente interesante!