Los Cinco Mitos Más Repetidos por los Médicos,
que de momento no tienen intención de abandonar, parte II
Mito número 2: Las vacunas previenen enfermedades e incrementan la inmunidad.
El término “inmunización” -que a menudo sustituido por “vacunación”- es falso, hasta tal punto, que muchos insisten en que debe ser impugnado jurídicamente. La investigación médica ha comprobado que la inyección directa de proteínas extrañas y otros materiales tóxicos (metales pesados y venenos como el mercurio) hace que el receptor sea más, no menos, afectado por alguna enfermedad futura. Esto quiere decir que las vacunas hacen lo contrario de inmunizar. Bueno, hay que reconocer que algo si que previenen: Previenen que desarrolles tu inmunidad natural frente a las enfermedades después de una exposición.
Las estimaciones que hacen algunas agencias gubernamentales sobre los problemas de salud que provocan las vacunas, seguramente se queden muy cortas y sea necesario multiplicarlas por 100 o más. Y es que no debemos olvidar que los médicos no están precisamente incentivados a informar todos los efectos secundarios de las vacunas (recuerda que se sacan un dinerito extra por la venta de fármacos).
A pesar de ello los movimientos anti-vacunación y la difusión por Internet de datos hasta ahora ocultos, han hecho que la comunidad médica se ponga en guardia, puesto que por un lado los pacientes comienzan a reivindicar el derecho a estar informados sobre el contenido de las vacunas, mientras que por otro los fabricantes insisten a los facultativos para que convenzan a sus pacientes (o sus padres) de que los riesgos de una vacuna no supera a los beneficios.
Precisamente el balance riesgo/beneficio es un dato que debes tener tener en cuenta a la hora de tomar una decisión sobre las vacunas, ya que contrariamente a la creencia popular y a lo que nos vende el marketing, las enfermedades infantiles en una ciudad desarrollada no son tan peligrosas como nos quieren hacer creer: Si adquieres determinada enfermedad, no quiere decir que te vayas a morir por ella (de hecho, la enfermedad es precisamente el proceso de curación). Hay que tener en cuenta además que la introducción de las vacunas en la población se realizó en un momento de la historia en que las enfermedades más conocidas habían disminuido a un nivel de riesgo muy bajo, hecho que está comprobado científicamente.
En los últimos 200 años los principales avances conseguidos para evitar la enfermedad, han sido: comer comida sana y beber agua saludable…pero no las vacunas (también han contribuido la mejora en el saneamiento, evitar los hacinamientos y las mejoras en las condiciones de vida, causas que se pueden verificar en esta investigación).
Pero, ¿Qué lleva una vacuna? Una no, TODAS las vacunas contienen agentes esterilizantes, neurotoxinas, inmunotoxinas y elementos potencialmente cancerígenos. Veamos algunos de ellos:
- Tenemos elementos como el formaldeído, que es un carcinógeno encontrado en la mayoría de vacunas, neurotoxinas como el glutamato monosódico, potassium chloride,thimerosal, agentes de esterilidad como el Triton X-100, octoxynol-10, polysorbate 80, e inmunotoxinas como la neomycin, monobasic potassium phosphate o sodium deoxycholate solo por mencionar algunos.
¿Acaso crees que es casualidad que cuanto más estudios tienes, menos intención tienes de vacunarte? Precisamente ha salido hace muy poco a la luz un dato de que debería hacernos reflexionar: Solo se vacuna entre el 20-30% de los médicos. Y ya sabrás que con la información correcta, tomarás decisiones correctas.