Una mujer blanca… Reflexión

Una mujer blanca de unos 50 y tantos años llego al asiento que le tocaba en un avión que iba lleno de pasajeros e inmediatamente se negó a sentarse.

Junto al asiento se encontraba sentado un hombre de raza negra. Disgustada, la mujer inmediatamente llamo a la azafata y le demando otro asiento.

La mujer dijo “yo no puedo sentarme junto a un hombre negro.”

La azafata le contesto :

Permítame ver si hay otro asiento disponible.  Después de comprobar, la azafata regreso y le dijo a la mujer:

Señora, no hay otro asiento disponible en clase económica, pero revisare con el capitán para verificar si existe algún asiento disponible en primera clase.”

10 minutos después, la azafata regreso y dijo.

El capitán me ha confirmado que no hay asientos disponibles en clase económica pero hay uno en primera clase.

Es nuestra política en la empresa nunca cambiar a una persona de clase económica a primera clase, pero viendo que podría resultar en un escándalo forzar a alguien a sentarse junto a una persona que no le es agradable, el capitán estuvo de acuerdo en hacer el cambio a primera clase.

Antes de que la mujer pudiera decir algo, la azafata se dirigió al hombre de raza negra y le dijo:

“Señor, si fuera usted tan amable de tomar sus artículos personales, queremos moverlo a un asiento mas confortable en primera clase ya que el capitán no quiere que usted este sentado junto a una persona desagradable.”

Los pasajeros en los asientos cercanos comenzaron a aplaudir mientras algunos ovacionaban de pie la atinada reacción del capitán y la azafata.

Fuente:  Marianela Aguirre

3 comentarios en “Una mujer blanca… Reflexión

  1. Si el progreso ha llevado hasta esto, es decir, las primeras desclasificaciones por el color de la piel ¿significa que una «raza» auténticamente evolucionada rechazará ya definitivamente a todos los que sean «distintos» y «no-guapos» o «viejos» o «con defectos»?
    Bien, entonces ¿qué será de aquellos que descubran un buen día u otro por declaraciones forzosas de las comunicaciones ortodoxas, que nuestra auténtica raíz-madre ni siquiera es «humana», y que lleva tantos por cientos de aquí y de allí hasta configurar lo que ahora se ha llamado «razas humanas»?
    No quiero ni pensarlo… ¿o sí…? A mí me divierte pero a muchos de piel distinta, no.

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