Oppenheimer, un hombre de consciencia e intelecto que anduvo a caballo entre los mundos de la investigación libre y la seguridad nacional, tuvo una buena posición como para entender el significado profundo de sus palabras.
Y aún así, a pesar de las maravillas de la Web, nuestro mundo no es un lugar en donde la investigación libre sea el denominador común. Es un mundo donde nuestra realidad es pulida y coloreada diariamente por los intereses del poder global, y en el cual la mayoría de lo que sucede realmente es clasificado.
Considera. La Biblioteca del Congreso agrega cada año alrededor de 60 millones de páginas a sus colecciones, una enorme zona de almacenamiento de información para el público. Sin embargo, también cada año, el Gobierno de EE.UU. clasifica casi diez veces más documentos que eso – un estimado de 560 millones de páginas de documentos. Para los eruditos involucrados en la política, historia, ciencia, o cualquier trabajo de archivo, la triste realidad es que la mayoría de sus actividades gubernamentales son secretas.
Lo especialmente irritante del asunto es que la naturaleza del trabajo científico y la actividad académica moderna permiten tal proliferación del secretismo. Esto contradice lo que se supone que hacen, al menos de acuerdo a los que proponen una sociedad abierta.
Una de las razones de esta situación infeliz se debe a cómo opera la ciencia. Toda investigación científica y académica se dice ser capaz de trabajar desde fuentes totalmente abiertas y accesibles. Como Oppenheimer entendió, la investigación científica debe estar disponible para la investigación por parte de cualquier persona. Lo que define esto es el falsacionismo. Es un concepto importante para la ciencia. Si pierdes la oportunidad de “refutar” una proposición – para probar que es incorrecta – entonces no es válida. De hecho puede ser verdadera, pero desde el punto de vista filosófico, no es valida.
El enorme volumen del material clasificado implica que la mayoría de las actividades del gobierno de EE.UU. (y podemos asumir que la mayoría de los otros gobiernos y entidades grandes) son imposibles de verificar de alguna forma. Debido a que casi todos los científicos y académicos están confinados a fuentes públicas para su investigación, terminamos con una versión de la realidad que excluye el mundo del secretismo.
Ciertamente, el historial de los científicos y académicos universitarios en el último siglo confirman la afirmación de que ellos no son los indicados para exponer el secretismo fuera de control. Ya que ellos han hecho muy poco al respecto.
Siendo justos, a los periodistas les ha ido mejor. Pero, no mucho mejor realmente. En la actualidad, la mayoría de los periodistas ocupan el mismo molde que sus colegas en los laboratorios y los cuentos de hadas. Ellos trabajan para grandes organizaciones con una jerarquía definida, les dan pautas estrechamente definidas dentro de las cuales trabajar, y generalmente cumplen la agenda de alguien más.
Los pocos que intentan exponer el mundo del secretismo enfrentan el problema de usar fuentes que no siempre son abiertas, no siempre refutables. Es decir, usando filtraciones, corroborando fuentes múltiples que pueden dar pistas de algo — pero que no siempre las confirman. No dicen nada de las presiones profesionales e incluso la censura que enfrentan al realizar su trabajo.
Y esa, amigos míos, es una de las razones por la cual siempre ha sido, y siempre continuará siendo, una prerrogativa del poderoso.
El Rastro del Secretismo
El mundo del secretismo se ha alejado de nosotros, más allá de la capacidad de examinación y crítica por parte de los ciudadanos libres. Cuando rastreamos la evolución de este secretismo, encontramos que es difícil de hacerlo cuando las cosas giran hacia el sur. Esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo. El secretismo moderno no es una consecuencia tan sorprendente de nuestro mundo burocrático, sino que es un desarrollo discutido, lo más probable, hace un siglo atrás por el gran Max Weber (aunque admito que mi habilidades alguna vez perfeccionadas como Weberiano están un poco desgastadas actualmente, sospecho que el Grande tenía unas cuantas cosas que decir al respecto).
