Una colaboración de Juan Manuel Mas
En nuestra luna de miel, mi mujer y yo fuimos en crucero durante una semana por casi toda Italia, en una de las jornadas del mismo hicimos una excursión de un día a la ciudad de Roma, y cómo no, visitamos la ciudadela del Vaticano.
Lo que vieron nuestros ojos solo era una parte de la inmensa riqueza que posee este estado, las obras de arte que almacenan, por millares, las joyas, los bronces y las miles de estatuas romanas de hace dos mil años e incluso más.
La riqueza del estado Vaticano es incalculable y solo sabemos una pequeña parte de lo que poseen, luego están las acciones, bonos, cuentas en paraísos fiscales y miles de millones de euros y dólares que recaudan de sus cepillos y sus “limosnas” en todo el mundo. Solo con una pequeña parte de lo que poseen se podría aliviar sino erradicar el hambre en el mundo.
Cuando realizamos esta visita nos dimos cuenta del increíble poder que tiene esta “Iglesia” que se supone predica la pobreza, el compartir lo que se tiene y la austeridad, pero no lo hace con el ejemplo, pues alardean de riquezas y de fastuosas construcciones en nombre de “Dios”.
Cuando salí de la Cúpula de San Pedro y después de ver la Capilla Sixtina, me dio en la nariz un olor que en aquel momento no supe identificar, pero que más tarde creí reconocer en el mismo aroma del azufre, como dijo el malogrado Hugo Chávez, ¡Aquí si huele a azufre, mister Papa!. Pues estoy seguro que no hay nada más demoniaco y más terrible que todo el poder que existe en manos de la Santa Madre Iglesia Apostólica Romana, que no tiene nada de Santa, poco de Madre, mucho de sectaria y fanática y sus apóstoles son de todo, menos ejemplo para la humanidad.
El mensaje de Cristo ha sido cambiado y tergiversado por los dirigentes de la Iglesia para que pudieran utilizarlo en beneficio de todos los que montaron este negocio, porque no es más que eso, un gran negocio en el que se lucran muchos chupopteros corruptos con toga roja y negra y sombrerito rojo en la cabeza, predicando una doctrina en nombre de Jesucristo y de “Dios”, pero en la que el verdadero Dios que conocen no es otro que el DINERO.
Me da verdadera risa ver a estos personajes, Obispos, Cardenales y demás élite católica con unas caras de seriedad tremendas, como si fueran los dueños de todo el saber y de toda la verdad, hablando de temas profundos y teológicos cuando en realidad lo único que hacen es interpretar un papel en una farándula tan falsa como rebuscada, haciendo como que son los salvadores de la humanidad y dueños del bien en el mundo, y solo son un atajo de criminales, millonarios que se llenan los bolsillos con el trabajo de millones de “feligreses” a los que engañan con sus falsas promesas de un paraiso en el más allá, de una vida mejor después de esta y de que solo se podrán salvar si “colaboran” con su dinero y con su esfuerzo, mientras ellos se llenan la panza con manjares, palacios, orgías de todo tipo y sueldos fastuosos en sus bolsillos.
Invierten en fábricas de armas y predican la no violencia, invierten en casinos y en holdings de juegos de azar y hablan pestes de los mismos, como digo son los mayores mentirosos de la tierra.
Ellos prohiben el sexo en sus filas porque lo consideran “pecado” pero luego no tienen reparo en abusar de menores en actividades pederastas para “desahogarse” sin ser descubiertos para saciar sus instintos animales, son unos cerdos hipócritas que con sus prohibiciones y sus fanatismos religiosos están dañando a miles de inocentes de por vida, y nadie les para, porque su poder es enorme.
El Papa Ratzinger ha dimitido, que cosa tan extraña la dimisión de un Papa a no ser que hayan tremendas razones por las cuales no haya tenido más remedio que abdicar de su trono, una de ellas puede ser la oficial, cansancio por vejez o la “verdadera” que es que está involucrado en tantos asuntos oscuros que pueden salir a la luz, y saldrán con el tiempo que quiere alejarse de la iglesia para que su impacto en un momento dado, sea menos destructivo para la ya de por sí desacreditada religión católica.
Los casos de pederastia le han pasado factura y otros muchos que no conocemos pero pueden ser igual de terribles o aun peor.
La élite de la iglesia está podrida y si existe un Satanás, está entre sus filas sino es que la dirige, pues no se puede concebir tanta maldad entre tan reducido número de individuos sino hay algo demoniaco que los guíe.
Como digo, el Vaticano huele a azufre y puede que la puerta del infierno esté ahí dentro.
Quiero dejar claro que hablo de la Élite, de los peces gordos de la iglesia, cuya moralidad ha quedado a la altura del betún, de los de más abajo, no digo que no hayan verdaderos sacerdotes con convicciones morales y acciones dignas de elogios con los más desfavorecidos, de hecho la iglesia ayuda también a mucha gente en riesgo de exclusión social como los que integran la organización de Cáritas, pero no por ello dejo de pensar en lo terrible que es pertenecer a una Iglesia tan hipócrita y tan retrograda que ella misma se está destruyendo y caerá, ya que no quiere adaptase a los nuevos tiempo y quiere seguir como en la edad media, controlando a las personas como borregos y eso, señores, se ha acabado, como todo lo que se sustenta en la maldad y en la ignorancia, será destruida y es posible que nuestros ojos lo vean.
Si me quieren excomulgar por lo que digo, adelante, pero digo la verdad…como dijo Jesucristo- “quien tenga oídos que oiga, quien tenga ojos, que vea- Amén.
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