«En todas las sociedades las mujeres dan a luz, pero este hecho no merece siempre idéntico reconocimiento»
Si nos remitimos a la antropología y a los datos etnográficos, encontraremos culturas diferentes en donde los niños no son representados ni tratados como seres dulces, inocentes y tiernos; ni las mujeres están asociadas necesariamente con la maternidad y solícitas y amorosas guardianas del hogar que la ideología capitalista moderna ha diseñado como el único válido para todas las mujeres y todas las familias.
Un profesor tuareg, en su estancia en Francia, cuenta: «Asistí un día en Montpellier a un espectáculo sorprendente: pasé el día con una madre y su bebé. Jamás había presenciado tanto ceremonial por un niño pequeño. Pañales perfumados, comidas a horas exactas, puntillosísimo equilibrio alimentario. Al menor gemido, su madre lo tomaba en brazos. Todo el santo día en un estado de febrilidad, inquietud y tensiones casi expansivas. Al final del día la madre no podía con su alma. ¿Cómo un ser tan pequeño puede desparramarse hasta convertirse en objeto de tantas preocupaciones? Entre los nómadas, desde que cumplen siete años, los niños son considerados seres responsables.Esta es la razón por la que todos los niños nómadas han tocado alguna vez el fuego con sus manos y han dormido sin mantas una noche de invierno.»
Entre los datos etnográficos, sólo en una misma isla, Nueva Guinea, se pueden encontrar diversos casos, muy diferentes entre sí:
Los Iatmil, tratan al niño casi como si fuese un adulto. Pasadas unas pocas semanas desde el nacimiento, la madre ya no lo alza y transporta con ella, sino que lo coloca sobre un taburete alto a bastante distancia, dejándole llorar bastante antes de alimentarlo.
Entre los Mundugumor, los niños son transportados en bolsas ásperas sobre los hombros de la madre. Las madres amamantan de pie, apartando al bebé tan pronto consideran que han mamado bastante.
De acuerdo con la antropóloga Henrietta Moore,
En algunas poblaciones de Africa,una pareja estéril puede acordar un pago con una mujer fecunda para que el hombre mantenga relaciones pos parto y se convierta en el padre legal de la criatura. Otro ejemplo es la población yoruba de Nigeria, las parejas de mujeres practican la procreación asistida para concebir niños que tendrán a una mujer por padre legal y a otra mujer por madre biológica. El niño conoce siempre a sus progenitores biológicos sin causarle ningún conflicto.
Por eso, desde la antropología no hay relación entre el vínculo consanguíneo con el término de parentesco. No se puede dar por sentado que el parentesco se base en la biología, ni que crea atributos o vínculos sociales y culturales especiales.
«cuando un espíritu niño penetra en ella y se mezcla con su sangre menstrual. Por lo tanto, el niño se concibe sin la intervención directa del padre. Éste desempeña un papel indirecto, pues abre el camino al espíritu niño y sobre todo, después de la concepción del niño, alimenta al feto con su esperma y modela la forma.
En cambio, si tomamos el ejemplo de una sociedad fuertemente patrilineal, como la de los baruya de Nueva Guinea, el niño nace del esperma del hombre que produce los huesos y la carne del embrión y lo alimenta después. Sin embargo, es el sol, concebido como el padre de todos los baruya, quien termina de conformar al niño en el vientre de la madre»
Los baruya invisibilizan así la importancia de las mujeres en la reproducción.
En «Masculino y femenino» Margaret Mead plantea: «Aunque las mujeres, de hecho, puedan dedicar sólo la mita de su vida a la crianza o un tercio en las sociedades más longevas, la mayoría de las sociedades insisten en realzar este aspecto de la feminidad como el más significativo. En muchas sociedades, las jóvenes antes de la pubertad y después de la menopausia, son tratadas casi como hombres. Una sociedad que no define a la mujer como esencialmente destinada a traer niños al mundo tiene muchas menos dificultades para derribar tabúes o barreras sociales.»
Mead, de hecho, subraya la gran influencia del aprendizaje sobre la reproducción y la maternidad, y demuestra que una mujer puede incluso ser enseñada a no querer ser madre:
«El pequeño varón comprende que tiene el poder de explorar, construir, luchar… La niña comprende su potencial para amamantar, llevar en brazos, cuidar un niño… Para escapar de la lógica de los «pechos que darán leche» hay que llegar a formas de aprendizaje cultural más sofisticadas. Las chicas pueden ser formadas en un medio donde cada una de ellas desee ser un muchacho y rechace ser una chica; y pueden ser formadas para que ser mujer y tener un hijo sea sinónimo de tener el propio cuerpo invadido, deformado y destruido.»
