WASHINGTON, 30 ago (IPS) – Con el deterioro permanente de la seguridad en el este de la República Democrática del Congo (RDC), desde la última rebelión armada iniciada en abril, activistas insisten en reclamar una intervención militar extranjera.
«La idea de una fuerza internacional nos dividió, pero decidimos que sí se necesita un contingente militar en la región», dijo desde Kinshasa el coordinador nacional de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, Baudoin Hamuli Kabarhuza, a un panel de discusión sobre el tema realizado el miércoles 29 en la capital de Estados Unidos.
Kabarhuza remarcó que la fuerza debería ser internacional y auspiciada por la Unión Africana (UA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El asunto también es objeto de debate en el gobierno de Estados Unidos.
«¿Hay solución militar al problema? ¿Podemos lograr un cambio en el terreno con una fuerza militar e incidir en el resultado político?», preguntó Steven Koutsis, director de la oficina de asuntos de África central del Departamento de Estado (cancillería).
Desde abril, el este de la RDC es arrasado por diversos grupos armados que atacan principalmente a las poblaciones civiles, aprovechando la debilidad de las fuerzas de seguridad congoleñas, afectadas por múltiples deserciones en sus filas.
Uno de esos grupos, el M23, acusa a Kinshasa de violar el acuerdo de paz con Ruanda de 2009.
El M23 recibe apoyo directo del gobierno ruandés, según diversos informes, incluyendo uno divulgado por la ONU en junio.
Actualmente existe un cese del fuego tácito entre el M23 y el gobierno de la RDC, pero no hay un acuerdo escrito ni tampoco nadie que lo supervise.
Mientras, según Koutsis, «ambas partes refuerzan sus posiciones, y si por algún motivo fracasa el alto al fuego, el uso de la fuerza militar será mucho más violento de lo que hemos visto hasta ahora».
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 470.000 congoleños han abandonado sus hogares desde abril.
La alta comisionada Navi Pillay mencionó el miércoles la «pura perversidad» de la violencia para alertar: «En algunos casos, los ataques contra civiles pueden constituir delitos contra la humanidad».
¿La fuerza con mayor capacidad?
La ONU ya tiene un contingente militar en la RDC: la Monusco, con 18.000 efectivos. Pero esa «misión de estabilización» ha sido muy criticada por su incapacidad para garantizar la seguridad de la población civil.
Otra vez estamos frente a una crisis humanitaria fundamental en el este de la RDC, y la comunidad internacional, y en especial la Monusco, no han tomado medidas esenciales para ponerle fin, dijo al panel de discusión Mark Schneider, vicepresidente del Grupo Internacional de Crisis.
«Creemos que, a menos que haya una disposición manifiesta de la Monusco para hacer uso de la fuerza de forma más enérgica en el marco de su mandato, es muy poco probable que se obtenga el respaldo político necesario», arguyó.
Aunque hay discrepancias sobre el alcance del mandato de la Monusco y, por lo tanto, hasta qué punto es capaz de confrontar de forma unilateral a los grupos armados de la RDC, para Schneider el asunto es muy claro.
«Existe una amplia autorización para que la Monusco tenga como máxima prioridad la protección de civiles. No es una acción ofensiva, sino más bien para proteger a los civiles», alegó.
La «Monusco es una fuerza militar competente si se le indica cómo llevar a cabo la misión. Pero en la RDC, la gente no puede comprender por qué la fuerza militar con mayor capacidad del país no está dispuesta a usar su poderío para implementar su mandato», añadió.
El representante del secretario general de la ONU para la RDC, Roger Meece, subrayó el miércoles en el Consejo de Seguridad la prioridad que pone la Monusco en la población civil.
Pero también señaló que «el deterioro de la seguridad en general» en zonas del este de la RDC es «extremadamente alarmante».
Paz duradera
El Consejo de Seguridad de la ONU fue convocado para discutir el continuo apoyo del gobierno de Ruanda a ciertos grupos armados que operan en el este de la RDC.
Kabarhuza insistió en que Washington debía tener un papel más activo en la RDC, considerando la relación especial que mantiene con el gobierno de Ruanda.
En las últimas dos décadas, Estados Unidos ha brindado un importante apoyo financiero al gobierno ruandés. Además, aporta más de un cuarto del presupuesto de la Monusco.
La comunidad internacional debe hablar con los vecinos de la RDC, según Kabarhuza. Al mismo tiempo, Estados Unidos tiene un papel importante que desempeñar en la región, pues goza de buenas relaciones con Kinshasa y con los gobiernos de Ruanda y de Uganda.
«Estamos hartos de guerra y hartos de sufrimiento. Es hora de que la comunidad internacional apoye una paz duradera aquí», afirmó.
Washington fue claro respecto de ayudar al gobierno congoleño a combatir al Ejército de Resistencia del Señor, que opera en cuatro países de África central.
Pero según Kabarhuza, las autoridades estadounidenses no «han dicho nada» sobre los grupos armados que avivan la violencia en la RDC, en especial las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, vinculadas al genocidio ruandés de 1994 contra la minoría tutsi.
Tras los rumores de que Estados Unidos había tratado de demorar la publicación del informe de junio de la ONU por las críticas al continuo apoyo que el gobierno de Ruanda da a grupos armados en el este de la RDC, Washington, de hecho, retuvo unos 200.000 dólares correspondientes a Kigali.
Pero Koutsis, del Departamento de Estado, se mostró frustrado el miércoles por la incapacidad demostrada hasta ahora por Washington para incidir de forma significativa sobre Kigali.
«¿Qué haces cuando tienes un socio y hace algo que está totalmente en contra de nuestros intereses o de los de nuestros socios y sus vecinos?», preguntó. ¿Cómo convences a ese país de cambiar su política?, prosiguió.
«Sí, hemos hecho duras declaraciones y tomado algunas medidas contra Ruanda, pero necesitamos tratar de convencerlo de que a la larga no le conviene seguir» apoyando al M23, concluyó Koutsis.
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