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Nueva Era del Acuario, la Trampa de los Demonios. Autor: William Molina

El artículo que a continuación se publica sostiene las ideas de La Religión Católica de Roma, sobre una serie de temas importantes que definen la conciencia social de nuestro tiempo y de la nueva era de acuario.

A pesar de que desde este blog se ha mantenido una postura crítica a esta iglesia,  como también he dicho muchas veces, es preciso conocer y escuchar las ideas de los otros, reflexionar sobre ello, hacer el esfuerzo de comprensión y finalmente decidir en que posición nos situamos nosotros.

Creo que es un buen ejercicio de meditación sobre temas trascendentes, que tenemos que tratar con el máximo respeto para con los demás.

Capítulo 4: La Educación de la Nueva Era

Se propone programar al hombre desde su nacimiento hasta la muerte, induciéndole la blasfema idea de que todos somos dioses y por lo tanto debemos buscar esa divinidad interior que se alimenta de una suprema “mente universal”. A Dios lo ultrajan para borrar la verdad bíblica. A los niños les enseñan, no directamente, sino de manera sutil, cómo deben reaccionar contra los principios cristianos. Les dicen cuánto valen ellos por sí mismos, cuánto son perfectos y cuál es su papel en un mundo sensible donde domina quien más se prepare científicamente.

Bailey dice es su proyecto educativo: “La Era de Acuario debe empezar a penetrar poco a poco el aura humana. En el futuro se le dará más importancia a producir calidad e inteligencia a la progenie que el impulso por producir una familia grande. Se considera erróneo el apuro de aumentar la natalidad. La situación económica hará necesario imponer ciertas restricciones físicas, porque ya es evidente que el planeta no podrá sostener a la humanidad más allá de cierto punto. La ciencia de la eugenesia crecerá en modo continuo”.

En los países desarrollados, es donde más se han implantado las teorías educativas de la Nueva Era. La educación actual la diseñaron con técnicas introspectivas, de meditación, ejercicios de relajación, viajes de ensoñación, potenciación del cerebro, clarificación y prioridad de los valores materiales. Los sentimientos y el inconciente son manejados como medios de acceso a lo que describen como “mente universal”, a la que le solicitan consejos e información.

Se esta perpetrando actualmente, otra de las conspiraciones de la Nueva Era diseñada por Alice Bailey. Las iniciales del complot, son: SALT que quiere decir: “Aprendizaje y Enseñanza Sugestivo Acelerativo”. En ella se usan sistemas orientales como el Yoga, el aprendizaje en el sueño, la hipnosis, la parapsicología y la respiración rítmica. Varias generaciones han sido moldeadas en esa teoría acuariana y los que se han formado, andan por el mundo profesándola como la nueva revolución educativa. La transculturización, es el medio utilizado para tal fin y casi nadie se opone, pues es la moda y hay que adaptarse a ella si se quiere vivir en un mundo competitivo, donde Dios se desvaneció. Del SALT surgió la idea según la cual, ni Dios ni el diablo son realidades tangibles. Los poderes políticos y económicos más influyentes del planeta, son solidarios con esta teoría y por eso se planificó la “Ingeniería Social”.

Bailey conmocionó al mundo con su proyecto educativo satánico y es casi total la sumisión a él. La Era de Acuario patrocinada por ella, expone que los individuos deben culturizarse para ser ciudadanos inteligentes en los dos mundos: espiritual y material. Esta inteligencia hay que controlarla y dirigirla. Algunos colegios católicos, escaparon a sus nocivas redes, pero es casi impalpable su oposición.

La Eugenesia:

Es una palabra griega que significa: eu: de buena raza y genh: bien nacido. La Nueva Era la tiene como una ciencia, pero no lo es, ya que la misma manipula cuestiones que son estudiadas por la biología y la medicina; por lo tanto, es una seudo ciencia inmoral que atenta contra la vida.

Este término fue perfeccionado por el racista ingles Francis Galton en el año 1869. Este racismo plantea que la desigualdad psíquica y fisiológica, es la causante de la desigualdad social y por eso se hace necesario la selección de los mejores y la eliminación de quienes padecen trastornos biológicos, psicológicos y sociales.

Las anormalidades humanas, son esgrimidas por los acuarianos, para justificar los principios de la eugenesia. Usan el término “genéticamente defectuoso”, para impulsar en casi todos los países las leyes que aprueban el control de la natalidad, la manipulación genética, el aborto y la eutanasia. Para lograr esto, edulcoran sus perversiones con términos como “eugenesia positiva, buena o inocente”.

Se han consolidado los planteamientos de la satanista Alice Bailey, referentes a “promover la calidad y la inteligencia, antes que una familia”. Un ejemplo de sus perfidias, fue la brutalidad nazi de fabricar un súper hombre. Su experimentación causó la muerte de millones de personas, sobre todo niños, a quienes torturaron sin piedad.

La aprobación legislativa del aborto, sirve para perpetrar crímenes abominables, en nombre de una falsa moral social y de un control de la natalidad absurdo y anticristiano. Las madres que decidieron abortar, los médicos que practican los abortos, los parlamentarios que aprueban las leyes para que se perpetren y los presidentes que las firman para ponerlas en práctica, son asesinos escabrosos que serán sancionados por Dios.

En su irreflexiva carrera por destruir la vida, los infames no tienen límites. La industria de cosméticos, utiliza fetos en la elaboración de productos de belleza. Con la venia de malas mujeres y por unas sucias monedas, se matan los niños en el vientre, para complacer las pasajeras apariencias de un cuerpo que envejece, muere, se pudre y es consumido por los gusanos. Cada vez que una mujer se maquilla, es posible que lo haga con la parte de un cuerpo humano, transformado por la química cosmética en cremas para el cuerpo y pintura para labios.

La eutanasia:

Esta palabra viene del griego “eu”: bien y Thánatos: muerte. Significa “buena muerte, muerte apacible y sin sufrimiento”. Su aplicación también consolida la cultura de la muerte. Al igual que el aborto, se está legalizando. Los enfermos terminales, con su permiso o no, son eliminados sin que sus asesinos sean sancionados. El enfermo, los familiares de este o su médico, toman la drástica decisión de segar la vida a quien padece un mal incurable. Este método también es inmoral, pues se falta al mandamiento “no mataras”.

A este modo de asesinato, también se le ha dado el nombre de “muerte digna”. Este título inmerecido, se lo fijan argumentando que se hace para aliviar y consolar al enfermo Terminal.

Hay dos tipos de eutanasia: la activa, cuando es por decisión del enfermo y la pasiva, cuando otros la deciden por él.

Hay argumentaciones inmorales, de quienes alientan las corrientes librepensadoras de la Nueva Era que creen lícito matar a un paciente, para que no sufra.

La eutanasia elimina un logro universal conquistado después de muchos años de lucha: Los derechos humanos, la garantía de la vida a quienes están en desventaja frente a los poderosos y el derecho de los enfermos y desvalidos a vivir en este mundo de acuerdo a principios morales y cristianos. La Iglesia es categórica con respecto a este tema y por eso fue incluido en su Catecismo. El número 2276 dice: “Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada, tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida normal como sea posible”. El número 2227 expone: “Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona
y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se pudo haber caído de buena fe, no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y de excluir siempre”. El número 2279 dice: “Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esa razón, deben ser alentados”.

El control de la natalidad:

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