El 18 de Junio de 1940, el entonces Primer Ministro Británico recién nombrado, Winston Churchill, habló en la Cámara de los Comunes en lo que ahora se conoce como el discurso “Their Finest Hour“, Su Mejor Momento.
En él, Churchill relata la situación de la guerra y el ejército británico. Los aliados acababan de ver como gracias a la blitzkrieg, Alemania había conquistado Noruega, Dinamarca, Francia, Bélgica y los Países Bajos en días o semanas. La situación era desesperada y los Aliados estaban al borde del desastre.
Basándose en ése discurso, The Pirate Bay ha publicado su propia adaptación en la que hace un brevísimo recordatorio de lo que está pasando en Europa desde el mes de Febrero, cuando los lobistas de la propiedad intelectual lanzaron su ofensiva en contra de Internet, tal y como la conocemos actualmente.
Dicho ataque ha llevado a la propuesta de un filtro. De levantar una muralla: la Gran Muralla Digital Europea. Los muros, al inicio, se construyen para ‘proteger de invasiones del enemigo exterior‘. Con el paso del tiempo, terminan usándose para aislarse del exterior, o en el peor de los casos, evitar la huida del ‘enemigo interior’.
Pasó en China, luego Berlin, ahora volvió a levantarse en la China digital, y en Europa no quieren ser menos. El gran muro digital europeo lo han planeado construir desde dentro y con ayuda de los de siempre. Los que quieren poder acceder a todas y cada una de las comunicaciones. “Dime con quien hablas, y sabré que estás pensando.“
En Febrero, la Music And Film Industry Association of America, MAFIAA para los amigos, desembarcó en la Unión Europea con su programa de ‘acuerdos comerciales beneficiosos’, escudándose en la lucha contra los infractores del copyright. Expusieron su programa y esperaron. Y la espera dio sus frutos en forma de la propuesta de adoptar el filtro que comentamos más arriba.
Y la propuesta tiene muchísimos números de tirar adelante. Los palmeros usuales no paran de aplaudir y repetir que si no fuera por Internet, el terrorismo internacional no existiría.
Pero su definición de terrorismo es lo que asusta de verdad. Para ellos, terrorista es el usuario de redes de intercambio directo de ficheros. Terrorista es el que busca y rebusca por los cables que publica Wikileaks, OpenLeaks o cualquier otra organización dedicada a descubrir las vergüenzas de los palmeros. Para ellos, “terrorista” es todo aquel que cuestiona el orden establecido. Su orden.
En verdad, un terrorista es aquella persona que instala la sensación de miedo en el cuerpo de su adversario, para que cambie su modo de actuar. Instaurar el miedo para que, a la más mínima insinuación, todo se derrumbe.
El asedio que vivimos a finales de año fue un claro indicativo. Una persona destapó las vergüenzas de la diplomacia americana, y en menos de una semana, tras cortar los suministros económicos, pedían su cabeza, literalmente, por traición (simbólico que un súbdito de otro país pueda ser considerado como traidor). También se le acusó de terrorismo, pero como no coló, se le acusó de violación. Y ahí la cosa cambió.
La propaganda da frutos muy jugosos. Puedes ser un ladrón, un delincuente o incluso un terrorista. Pero no hay nada como una acusación de delito sexual como para que las órdenes de arresto internacionales vuelen.
The Pirate Bay, al igual que el Reino Unido en 1940, está en una posición precaria: censurados en Irlanda, Italia y Dinamarca, a punto de perder el dominio en los Estados Unidos y con sus cuatro fundadores perdiendo apelaciones a sentencias de cárcel y con multas de cuatro millones de libras esterlinas.
Aún así, han lanzado otro grito más hacia la red, pidiendo que sus habitantes estemos listos para lo que viene, y que llaman “La Batalla de las Internets”. Y es una batalla que tiene muchos frentes abiertos. Quizá demasiados.
Acuerdos como ACTA que se negocian de forma secreta por todo el mundo, y que engendran normativas locales en forma de Hadopi, Digital Economy Bill, Ley Sinde, Ley Lleras, Copyright Ammendment Bill…
Palmeros y topos de las grandes industrias disparando, y ganando, demandas por atentados al honor al tiempo que siguen con la propaganda y la Programación Neuro Lingüística, mezclando los siempre escabrosos delitos sexuales con el hecho de descargar una canción de Internet.
Están aquí. Están consiguiendo su objetivo de hacernos comulgar con ruedas de molino, o convertir a los que no queremos tragar en criminales. Ellos han sabido vender su propaganda de miedo y apocalipsis. Nosotros no.
La sociedad digital está siendo incapaz de cruzar la brecha y llegar al otro lado, al lado de los que piensan que todo esto es una gran chorrada, hasta que llega un domingo cualquiera por la tarde y se encuentran con una pantalla en negro.
En el fondo, llevan razón. El mundo seguirá girando y el sol seguirá saliendo. Pero si todo sigue por estos derroteros, habrá unos densos nubarrones que lo cubrirán, y seguramente hasta llueva un poco. La libertad y el progreso que ha significado Internet sufrirá un revés tremendo, pero aguantaremos.
Si finalmente se construye ese filtro censor, ese muro digital para que nos quedemos quietecitos y en orden, igual nos quitan el teclado, pero seguro que quedará algún bote de pintura.
La Batalla de las Internets está por llegar y el futuro no es demasiado esperanzador. Pero sigue ahí, al fondo, y no hay que pensar que está perdido, porque entonces es cuando se pierde de verdad.
Como dicen desde The Pirate Bay, pongámonos a trabajar, cada cual en su labor, carguemos con la responsabilidad que si las internets libres y sus miles de nodos duran mil años, los ciudadanos del futuro puedan decir, “Ése fue su mejor momento“.