Aún así, hay ciertas instancias que aceleraron el proceso. Cuando se dude, siempre se deben mirar las guerras. En el siglo XX, las dos guerras mundiales obviamente fueron importantes al crear las masivas máquinas del secretismo de estado que envuelve a nuestro mundo actualmente. Durante estas confrontaciones se crearon comunidades de inteligencia, y una vez creadas, tales cosas han tenido el sucio hábito de rondar por ahí.
Pero los estudiantes del secretismo a menudo revisan uno de los creadores más importantes de nuestro mundo de presupuestos negros. El fenómeno OVNI.
Si gastas mucho tiempo en este problema, la conexión OVNI se hace evidente. Imagínate como el Presidente Estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial. Tu nación acaba de salir victoriosa de la lucha más titánica de la historia humana. Aunque sepas conducir al mayor poder militar y económico del planeta, la guerra ha dejado agotado a un mundo que necesita repararse desesperadamente para continuar con el proceso rutinario de la vida.
En este contexto, te encuentras con que hay “otros” que están aquí. Otros con capacidades que van mucho más allá de lo que tus científicos puedan sondear. Esto se debe a que, a comienzos de la década de los ’40 y hasta nuestros días, EE.UU. y otras agencias militares han estado siguiendo y tratando de interceptar objetos aéreos con capacidades extraordinarias y de origen desconocido. Además, lo más probable es que aprendas algo más: no sólo “ellos” están aquí, sino que tu ejército ha recuperado algo de su tecnología. [Aquellos que quieran más información pueden revisar mis dos volúmenes de historia, que documentan este asunto. Para una revisión corta de ciertos documentos OVNI que son claves, ver aquí].
Olvida a Orson Wells y el pánico de 1938 – bien podría haber pánico entre la intelectualidad que maneja el país y el mundo.
¿Qué harías tú?
Bueno, una cosa que no harías precisamente es revelárselo al mundo. Necesitarías información en primer lugar. ¿Quiénes son estos seres? ¿Tenemos que preocuparnos de algo? ¿Qué podemos aprender de su tecnología y ciencia? ¿Cómo privamos de esto a nuestros enemigos (es decir, a la Unión Soviética)? ¿Qué tan grande sería el pánico público? Todas las preguntas lógicas.
Organizarías a tu mejor gente y les ordenarías crear los grupos y protocolos para estudiar y controlar esta información. Podrías exigirles un estudio preliminar para ver cuál sería el mejor curso de acción.
Tampoco podrías contarle al Congreso, sin importar lo inconstitucional que fuera. Muy simple, el Congreso no guardaría el secreto. Pensarías que de ninguna manera lo debe saber el Congreso.
Sin embargo, si quieres que los científicos estudien la tecnología, si quieres la cooperación leal de afiliados para mantener el secreto, si quieres una infraestructura permanente para lidiar con el desafío constante planteado por estos otros seres — si quieres todas estas cosas e innumerables otros asociados para manejar este problema — entonces necesitarías dinero, al final una gran cantidad de dinero. Eso no sería para nada barato. Y las asignaciones tendrían que quedar en secreto.
De este modo, el fenómeno OVNI, el cual cayó en el regazo del establishment de seguridad nacional de EE.UU. justo después de la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los instigadores claves de lo que ahora conocemos como presupuestos negros.
El presupuesto negro, sin embargo, resultó siendo sólo el comienzo del problema del secretismo.
¿Qué es lo que hace a una civilización?
De corazón y de práctica, soy un historiador. Cada cierto tiempo, una pregunta en particular emerge en mi mente. Mientras admito su limitado valor práctico, y ciertamente no es algo de lo que la mayoría de los historiadores profesionales escriben, encuentro que es fascinante de considerar.
¿Qué constituye a una civilización disidente?
