Una persona que padece migraña porque percibe el leve olor de la lavandina usada para limpiar el piso días antes, alguien que escucha sonidos que sólo los animales alcanzan a captar. No se trata de superhéroes, sino de individuos que poseen una condición “absoluta” en alguno de sus cinco sentidos.

¿Qué son los umbrales absolutos?

En términos de física, la energía que llega a un determinado receptor debe ser lo suficientemente fuerte como para producir un efecto. El umbral absoluto es la mínima intensidad de energía que se necesita para provocar una sensación en una persona. Es decir, es lo más bajo que puede ser un estímulo para que el individuo lo perciba.

Sin embargo, no todas las personas presentan el mismo umbral absoluto; es decir que, por ejemplo, puede suceder que una persona perciba la pizca ínfima de vainilla que hay en una jarra de té y otra no pueda apreciar el mismo olor.

Clasificación de los umbrales absolutos

La ciencia ha establecido una clasificación de los umbrales absolutos humanos por cada sentido. Así, al gusto corresponde la percepción de 1 gramo de sal en 500 litros de agua; al olfato, una gota de perfume expandida por un departamento con 3 habtiaciones; con respecto al tacto, el umbral alcanza al roce que produce el ala de una abeja al caer en la mejilla desde 1 centímetro de altura; por su parte, el oído llegaría a percibir el tictac de un reloj a 6 metros de distancia en un entorno muy silencioso; y la vista, podría descubrir la llama de una vela a 50 metros de distancia bajo un cielo nocturno despejado.