Por Kurt Nimmo
Como hemos documentado, las llamadas revoluciones populares difundiéndose por todo el Medio Oriente fueron eventos orquestados asuntos desatados por los globalistas, sus ONGs, y agencias del gobierno estadounidense.
«Lo que sucedió en Georgia con la Revolución de las Rosas y la Revolución Naranja en Ucrania en 2003-2004 fue parte de una estrategia a largo plazo orquestada por el Pentágono, el Departamento de Estado y varias organizaciones no gubernamentales financiadas por Estados Unidos, como la Freedom House y la National Endowment for Democracy para generar cambios de régimen pro-OTAN en las regiones de la antigua Unión Soviética y, literalmente, cercar a Rusia», señaló el autor e investigador William Engdahl a Russia Today en enero.
«Lo que está ocurriendo en Medio Oriente con la Revolución del Jazmín en Túnez que vimos hace unos días, y ahora en Egipto con Mubarak en sus 80 años, y, obviamente, es un régimen que no es precisamente el más estable, tenemos una crisis alimentaria desarrollándose como telón de fondo y el FMI va y dice a esos países que eliminen sus subsidios estatales a los alimentos por lo que tienes, por supuesto, un explosivo trasfondo de descontento popular. En medio de lo cual tienes a estas ONGs, como Freedom House, entrenando a activistas y sindicatos y a otras organizaciones para exigir democracia, demandar derechos humanos y así sucesivamente», agregó.
Incluso miembros de Naciones Unidas han acusado a Freedom House de ser una fachada de la CIA que apoya a terroristas.
El jueves, el Secretario de Defensa, Robert Gates instruyó a los militares para deponer el líder sirio, Bashar al-Assad, y «permitir una revolución».
«Acabo de llegar de Egipto, donde el ejército egipcio se mantuvo al margen y permitió a la gente demostrarse y de hecho permitir una revolución. Los sirios podrían aprender una lección de aquello», agregó Gates.
A pesar de que Assad es ciertamente un dictador hereditario, es también uno de los líderes más populares en el mundo árabe, según una encuesta de CNN en árabe realizada en 2009. Si tú siguieras a los medios corporativos en Estados Unidos, sin embargo, podrías pensar que Assad es tan vilipendiado como Mubarak en Egipto.
Activistas de Internet y organizadores en el mundo académico han financiado con más medio millar de millones de dólares a través del Departamento de Estado al programa Middle East Partenership Initiative para derrocar a las obsoletas dictaduras obsoletas de Medio Oriente.
Los comentarios de Gates revelan que Siria será el próximo dominó en caer. Los globalistas están explotando las difíciles condiciones económicas y sociales de Siria, incluyendo el alto desempleo, el alza de precios en los alimentos, las restricciones a la libertad personal, y la corrupción endémica.
Gates no se molestó en mencionar que los egipcios no podrán protestar contra su nuevo gobierno. El miércoles, el gabinete egipcio aprobó un decreto que prohíbe las huelgas, protestas, manifestaciones y motines que paralicen empresas de propiedad estatal o privada, o que afecten a la economía de alguna manera.
El nuevo Gobierno egipcio es una criatura del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas del encabezado por el mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, quien se desempeñó como ministro de Defensa de Mubarak durante dos décadas. El ejército es controlado por la élite egipcia y desde entonces los globalistas orquestan revoluciones de color en todo el vecindario.
Con el fin de descabezar las demandas de Gates y los globalistas, Assad se comprometió el jueves a reformas sin precedentes en su estado con el Baaz como partido único. Las reformas por etapas, sin embargo, no serán aceptables para la elite global y el establishment político de Estados Unidos.
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Original en: Infowars