WASHINGTON (EFE) — El gobierno de Estados Unidos financió a grupos opositores en Siria, según documentos diplomáticos divulgados por el sitio de internet Wikileaks, publicó el diario The Washington Post.
Entre los programas de asistencia de Estados Unidos a la oposición siria figura el canal de televisión Barada, con sede en Londres, que comenzó sus transmisiones en abril de 2009 y ha intensificado su labor «con la cobertura de las protestas callejeras» que se registran actualmente en Siria.
Esta operación «tiene el propósito de derrocar al gobernante autocrático del país, Bachar al Asad«, según el diario.
Barada TV está estrechamente vinculada al Movimiento por la Justicia y el Desarrollo, una red de exiliados sirios que también trabaja desde Londres.
«Los mensajes diplomáticos reservados de Estados Unidos señalan que el Departamento de Estado ha canalizado hasta seis millones de dólares a este grupo desde 2006 para la operación del canal de televisión por vía satélite y la financiación de otras actividades dentro de Siria», explica el diario.
Los cables revelados por WikiLeaks muestran que el dinero estadounidense para la oposición siria «empezó a fluir bajo el presidente George W. Bush después de que él congeló, de hecho, los vínculos diplomáticos con Damasco en 2005″, añade The Washington Post.
La financiación continuó al menos durante un periodo del mandato del actual presidente, Barack Obama, aún cuando su gobierno ha intentado restaurar las relaciones con Asad y «en enero pasado puso en Damasco un embajador (estadounidense) por primera vez en seis años».
Según el diario, «no queda en claro si el Departamento de Estado sigue financiando a los grupos opositores sirios, aunque los mensajes indican que se asignó dinero para eso al menos hasta septiembre de 2010«.
«Aunque parte del dinero también apoyó programas y a disidentes dentro de Siria, The Washington Post ha decidido que no divulgará ciertos nombres y detalles de los programas a petición del Departamento de Estado, que ha indicado que tales revelaciones podrían poner en peligro la seguridad personal de los receptores», explica el diario.
El Departamento de Estado, por su parte, no hizo comentarios sobre la autenticidad de los mensajes ni respondió a las preguntas sobre la financiación de la estación de televisión Barada.