Definitivamente una de las interrogantes más extensas y difíciles. Aún así, yo creo que básicamente nos compadecemos del asunto. Sabemos que la América colonial fue parte de una civilización diferente en comparación, digamos, con la Bizantina del siglo VI durante el reinado de Justiniano. O que nosotros hoy en día, a pesar de vivir en un mundo que le debe mucho al legado de los europeos occidentales de los últimos siglos, no obstante vivimos en un mundo del que Voltaire apenas pudo haber soñado.
Para responder la pregunta, necesitamos considerar varios factores. De importancia obvia sería el nivel de ciencia y los tipos de tecnologías que utilizan, cómo se organizan sus integrantes entre sí, la coherencia e independencia de sus infraestructuras. Luego está el estado de ensueño: ¿Cómo tienden las personas a ver su lugar en el cosmos y a verse a sí mismas? Me parece que estas interrogantes nos dan un buen inicio en miras a esclarecer el asunto.
Uno de los grandes temas de la humanidad durante los últimos cinco siglos ha sido nuestra gran conexión — la lenta pero firme confluencia de las civilizaciones. La globalización no comenzó con los Rockefeller, Rothschild, el Grupo Bilderberg, o los Illuminati. Ha sido, en primer lugar, un proceso inexorable e implacable de la tecnología y economía; la política es secundaria. Desde los últimos viajes de Colón y Magallanes, toda la humanidad se ha estado vinculando. Ahora, en una era de transacciones electrónicas sin frontera, de teléfonos celulares, Google, Skype, Facebook, y Youtube, este proceso – aunque no con totalidad – se ha acelerado al máximo.
Yo nunca sería arrogante, a la Toynbee, para enlistar cada civilización definida que ha aparecido sobre la Tierra en el transcurso de la historia humana. Mi propósito es sólo formular esta pregunta:
Dado que nuestro mundo parece moverse hacia (admitiendo su parcialidad) la confluencia de las civilizaciones, ¿podría haber algo que todavía se oponga? Además, ¿tal cosa podría suceder de forma secreta?
Antes de descartar de lleno tal especulación, considera que incluso dentro del último siglo, nuestro mundo ha visto ejemplos de grandes infraestructuras que fueron, si es que no secretas, al menos extremadamente incomunicadas y muy reservadas. Considera el ejemplo de la Guerra Fría. Mientras que EE.UU. y la Unión Soviética no eran civilizaciones verdaderamente distintas, muchas personas en ese tiempo lo veían de esa forma. Las dos sociedades tenían un alto grado de autonomía entre sí. Las infraestructuras económicas fueron separadas a un grado considerable. Dentro del estado de ensueño, habitaban mundos separados con ideologías incompatibles. El secretismo entre ellas fue el ingrediente básico del asunto. No sólo los científicos estadounidenses y soviéticos ocultaron sus investigaciones entre ellos, sino que a veces también siguieron caminos totalmente diferentes, alcanzando esporádicamente niveles absurdos (como cuando los biólogos Soviéticos fueron forzados a repetir maquinalmente la ciencia fraudulenta de Trofim Lysenko).
Pero olvida la Guerra Fría con sus infraestructuras secretas y divergentes. En la actualidad, EE.UU. mantiene una masiva infraestructura de secretismo, con miles de millones (¿o billones?) que han estado siendo desviados a ello, año tras año. En otras palabras, sabemos que el mundo clasificado posee una cantidad impresionante de dinero y profundo secretismo. No hay duda de esto. Lo que queremos preguntar es: ¿Qué tan avanzada es su tecnología? ¿Qué avances claves pudieron haber alcanzado?
A modo de ilustración, relataré algo que me contó un ex científico de la Agencia de Seguridad Nacional. Durante una conversación privada, él me contó que al menos ciertos computadores dentro de la NSA funcionaban a una velocidad de 650 MHz a mediados de los años ’60. Hoy, por supuesto, eso está bien por debajo de la velocidad de un computador básico de mesa. Ten en mente, por supuesto, que esta velocidad no encajó con las ventas hasta más o menos el año 2000, una diferencia de 35 años. Desde luego, ¡no había computadores a la venta en 1965!
