Salomón estaba en posesión de todas las ciencias infundidas a través de los sabios preceptos y de las enseñanzas de un ángel, al cual pareció estar tan sumiso y obediente que, además del don de sabiduría que le pidiera, obtuvo, y no sin admiración, toda otra suerte de virtudes. Todo lo cual hizo que, llegando Salomón al término de sus días, él mismo estableciese que su hijo Roboam, por sucesión, se hiciera cargo de un testamento que contenía todas las ciencias de las que él usare y disfrutare hasta el día de su muerte. Los Rabinos que, después de él, procuraron guardar celosamente este testamento, nombraron a éste último Las Clavículas de Salomón, nombre con el cual hicieron grabar un libro hecho de cortezas de cedro, y en donde los pentáculos aparecían en caracteres hebreos y sobre planchas de cobre, a fin de poder ser conservados para la posteridad en el templo que el sabio había hecho construir.
Así nacieron las Clavículas de Salomón, una de las obras más perseguidas de la Historia. El mismo Adolf Hitler persiguió este poder dos milenios después, convencido de que con él podría dominar el mundo.
Tal y como relataba el erudito Nicetas Choniates en una de sus obras, aquel que posea el testamento de Salomón se convertirá en el hombre más poderoso sobre la faz de la Tierra. La palabra clavículas, viene a significar «pequeñas claves», y en la portada del libro figuran las dos columnas que había a la entrada del templo. Sin embargo, el ser un objeto tan ansiado, hizo que desde antaño gran número de ocultistas afirmaran poseerlo. Por ello no es extraño encontrarnos en las librerías gran cantidad de libros con esta portada y mismo título, No indica que sean, ni mucho menos, las verdaderas clavículas, sino que son en realidad tratados de magia con poco o ningún fundamento. Aún así, es posible que hasta nuestros días haya llegado algún fragmento de esta fabulosa obra.
En la Biblioteca Nacional de París, puede verse un manuscrito de las clavículas que nada tiene que ver con los ridículos tratados de magia medievales. Es un texto muy denso que habla de la forma de comunicarse con entidades superiores, Una buena parte de su contenido la forman grabados geométricos, que servirían para este tipo de rituales, de la misma forma que los monjes budistas tibetanos utilizan los mandaras para abrir las puertas de otra realidad.Aunque en un principio parezca un absurdo que este texto sea una parte del legado de Salomón, no se convierte en una idea tan falaz si estamos versados en cábala judía. La interpretación de los escritos, según esta antigua tradición, no es nunca literal. Hay que reinterpretar todas las letras, dándole, además, a cada una un valor numérico. Tal es la forma que utilizaban los antiguos cabalistas para encriptar sus textos, y a buen seguro, la que utilizó el rey de los hebreos.
Esto convierte al mencionado manuscrito en todo un desafío, al alcance de aquellos que se atrevan a asumirlo.En honor a la verdad, también existieron otras clavículas que pudieron ser las verdaderas. Pertenecieron al celebre ocultista Eliphas Levi, y después a Stanislas de Guaita. Su destino final fue una subasta en el Hotel Drouot de París en el año 1968. Pero la identidad de su dueño, que pagó una fortuna por ellas, es tan desconocida como su contenido…………..