«Las mujeres en nuestra sociedad han aprendido que el matrimonio y la maternidad se dan conjuntamente y que evitar la maternidad significa evitar responsabilidad.»
«Como tío, estará en situación de formas un rebaño, igual que un hombre, y recibirá su parte del ganado como dote, como precio por la boda de sus sobrinas. Con los frutos de su industria podrá pagar una o varias esposas. Sus esposas la sirven, trabajan para ella, la honran, les respetan como a un marido.»
«La maternidad es tanto un hecho social como un hecho biológico y no hay nada en el mismo acto biológico que explique el encadenamiento ineluctable que, a través del instinto materno, asigna a la mujer las tareas domésticas y un estatus de subordinación.»
Nancy Sheperd-Hughes, en «Muerte sin llanto» argumenta:
«Tal vez haya un terreno intermedio entre estas dos perspectivas extremas del amor materno, y los teóricos de la ausencia de amor. Entre estos extremos está la realidad asentada en realidades históricas y culturales concretas y limitada por diferentes constreñimientos económicos, políticos y demográficos»
Esta autora analizó las condiciones de pobreza extrema bajo las que las mujeres del nordeste de Brasil se veían obligadas a dejar morir a sus hijos más débiles, con tal de que sobrevivieran los más fuertes.
«No estoy diciendo que el amor materno sea deficiente o ausente en esta comunidad. Intento mostrar cómo el contexto económico, político y cultural da forma a las emociones. Este análisis puede ser entendido como una «economía política» de las emociones»
Fuentes:
http://www.debatefeminista.com/PDF/Articulos/desarm956.pdf
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/1902289/Curiosidades-culturales-I-_crianza_.html
Nancy Sheperd-Hughes, «Muerte sin llanto»
Margaret Mead, «Masculino y femenino»
me fascino lo ilustrativo del articulo….
estoy de acuerdo que el «concepto» cultural de MADRE es una imposicion social.-
no todas las mujeres tiene que sentirse moralmente obligadas a ser madres.-
y aunque es inevitable para mi persona.. separar el concepto de lo religioso, (soy catolico…)… se tiene respetar la «orientacion de la persona».-
no todos nacen para ser padres o madres.-
y un niño no es un juguete, NI UN EXPERIMENTO.-
muy buen articulo, lo repito.-
profesor J
La maternidad es un hecho singular en la vida de toda mujer y de mucha responsabilidad Profesor, porque además no hay libros ni recetas, por lo que hacerlo bien significa asumir esa decisión en consciencia.
En mi caso tuve que mentirle al pediatra, lo que me llevó tiempo y encontarle la vuelta sin causar dolor, otra no opción tenía porque lo más dificil es destetarlos…pero con creatividad todo es posible y no deja secuelas en las criaturas.
Creo que es peor no amamantarlos, porque el alimento incluye el amor que sólo una mamá puede brindar y en esa etapa es muy importante el vínculo, se pierden tiempos de las madres pero se gana en salud de los niños, justamente en tiempos dónde deben aprender de todo en poco tiempo.
Quien no pueda hacerlo bien hasta es mejor que no sean madres.
Un abz.-
Este artículo rezuma la esencia de la venenosa filosofía de género propugnada por anormales como Margaret Sanger y Simone de Beauvoir (véanse sus atormentadas biografías) y también por Margaret Mead que fue desenmascarada como antropóloga cuando le descubrieron todas las mentiras que se había inventado en uno de sus libros.
Negar el instinto materno que se da en TODAS las culturas (las feministas tienen que rebuscar con lupa para encontrar algunas excepciones) es negar lo evidente y no merece la pena discutirse. No nos han dicho que el amor materno que se da en todos los animales es también un fenómeno cultural.
Lo que se pretende es desfeminizar a la mujer y así consumar el suicidio de esta sociedad.
Estimado Salvador Freixedo:
Comprendo perfectamente lo que quiere decir.
Cuando leí el artículo pensé que sin duda sería un buen tema que invitaba a pensar.
Por una parte es cierto que el artículo pretende desvincular conceptos que tradicionalmente se consideran unidos femineidad y maternidad.