También recuerda que en 1965, la NSA apenas era discutida por el público. Su misma existencia había sido clasificada en su creación en 1952, y su nombre fue mencionado por primera vez, vagamente y de pasada, en un manual gubernamental de 1957. Sólo en 1964 fue sujeta (de forma muy parcial) a discusión en un libro publicado. En otras palabras, la NSA tenía las capacidades de computación más avanzadas del mundo, y casi nadie en el mundo sabía que existía.
Ahora plantéate, dado (a) un gran secretismo, (b) una gran cantidad de dinero, (c) varias décadas, (d) bastantes científicos genios trabajando por ti, y (e) tecnología extraterrestre o alienígena por estudiar, ¿es posible que los avances claves se logren sin que se sepa de ellos? ¿Avances tan sustanciales que crean nuevas áreas para el estudio científico, nuevas tecnologías, nuevas capacidades, nuevas interacciones con estos “otros”, y como resultado un nuevo entendimiento radical de la misma humanidad y el cosmos dentro del cual vivimos?
¿Tales cambios resultarían en un mundo clandestino tan diferente que se podría calificar como una civilización disidente? ¿Una que se ha separado de la nuestra?
Yo creo que la respuesta es sí.
Cómo se separó el mundo clasificado
Ahora volvamos a los OVNIs, y construyamos el escenario más probable basado en lo que conocemos.
Una cosa es segura: algunas agencias o grupos han estado operando vehículos aéreos que están mucho más allá de las capacidades de cualquier avión convencional. Aviones militares de los EE.UU. y de otras naciones los han perseguido. No se asemejan a ningún tipo de vehículo conocido. A veces han invadido el espacio aéreo restringido.
Si estos OVNIs son “nuestros” o “de ellos”, implica que debe existir una infraestructura avanzada y secreta con el fin de dar cuentas de ellos, y se están aplicando algunos conceptos avanzados en la física.
En adición, hay una gran probabilidad de que varios OVNIs hayan sido recuperados por unidades militares. Esto se basa en varios relatos oficiales (entre ellos Roswell y muchos otros), así como también en declaraciones no confirmadas (pero muchas) por personal militar que les han transmitido sus conocimientos a investigadores. Estas incluyen descripciones de cuerpos extraterrestres siendo examinados, platillos voladores siendo estudiados y replicados, y un amplio rango de actividad basada en el espacio que apunta a un programa especial secreto.
Si, como creo, algunas de esas afirmaciones de OVNIs recuperados son ciertas, implicaría que ha existido un programa para estudiarlos y replicarlos. ¿Acaso podría ser de otra forma? Ninguna agencia con un OVNI accidentado o derribado simplemente se sentaría de brazos cruzados durante sesenta años, mirándolo.
No, haría todo lo posible por entenderlo, sin importar qué tan lejos se encontrara del estado actual de la ciencia. El grupo que lo controló guardaría el secreto a todo costo, bajo muchas capas de engaño y negación. Eso es bastante claro. ¿Pero luego que ocurriría?
En cierto punto, debemos asumir, que ocurrirían avances en el entendimiento, incluso si los artefactos alienígenas no pudieran ser duplicados. Sepultado dentro de la protección de una estructura de seguridad nacional enormemente privatizada, ¿quién puede rastrar definitivamente las historias detrás de algunas de las patentes claves de la Guerra Fría? Yo creo que una cantidad de desarrollos relacionados a la electrónica de estado sólido, fibras ópticas, y otras tecnologías útiles podrían haber sido inspiradas al estudiar regalos exóticos.
Tales avances implican inversiones atractivas, ganancias generosas, y cero motivos de revelar la “gallina de los huevos de oro”. Pero llevemos más allá el escenario. ¿Qué tal si se alcanzaron mayores avances en el entendimiento? ¿Una mejor fuente de energía, un sistema de propulsión de electro-gravedad, o una biotecnología que elimina ciertas enfermedades?
