Vladimir Putin
Dmitri Kósirev, RIA Novosti
Se podría resumir en dos palabras el discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, pronunciado durante su reunión con los embajadores y representantes permanentes de Rusia en el extranjero celebrada en el Ministerio de Asuntos Exteriores el pasado 9 de julio: fuerza blanda.
La conducta de Putin, sin emociones excesivas ni efectos especiales, recuerda incluso al famoso músico británico Eric Clapton, que recibió el apodo de ‘Slowhand’ (Mano lenta), lo que volvió a ponerse en evidencia durante el encuentro anunciado.
Postura más activa
¿Qué prioridades tiene Rusia en el ámbito de política exterior? Aunque no se planteó tareas absolutamente nuevas, Putin exhortó a los diplomáticos a ejercer más influencia en los aspectos que afectan los intereses de Rusia aplicando la llamada política de “fuerza blanda” para promover la postura rusa.
Los líderes de países como EEUU y China también destacan la importancia de la fuerza blanda. Parece que las relaciones internacionales se van desplazando cada vez más no tanto hacia la lucha o confrontación de las economías o carrera armamentística sino hacia la interacción de las culturas y sistemas de valores.
No se trata de encontrar un sistema de valores que convenga a todos. Al contrario, el mundo regresa a una época remota, la de antes de las guerras coloniales, cuando la diversidad de culturas y estilos de vida era considerada como norma general. La comunidad internacional, que no se ha acostumbrado a esta situación, experimenta dificultades a la hora de superar su mentalidad que es, de hecho, totalitaria.
En todo caso, las declaraciones de Putin al resaltar esta idea evidencian que Rusia planea promover más activamente el idioma y cultura rusa en la arena internacional, y esa es una de las tareas prioritarias de su política exterior. Este proceso fue denominado como “aplicación de nuevas tecnologías”.
Pero ¿cómo se prevé realizarlo? Es posible que se planee desarrollar una cooperación más activa entre las sociedades civiles, aunque la diplomacia tradicional seguirá desempeñando un papel importante en las relaciones internacionales.
Se mencionó también que los consulados de Rusia en los países extranjeros deben proporcionar el apoyo a los ciudadanos rusos durante las veinticuatro horas, pero esto no está previsto en las misiones diplomáticas. Cabe precisar que el trabajo consular se distingue del trabajo diplomático, aunque ambos están bajo el control del mismo Ministerio de Asuntos Exteriores. De hecho, los funcionarios de los consulados hoy por hoy no disponen de recursos necesarios para trabajar en el anunciado régimen de veinticuatro horas. Pero es posible que este problema sea resuelto en el futuro.
Al fin y al cabo, el presidente ruso anunció que los diplomáticos no deben “observar pasivamente los acontecimientos”. Quizás estuviese recordando el período de las revueltas en el mundo árabe, cuando nadie podía entender lo que pasaba.
Los diplomáticos estadounidenses, que decidieron rápidamente apoyar todo lo que se pareciese a unas revoluciones, ahora son criticados en EEUU.
Los diplomáticos rusos, al contrario, decidieron no hacer nada al inicio para observar el desarrollo de los acontecimientos. ¿Tampoco fue oportuno?
El mundo sin líderes “no es feliz”
Es posible que los temas más interesantes abordados por Putin en su discurso pronunciado en el Ministerio de Asuntos Exteriores estén relacionados al “déficit de nuevos modelos de desarrollo” del mundo, que pasa por una fuerte erosión del liderazgo de las locomotoras económicas tradicionales, como EEUU, la UE y Japón. Putin, y no solo él, afirma que este déficit “frena la dinámica del desarrollo global”.
No dudo de que mis colegas que analicen el reciente discurso del presidente ruso habrán observado que Putin considera prioritaria la cooperación de Rusia con China, mientras que habla sobre el desarrollo de las relaciones con la UE y con EEUU después de mencionar la América Latina.
Pero así es la realidad. China es el principal socio comercial de Rusia, mientras que Alemania solo ocupa el segundo puesto en esa lista. El desarrollo de cooperación con China es también de suma importancia para la UE, que espera que el gigante asiático pueda salvar a Europa de la crisis.
Sin embargo, tanto el propio mandatario ruso como la mayoría de los representantes de la élite política rusa siguen orientándose a Europa. De ahí la mencionada “erosión del liderazgo” y el debilitamiento de Occidente, que no alegra a Rusia.
La política exterior de Rusia no cambia
Los encuentros del presidente con los embajadores y representantes permanentes de Rusia en el extranjero se celebran cada dos años desde 2002. La parte privada de estas reuniones es la más interesante, cuando los embajadores presentan sus informes y propuestas al presidente.
En todo caso, sería extraño esperar que se produzcan sobresaltos durante esta reunión si hace varios meses Putin presentó su visión de la política exterior de Rusia en dos artículos publicados en el marco de su campaña presidencial.
La idea principal de la ‘doctrina de Putin’ consiste en que Rusia prioriza el desarrollo de la cooperación “fiable y responsable” con las potencias principales.
Ahora Putin confirmó estas prioridades al declarar que la política exterior de Rusia “refleja el papel único de nuestro país en asuntos internacionales y el desarrollo de una civilización que se ha formado durante siglos”, pero que “no tiene nada que ver con el aislacionismo o la confrontación y prevé la integración en los procesos globales”.
Sería extraño si el presidente de Rusia o de cualquier otro país propusiera a su Ministerio de Asuntos Exteriores a aplicar una política exterior esencialmente nueva cada dos años. Es imposible, incluso en la época de cambios globales. Esta vez tampoco sucedió.
Fuente: http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120711/154322661.html