Esto puede hacer pensar, que efectivamente se pretende dar un nuevo paso en la destrucción de lo que ha venido siendo la familia tradicional.
Es cierto que el término familia y sus leyes han cambiado y mucho.
También se ha mencionado en este blog, el ataque a la estructura familiar y social para desvincular al individuo de todo aquello que le definía y sobre todo que defendía y asumía como suyo. Su religión, Su país, Los reyes gobernantes, y sobre todo su familia y sus costumbres.
Caminamos hacía una sociedad global, donde pretenden que perdamos todas las antiguas ataduras y filiaciones.
Para conseguir esto, la élite mundial siempre ha defendido y propiciado una serie de alternativas como la liberación de la mujer, su derecho al trabajo, su libertad sexual, y también su libertad a la hora de ser o no ser madre.
¿Quiere decir esto, qué debemos negar a las mujeres todo, porque se está propiciando con un fin oscuro que atenta a la sociedad?
Si hacemos esto ¿No estaríamos haciendo lo mismo que ellos?
A mí me parece, que las mujeres son perfectamente capaces de saber qué hacer con sus vidas.
Conozco a mujeres que eligieron la maternidad como centro de sus vidas. Conozco a otras que decidieron buscar otra alternativa. También están las que no pudieron tener hijos y se sienten fracasadas o las que se arrepienten de haber dado su vida por unos hijos que se olvidaron de su madre.
En todos los casos estas mujeres me parecen muy femeninas.
Algunos lectores del blog, me preguntaron, qué había que hacer, cuál era el camino. Defendían que era necesario actuar para cambiar una sociedad, un partido, una ley o unas ideas.
Yo siempre he dicho, mi parecer, que no es mío sino de mis ideas.
Para cambiar la realidad hay que cambiarse primero uno mismo.
Si ves a las mujeres atractivas, inteligentes y dignas de confianza entonces no habrá que temer nada.
Si ves a las mujeres como un peligro que amenaza una sociedad entonces la realidad será muy distinta.
Hombres y mujeres somos y seremos objeto de manipulación mediática.
Pero lo curioso de todo esto, es que según mis creencias, todos nosotros, hemos sido hombres y mujeres durante muchas vidas.
El género es como el ying y el yang un complemento del todo.
Creo que como dijo Jesús, el objetivo de nuestras vidas no debe ser salvar sociedades, ni siquiera filosofías, el objetivo de todos es salvarnos nosotros.
Salvarnos de nosotros mismos, de las sociedades, ideas, políticas….
Salvarnos encontrando de verdad nuestra esencia, nuestro espíritu, nuestra realidad.
D. Salvador es un auténtico placer y honor contar con su presencia y escuchar sus palabras.
Gracias Maestro por su explicación.
Sinceramente algo he leído al respecto de vidas pasadas, y puede ser cierto, no lo sé con certeza sinceramente.
En mi caso personal sé que lo importante es lo que «seamos hoy» y nunca como en estos tiempos necesitamos los mejores hombres y las mejores mujeres que cuiden lo más sagrado que tenemos y justamente son nuestras diferencias totalmente complementarias.
Un abrazo.-
Matices:
Interesante artículo. Es antropología lo que trata, no Filosofía.
El instinto maternal no se dá en todos los animales. Hay numerosos casos en los que el macho es el que se ocupa de la prole. Y en algunos casos ( el pájaro cuco ) ninguno de los dos progenitores se ocupa de la descendencia.
El único imperativo biológico universal es » sobrevivir y prevalecer «. Lo demás, casi siempre es producto cultural o ambiental.
Del mismo modo que la masculinidad no reside ( o se reduce ) en la capacidad para inseminar, la feminidad no reside ( o se reduce ) en la capacidad para concebir.
Un saludo.
Y tal vez ahí si José algo tenga que ver con sus vidas pasadas, no lo sé, porque aún mis animales todas fueron madrazas y amamantaron a sus cachorritos..una se murió, en realidad la pisaron cuando dormía, porque lo hacía en la calle, a los 45 días exactos y quedaron sus hijos muy perdidos… intentamos reemplazarla pero algunos enfermaron y tuvimos que curarlos, y no todos pudieron vivir.