No tengo duda de que a los avances de ese tipo no se les permitiría alcanzar el mundo exterior. Una nueva fuente de energía, especialmente si fuera “libre” o casi libre, demolería la industria del petróleo, mientras ciertos desarrollos de biotecnología amenazarían a la Gran Industria Farmacéutica. Estas son dos de las industrias más grandes del mundo.
Los avances más grandes también amenazarían con desestabilizar la sociedad y desafiar la estructura de poder. Energía barata y portable, como la empleada por los platillos voladores, revolucionarían nuestro mundo de forma tan drástica que nadie puede descifrar realmente cómo se vería el mundo una vez que se hiciera disponible. Lo mismo se puede decir de las tecnologías que hicieran que las personas vivieran 150 años o más.
Pero sólo porque ciertos descubrimientos e invenciones se mantuvieran en secreto, no se terminarían los estudios. Hemos visto que a mediados de los ’60, la muy secreta NSA tenía tecnología de computación increíblemente avanzada para su tiempo; ¿es posible que los avances en el campo de propulsión se lograran por los años ’60 si es que no antes? Esas han sido las posturas de varias filtraciones y rumores durante el transcurso de los años. Si fuera así, entonces imaginablemente hemos desarrollado una pequeña flota de platillos voladores en cierto momento a partir de entonces.
Con una flota secreta de vehículos que utilizan campos de propulsión y son capaces de explorar más allá de la órbita de la Tierra, es fácil ver cómo el cuadro de las personas involucradas en tal programa desarrollaría nuevas perspectivas de experiencia e imaginación.
Tal grupo seguiría siendo financiado de forma secreta y encubierta por una combinación de fondos públicos y privados. En efecto, constituiría un imperio invisible, con tecnología superior al resto del mundo, capaz de explorar áreas de nuestro mundo no disponibles para el resto de nosotros. Probablemente tendrían una infraestructura significativa, posiblemente bajo tierra y de manera importante “fuera de la civilización”. Incluso puede tener interacciones o encuentros con inteligencias no humanas detrás del fenómeno OVNI. Lo más probable es que se trataría en cierta medida acerca de manejar el problema de que “otros” estén aquí en el Planeta Tierra. Todo lo anterior indicaría que los integrantes del grupo tendrían un conocimiento científico y cosmológico más profundo.
Sí, esto podría calificarlos como a una civilización “disidente”.
Tal grupo tendría una gran independencia del sistema de poder y control establecido, aunque dudo de que sus integrantes vivieran siempre en un ambiente completamente aparte, como algún escenario de Alternativa 3. Lo más probable es que necesitarían trabajar en “nuestro” mundo, por el solo hecho de que en la Tierra está la acción. Probablemente andarían de aquí para allá entre las realidades de su mundo profundamente clasificado y la realidad oficial que el resto de nosotros habita. Sin duda alguna no es una vida fácil
¿Qué están haciendo? ¿Cuál es el final del juego?
A los estadounidenses de mi generación y de antes se les enseñó que vivían en un país libre. Elegíamos a nuestros líderes, y si no nos satisfacían, podríamos sacarlos y elegir a alguien más. El gobierno era responsable de las personas. Los secretos y crímenes ocurrían, por supuesto, pero siempre y cuando el sistema funcionara, los malhechores podían ser expuestos y llevados a la justicia.
Ahora muchas personas reconocen esta creencia como la fantasía idealizada que es. Uno de los componentes claves de una sociedad libre es la libertad de información, y en buena medida ese sistema dentro de los EE.UU. ha sido abatido. En mi propia investigación y deambular por el camino del secretismo, me he encontrado con unos cuantos nombres que habitan este mundo profundamente clandestino. Uno de ellos, en mi opinión al menos, debe ser famoso en virtud de su carrera, que estuvo en los niveles más altos del NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial). En justicia, varios otros nombres que he encontrado también deberían ser famosos. Quién sabe, tal vez algún día lo sean. Pero por ahora, ninguno de ellos arroja algún resultado en algún buscador de la Web. En cuanto al conocimiento de alguien, simplemente no existen.
