Si una cosa diferencia a la Unión Europea con la Unión Americana es que en la vieja Europa existen ciertas leyes que, presuntamente, protegen los datos personales de sus ciudadanos. Teóricamente, ésto debería ser una cosa buena para nosotros, habitantes de la Unión Europea. En realidad, no lo es tanto.
A Viviane Reding la conocimos cuando era Comisaria Europea de la Sociedad de la Información, coincidiendo con el asunto de las enmiendas torpedo. Sobre el papel, Reding ha realizado pasos importantes en pos de la privacidad y la seguridad de nuestros datos, como cuando, no hace demasiado, anunció nuevas normas mucho más estrictas para proteger el derecho al olvido y destinadas a que tanto proveedores de Internet, buscadores y sitios web de redes sociales, almacenen la menor cantidad posible de datos personales: cuantos menos datos en danza, mas seguros van a estar.
Tras la debacle que está sufriendo Sony estas semanas, Reding comentó que, además, iba a proponer una serie de normas para toda la Unión con tal de regular la forma en que se tratarán las brechas de seguridad y privacidad en banca online, videojuegos, comercio en línea y en el uso de software de redes sociales. Entre las nuevas normas, podría estar una que obligara a empresas como operadoras de telefonía, viejas conocidas de Reding, a informar inmediatamente a sus clientes de cualquier problema con la seguridad de sus datos.
Sony tardó siete días en informar del robo de los datos de 70 millones de sus clientes. Para Reding, fueron muchos. Demasiados. Y si vamos viendo los acontecimientos, mejor preparar algo de picar.
Pero lo que podría ser, como comentan en el New York Times, un indicio que Europa va a la cabeza en lo que a privacidad de datos se refiere, podría darse el caso completamente contrario. Casos recientes como el de Tom Tom, que cedió los datos registrados por sus navegadores GPS a la policía holandesa que, a su vez, los utilizó para poner radares en puntos estratégicos, o no tan recientes pero si igual o más preocupantes, como las dobles varas de medir ponen el tema en el candelero: ¿a quien pertenecen los datos? ¿quién debe custodiarlos? ¿durante cuanto tiempo? ¿quién puede acceder a ellos, y bajo que condiciones?
Todas estas preguntas no tienen respuesta aún, ya que otra comisaria europea anda revisando directivas y alterando fechas arbitrariamente (que para eso es miembro de una Comisión arbitraria…)
Crear nuevas normas en la Unión Europea puede generar muchos problemas, como se ha demostrado con la Directiva de Retención de datos, que en vez de ser revocada completamente por ser un fiasco, se ha revisado y muy posiblemente acabe ampliando su marco de actuación, poniendo aún más trabas legales a los ciudadanos europeos para poder tener acceso a sus datos y vigilar que tratamiento se les dan.
Y en lo que comentábamos al inicio, sobre las diferencias entre Europa y América… pues también hay cosas que nos unen… casualmente las políticas de retención de datos draconianas que nos van a salvar del terrorismo internacional que, por si no lo sabían ustedes, no existiría de no ser por Internet.