Un abrazo.-
Me ha impresionado la ausencia de «algo», tanto en el artículo – que me ha parecido terrible- como en el resto de los comentarios – casi todos mucho mejores que el artículo. Ese «algo» es el bebé. ¿De verdad puede alquien pensar que el afecto que una madre ofrece a su bebé no es importante, y que no va a determinar su propio carácter? (Incluso aunque ese hijo no sea «natural», pero sea tratado como tal). Todos (adultos incluídos) necesitamos de alquien en quien apoyarnos en momentos difíciles. Esto es especialmente importante en nuestros primeros años de vida. Puede ser que existan esas sociedades para las que los niños sean «cosas», a veces incluso molestas. Creo que las madres tradicionales, esas que están ahí, siempre pendientes de sus hijos, les están proporcionando afecto, tranquilidad, seguridad…¿Cómo será una sociedad de bebés probeta, todos iguales, sin madres que les amamantren y les arrullen y acaricien, que les cojan en brazos cuando se caen y les tranquilicen por las noches, y les lean cuentos antes de irse a dormir…? Mis padres se ocuparon de mi desde que nací; me dieron amor y cariño, inluso cuando no lo merecía. Y por eso creo que nunca cambiaría mi infancia por la que ofrecen esas madres que no quieren a sus bebes… La maternidad (¡y la paternidad!) no es una carga; es un don que debemos mimar y cuidar. Es lo más bonito que puede pasarle a una persona. Tienes un ser maravilloso, cuyo desarrolo como persona dependerá del amor que haya recibido en los primeros años de su vida,
Gracias María muy lindo tu comentario, pero sólo pue comprenderlo quien amo a su bebe y a los niños en general.
Nada casualmente las «madres indígenas», amamantaban a sus niños hasta los siete años, actualmente quien no coloque en poco tiempo a su hijo en un «centro escolar», o en una tercera persona que cobra un sueldo por eso, es un antiguo y fuera de tiempo, y en casos más influídos por la propaganda ..quien pasa tiempo «esos meses claves» con sus niños estará creando chicos dependientes y es «todo lo contrario».
La seguridad y el amor durante los siete primeros años de vida hace adultos felices e independientes.
No hay alimento que sea mejor o reemplace a la «leche materna»
La naturaleza es «sabia», amor y alimento es el verdaero alimento que deben recibir todos los niños.
Hay un mantra establecido entre «calidad y cantidad», pero no es correcto en este caso, porque la cantidad se reemplaza con «regalos materiales generado por la culpa de no estar»
Nada material reemplaza a lo «natural y Espiritual».
Un saludo.-
Hola maria.
Supongo que no se hace referencia a ello en los comentarios precisamente por que el enfoque del artículo no va por ahí.
Los bebés y los niños necesitan afecto, es evidente. Pero no únicamente de sus madres, sino en general. Más los niños que los bebés.
Pero el artículo trataba sobre si la maternidad es un imperativo biológico o una elección cultural, en referencia a la mujer. Tal vez por eso no se habla de los niños, no por que no sean importantes.
Un saludo.
Gracias José tal vez nos fuimos de tema con maría, pero de esto no habla mucho, y bueno queda para alguna mamá y también papá, a pesar de no participar del amamantamineto deben ayudar en la crianza, bueno es lo ideal.
Un abrazo.-
Es a mi a quien corresponde dar las gracias a Jose. Tienes razón. He desviado el tema porque he pensado en cómo se está tergiversando el problema de la maternidad. Para mi ser madre es lo mas grandioso que me ha ocurrido y me sorprende (soy humana y, como tal, sujeta a mi propia percepción del mundo) que muchas mujeres no se den cuenta del papel tan grande que cumplen siendo madres, madres que quieren que sus bebés lleguen a ser algún dia grandes personas, que amen la vida y que amen a sus semejantes. Pero, ciertamente, me salí del tema. Centrándome en él, creo que la maternidad es un imperativo biológico, no una elección cultural, en referencia a la mujer. Pero no hablo desde un punto de vista científico, sino personal. Por eso, mi valoración sobra. Pido disculpas a todos.
Nada que disculpar.
La maternidad en el sentido de perpetuar la especie, es un imperativo biológico. La forma en que se efectua ésta ( la perpetuación de la especie ) es lo que difiere cultural o ambientalmente.
Los mamíferos necesitan una atención postparto ya que precisan de una madre para mamar, pero los reptiles por ejemplo son autónomos desde que rompen el huevo. Mamá tortuga no se preocupa en exceso de sus crias por ejemplo.
A nivel humano lo que distingue las diferentes formas de maternidad, es más bien la crianza de los hijos, no si su concepción es más o menos instintiva.
Un saludo.