Por supuesto, esa es una historia antigua para aquellos que trabajan en el mundo de intriga y misterio de la inteligencia, pero creo que es verdad sobre todo para los miembros de la civilización disidente. Aprender sobre ellos y su mundo, por consiguiente, es probable que nunca suceda hasta que la verdad sobre la realidad OVNI sea expuesta – cosa que por supuesto un día ocurrirá – y la información relevante sea sacada a la luz por la acción pública. Mientras tanto, yo especulo sobre las vidas de los integrantes de este mundo.
Si asumiéramos que aquí existen múltiples “otros” grupos, los cuales poseen capacidades extraordinarias, poseen un profundo conocimiento sobre nuestro mundo, y que fuesen motivados por agendas aún desconocidas o no confirmadas, plantéate ¿cómo respondería el mundo clasificado?
Lo que sigue se desprende de una combinación de lógica y conversaciones confidenciales que he tenido en el transcurso de mis viajes por este campo, así como también discusiones con unos cuantos otros investigadores que también en general están revelando el mismo escenario. Silenciosamente, estamos haciendo lo que podemos para ayudarnos a aprender más sobre todo esto.
Yo creo que los integrantes de la civilización disidente son reclutados desde los ejércitos de varias naciones. Parece que la Armada de EE.UU. es un proveedor clave de personal. Pero de donde sea que vengan, trabajan en secreto, bajo muchas capas de negación. Aquellos que tienen familias no les dan pistas a sus esposas y niños sobre lo que hacen realmente, que es monitorear y en cierta medida lidiar con la presencia de estos otros seres. Obviamente, estas personas serían condenadas a cadena perpetua. Incluso tras su retiro, ellos en realidad nunca salen a la luz.
Sus intereses no incluyen solamente a los sistemas avanzados de propulsión y armamento, aunque estos sean importantes. No se me ocurren sino otras áreas que incluso sobrepasan los límites de la ciencia respetable: Perfeccionamiento PSI (percepción extrasensorial), manejo de la memoria, y control del espacio-tiempo. Me parece al menos que ciertas personas que se dicen “militares abducidos” han sido tomadas y usadas de esta manera – pero claramente no por los estándares de las ramas militares. No, esta una operación cortesía de nuestro grupo “disidente”, que funciona con una funda militar. Tales acciones son necesarias desde su punto de vista, ya que saben que estos “otros” operan de una forma que puede afectar la realidad del espacio-tiempo. Por ende pueden necesitar su propio cuadro para “ver” y afectar las cosas a través del espacio y tiempo.
La civilización disidente probablemente no esté unificada. Ciertamente, las rivalidades y competiciones abundan dentro de los EE.UU. y el escenario de inteligencia global. Probablemente no sea diferente aquí, y no hay razón para suponer que la encarnación original del “MJ-12” sea el único juego en el ajedrez. Dentro de la extensión de la estructura de inteligencia de EE.UU. hay muchas oportunidades para grupos rufianes o al menos divergentes. Yo creo que esto se aplica a la civilización disidente, y la lógica ciertamente está allí. El precio, después de todo, es sustancial: El conocimiento de la mayoría de las tecnologías avanzadas y los conceptos científicos imaginables. La misma diversidad, incidentalmente, parece aplicarse a los “otros”. Puede que no todos estos seres cooperen entre sí, pero no tengo idea si existan hostilidades entre ellos.
Mi suposición se basa en una combinación de hechos conocidos y además de las sobras de información que me han alcanzado. Si estoy en lo cierto, entonces existe una red de actitudes y alianzas detrás de las cortinas. En tal situación, tener un marco de referencia podría ser bastante valioso. Sin embargo, debo enfatizar que no puedo probar este escenario en la actualidad. La considero una teoría en progreso.
