Cooperativas centroamericanas piden incidir en política ambiental Por Edgardo Ayala

SAN SALVADOR, 1 dic (IPS) – Dos cosas quiere Brenda Salazar en la vida: una provechosa cosecha de cacao orgánico, que la cooperativa de la cual es parte cultiva en el norte de Nicaragua, y que los gobiernos centroamericanos escuchen y retomen las propuestas de campesinos organizados para afrontar el cambio climático.

“Estamos sintiendo ya los efectos del cambio climático y es importante que se escuchen nuestras propuestas”, dijo a IPS la nicaragüense Salazar, participante en el foro Construyendo una Estrategia Regional de Adaptación al Clima desde el Sector Campesino Agroforestal, celebrado del 28 al 30 de noviembre en San Salvador.

Al foro llegaron delegaciones de cooperativas y asociaciones agrícolas y forestales de América Central y República Dominicana para discutir una agenda regional que aglutine los lineamientos para afrontar los impactos del cambio climático, además de aprender a manejar sosteniblemente los recursos naturales para evitar que estos se sigan degradando.

Con los lineamientos planteados por los cooperativistas se pretende incidir nacional y regionalmente.

La agenda establece la elaboración de una ley regional que defina los mecanismos que los estados implementarán para adecuarse y mitigar la variabilidad del clima. Esa legislación ofrecería, entre otros aspectos, incentivos económicos y exención de impuestos a aquellas actividades enfocadas en aliviar los impactos del cambio climático.

También busca crear líneas de créditos blandos y solidarios para las prácticas agropecuarias y el manejo forestal amigable, y fortalecer los conocimientos técnicos de los habitantes de las comunidades, así como incentivar la transferencia tecnológica en materia ambiental.

Otro aspecto que recogería una ley regional sería la implementación de programas de alertas tempranas para el sector campesino, a fin de prevenir a las comunidades ante la ocurrencia de fenómenos naturales extremos, utilizando redes de telefonía.

Se plantea la creación de un observatorio climático conectado con otros centros de estudios climáticos regionales y con la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).

Los asistentes al encuentro solicitaron a sus respectivos gobiernos retomar el Programa Estratégico Regional para el Manejo de los Ecosistemas Forestales (Perfor), involucrando en su ejecución a las organizaciones sociales centroamericanas y dominicanas.

“Queremos posicionar esa agenda, buscando que las comunidades locales tengan el verdadero apoyo de sus respectivos gobiernos”, señaló a IPS el presidente de la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria Centroamericana (Acicafoc), Fausto Hernández.

El encuentro, del cual Acicafoc es una de las organizadoras, fue promovido también por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), de Alemania, y la agencia de cooperación alemana GIZ.

Fue la culminación de encuentros nacionales en casi todos los países de la región, gestados a raíz de la preocupación de cooperantes y de los mismos campesinos en torno a los efectos que el cambio climático provoca en el mundo y en particular en América Central.

Laszlo Pancel, de la cooperación alemana para América Central y República Dominicana, encargado del Programa de Reducción de Emisiones de Carbono a causa de la Deforestación de los Bosques Tropicales (Redd, por sus siglas en inglés), dijo que en países como El Salvador la vulnerabilidad es alta debido a la elevada densidad poblacional (295 habitantes por kilómetro cuadrado) y a que los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes.

Un informe de la agencia alemana Germanwatch, que hace un seguimiento de los impactos del clima en el mundo, señaló el 27 de noviembre que El Salvador fue en 2011 el cuarto país más golpeado por el cambio climático, en un listado que encabezan Tailandia, Camboya y Pakistán.

Pancel negó que el foro pretendiera ser un mecanismo para validar el programa Redd, una iniciativa que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del recalentamiento terrestre, pero que ha sido criticada duramente en la región y en el mundo.

Los países suscriptores del programa, generalmente pobres, se comprometen a bajar los niveles de deforestación y a conservar los bosques, para que de esa manera los árboles “capturen” gases como el dióxido de carbono (CO2), el mayor responsable del efecto invernadero.

Las hectáreas conservadas por esas naciones pobres pueden ser convertidas en certificados que son comprados por las industrias de los países ricos en el llamado mercado de carbono.

Pero los críticos del programa dicen que el Redd no es una solución, puesto que incentiva a que los países ricos mantengan sus niveles de consumo de energía y no cumplan sus compromisos para reducir sus emisiones de gases invernaderos.

“El tema Reed es muy politizado y sería una mala señal usar este foro para hacer que ellos piensen que es útil”, señaló Pancel a IPS. “Quien diga que Reed es una solución, es un mentiroso”, sostuvo.

La dominicana Daisy Castillo, de la Asociación de Productores del Bosque Seco, dijo a IPS que los gobiernos de la región frecuentemente se dejan influenciar por instituciones financieras internacionales, pero casi nunca por organizaciones comunitarias que trabajan a favor del ambiente.

“Si los gobiernos no nos hacen caso, no es para que nos quedemos de brazos cruzados, la lucha es para que nuestras propuestas se oigan y se tomen en cuenta”, acotó Castillo.

Su asociación tiene proyectos agrícolas en comunidades ubicadas en las cercanías del Bosque Seco, una zona árida del país que ocupa 25 por ciento del territorio dominicano, localizado en sudeste del país. Allí se produce de una forma sostenible miel, madera y lácteos, y se han edificado reservorios de agua y acueductos.

“Estamos saliendo de la cocina y otras tareas tradicionales para aportar a la lucha contra el cambio climático”, agregó Salazar, socia de la Cooperativa El Nuevo Sol, ubicada en la localidad de Yaoya, en la costa atlántica de Nicaragua, donde tienen cultivadas 40 manzanas de cacao orgánico y promueven la reforestación de especies madereras como caoba y cedro

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=102002

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