No me queda más que pensar que los integrantes de la civilización disidente pueden perder las esperanzas de educar alguna vez al resto de la humanidad acerca de lo que está sucediendo. Su propia realidad probablemente vaya mucho más allá de la nuestra, por lo que pueden preguntarse legítimamente, ¿cómo pueden ponernos a la corriente sin causar una disolución psicológica a nivel mundial?
Pero como he sentido durante algún tiempo, ni ellos ni los “otros” son los únicos juegos en el ajedrez. La gran variable en la ecuación del secretismo somos nosotros mismos. Es decir, la civilización humana ortodoxa que actualmente está pasando por la transformación más radical en su historia. En un mero siglo hemos pasado de una sociedad donde los caballos tiraban de los carruajes a una de computación avanzada y hasta de viajes espaciales. Como he declarado en una cantidad de charlas, la mayoría de los expertos en el campo de la inteligencia artificial creen que sólo somos una generación que está lejos del día en que el computador te hable, afirmando ser una entidad consciente. Bien podrías aceptar tal cosa. Luego está el futuro de la nanotecnología, biotecnología, computación cuántica. Así como Voltaire no podría reconocer a nuestro mundo hoy en día, nosotros apenas podemos imaginar el mundo que existirá en tan sólo medio siglo más.
A menos que se descarrile, este tres tiene un destino inevitable: uno en el cual probamos de seguro y abiertamente que el fenómeno OVNI es real y que hay otras inteligencias involucradas en ello.
Nada que valga la pena es fácil. Sin embargo, un día, la humanidad abrirá a la fuerza la puerta que la aprisiona. Ese será un día de júbilo, pero también será agridulce — ya que nos daremos cuenta de que la batalla por la verdad no ha terminado. Se necesitará luchar y ganar por nuestras nuevas verdades. Es el precio que debemos pagar inevitablemente por haber vivido tanto tiempo bajo el enorme peso de tales falsedades dominantes.
Sólo entonces comenzaremos el proceso de reintegrar toda la humanidad a la luz del día. Y sólo entonces — finalmente entonces — podemos reaccionar frente a los desafíos establecidos, para mejor o peor, por estos otros seres.
http://sersignificaser.blogspot.com/2011/05/richard-dolan-una-civilizacion.html
Tal vez, digo tal vez, la cuestión de los «elegidos» en un futuro no sea más que la creación de otra forma de «civilización disidente».
Los que no creemos en las marcas impuestas por todos los poros de nuestra piel, igual que el ganado (y estas marcas no son extra sino muy terrestres), marcas que nos han señalado, crucificado y enquistado. Con cada marca han puesto un eslabón que ha formado la cadena que nos aprisiona: YA ESTAMOS EN LA TRAMPA PERFECTA, del perfecto «ciudadano.
Hemos pedido leyes, pues las tenemos. Ahora para sacarnos de esas malditas leyes no necesiamos un abogado, sino a los abogados del mismo diablo que son los únicos que nos pueden liberar: hablo con causa de hechos.
Quizás no nos toque más remedio que comenzar por nosotros mismos a seleccionarnos (seleccionar las semillas) y comenzar por separarnos.
El «amor» como base para la e-volución de una humanidad, ahora por ahora es imposible, ya lo fue hace más de mil, dos mil y millones de años: esta es la fantasía cerebral y de corazón y anímica que nos han hecho creer.
El amor universal, como tal, es algo más y casi tan imposible de alcanzar ahora como la teletransportación.
Necesitamos evolucionar, y este amor cósmico es tan distinto del que pensamos que va implícito en nuestra propia evolución.
Quizás, quizás, no quede más remedio que ir seleccionando las semillas para apartarlas de ese magma caldoso de la tercera dimensión, donde las energías a todos los niveles juegan un papel muy claro de vampirismo de unos seres con otros, por ende la manipulación y esclavitud a todos los niveles: a esto se le llama civilización y progreso.
de que sirve tanto secretismo si tarde o temprano se va a saber toda la verdad, las mentiras tienen las patas muy cortas.ese derecho es nuestro de la poblacion ,y los mandos y todos los gobiernos al final quedaran todos como una puta mierda. un saludo
Remitiéndome al extenso articulo por el que tratas de hacer ver cómo a partir de ciertos conocimientos que no pueden ser dados a la luz de la gran mayoría, se creó el secretismo. Este secretismo ha existido siempre, hablando a nivel de la rama militar de los estados. Ha sido «gracias» a los inventos o descubrimientos que se hicieron necesarios en las guerras, que la humanidad ha ido progresando en su «progreso», ya que dichos inventos fueron posteriormente aplicados a la sociedad civil.
El secretismo a gran escala, es probable que haya creado sectores «disidentes» con un tipo de poder en sus manos, el poder de unos ciertos «conocimientos» que no pueden ser dados a la masa de la gente y que está en manos de unos cuantos.
Es probable que hasta incluso estos tipos conformen un tipo de «sociedad» entre ellos que en principio no está integrada en el resto de la sociedad, pero que convive con ella porque no queda otro remedio. Esto es una parte de todo este rompecabezas.
Luego está el otro rompecabezas de una humanidad que necesita ya levantar vuelo porque es consciente de que este mundo, tal como está, no lleva a ninguna parte, mucho menos a una evolución del conocimiento y de la cosmología. Esta parte de la humanidad se encontrará realmente con que al entrar en fases más elevadas, los llamados «problemas» serán distintos y que siempre habrá montañas por escalar. Pero de momento, tal y como están las cosas, creo que de todo este caos de información como germen expansivo dará lugar a que unos seres ya plenamente conscientes y preparados, realmente deseen conseguir esa evolución, ya que para eso estamos: para evolucionar.
El quiste canceroso de los gobiernos y estados y de los superpoderes no desea que ocurra esa evolución, ya que ellos desean manejar todos los hilos de una humanidad a la que consideran meros muñecos o números o según muchos de ellos, la humanidad parásita o masa sucia.
En esta parte última de humanidad parásita o de masa sucia existen todavía demasiados seres que van a remolque de las fantasías de esos gobiernos, estados, leyes y manipuladores. Se trata realmente y, penosamente, de la humanidad que no desea tampoco evolucionar, con lo cual se convierten en los esclavos perfectos de las primeras partes.
¿Qué ocurrirá con las segundas partes de la humanidad consciente de la necesidad de su evolución, y que a su vez, por lazos lejanos o de conocimiento están ligados con los que poseen el conocimiento, ya comprobado, de ciertas cosas? Quizás acabemos en este caos por crear como ramas o bifurcaciones de humanos. Lo que actualmente son ideologías políticas o religiosas, puede que se conviertan en otro tipo de separaciones y que estas separaciones lo sean por el propio Conocimiento. ¿Sería pues posible que nos fuésemos defragmentando por ese tipo de necesidades de evolución o involución?
Para que la fuerza del pensamiento creativo y evolucionador cósmico de una humanidad logre conformar a una humanidad por entero ¿què es preciso? ¿Puede una parte conformar a la otra, y si puede, no se está alterando el libre albedrío del resto que no desea cambiar? ¿Cuántos seres son precisos, por ejemplo, en una gran ciudad para que una parte sea movilizada hacia el cambio ya que realmente lo desea? ¿Estamos realmente de forma consciente intentando conformar esa realidad hacia otro tipo de evolución? ¿Estamos realmente todos y cada uno de nosotros emitiendo con esa fuerza del pensamiento colectivo, dentro de los espacios donde nos movemos físicamente?
Si realmente estamos en el momento clave del salto hacia esa evolución, habremos de encontrar esa «clave», ya que las grandes masas poblacionales conforman como una especie de cuerpo «sólido» que va regido por sus propios movimientos y pulsos, y donde al igual que en otros estadios o estatus de estas civilizaciones va a ser difícil muy difícil romper esos moldes o estructuras que aprisionan esos cuerpos.