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La infancia es la etapa de la vida más significativa en lo que se refiere a interiorizar valores, aprendizajes y conductas. Muchos psicólogos especialistas en el estudio de las etapas infantiles como Jean Piaget o Erik Eriksson remarcan la importancia de una maduración gradual y de ir superando las distintas etapas de forma satisfactoria para no quedarnos atrapados en ninguna de ellas.
Si tenemos que señalar quienes son las personas que más influyen en el niño estos van a ser sus progenitores o su cuidador principal. La inmensa mayoría de los padres y cuidadores nos aman, quieren lo mejor para nosotros y saben que es una tarea complicada. Sin embargo, muchas veces querer no es poder.
Lo que vivimos en la infancia nos afecta cuando somos adultos
No todas las paternidades y maternidades se dan en un contexto ideal. Puede existir un desequilibrio en la distribución de las tareas, una falta de madurez emocional, crisis en la propia pareja o simplemente a algunas personas esta nueva responsabilidad les desborda o les resulta dificultosa.
En este artículo no vamos a juzgar esa labor, ni queremos que nadie lo entienda así. Pero sin duda, algunas crianzas han marcado negativamente la vida de algunos niños que hoy ya son adultos. Vamos a nombrar algunas y relacionarlas con conductas que pueden aparecer en la vida adulta, porque a veces el conocimiento y la introspección es la mejor arma para vencer nuestros demonios.
Actitudes de los padres que incapacitan vivir plenamente a sus hijos
Lasexperiencias que vivimos en la infancia son determinantes en muchas ocasiones para nuestra vida adulta. Existen una serie de actitudes de los padres hacia sus hijos que más que ayudarles los incapacita para vivir plenamente en el futuro:
- La sobreprotección: los padres quieren evitar que les ocurra algo malo a sus hijos y creen que suprimir su libertad es la clave. Su miedo es tan intenso que necesitan tenerlos controlados, en un “área segura”. Las consecuencias que pueden aparecer son timidez, falta de iniciativa, duda patológica al iniciar cualquier actividad en solitario y una continua búsqueda de aprobación
“La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras”
- Proyección de los deseos frustrados de su juventud en sus hijos: algunos padres ansían que sus hijos puedan llegar a ser lo que ellos nunca fueron, sin consultarles. Y si no resultan ser todo lo bueno que se esperaba de ellos, remarcan su falta de valía en lo que hacen. Las consecuencias son falta de autoestima, baja tolerancia a la frustración y dependencia emocional.
- Ausencia de muestras de cariño: esta actitud suele ser de las más demoledoras. Un niño necesita el contacto con sus padres, necesita recibir cariño o percibirlo. Sino, asumirá que la frialdad es la actitud a tomar. Las consecuencias van a ser una búsqueda desesperada de cariño en otras personas, problemas en balancear y expresar sus emociones.
“Todo niño viene al mundo con cierto sentido del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene”
- Actitudes depresivas en algún progenitor o sensación de inutilidad: ver en su hogar como las personas expresan continuamente que su vida nos les hace feliz, va a provocar un intenso desgaste emocional importante en el niño. En esa edad se necesita un contexto lleno de vitalidad y un ambiente agradable.
- Comparaciones con otras personas o hermanos: Algunos padres creen que sus enseñanzas valen igual para todos los hijos que tengan, ignorando sus diferencias individuales. Las consecuencias van a ser un sentimiento de inutilidad en el niño además de una falta de confianza en sus capacidades y destrezas.
- Presenciar discusiones, enfrentamientos o vivir un divorcio de los padres: todos los divorcios son duros, pero cuando existen hijos todo se complica mucho más. Muchas parejas utilizan la “alienación parental” con sus hijos destrozando por completo su inocencia y haciéndoles sentir un problema. El niño tendrá un marcado sentimiento de abandono y confusión cognitiva y emocional.
Cuando esos problemas que vivimos en la infancia aún duelen
Aunque pasen muchos años y todo lo vivido parezca muy lejano y olvidado, quizás hayas tenido que vivir con las consecuencias que hemos explicado. A veces, guardarás recuerdos nítidos de todas esas situaciones que te hacían sentir mal y no entendías y que hoy entiendes pero con algo de pena y mucha resignación.
Una buena manera de quitarte ese lastre es hacer una “catarsis emocional” con las personas que vivieron toda esa situación contigo, incluidos tus padres, es decir liberarte de todo aquello que tienes dentro, expresándote. La importancia de liberarse de lo negativo, de ese lastre nos ayuda a caminar más ligero.
Podrás entender mejor sus circunstancias con las tuyas y si llega el momento, no volverlo a repetir con tus hijos. Porque una vez es suficiente, porque las cosas siempre se pueden hacer mejor y porque pasar la página es lo único que te queda por hacer.
es obvio que una infancia feliz, es quizas el mejor regalo que pueda tener un niño.-
tambien es obvio que uno debe procurarle a los hijos lo mejor posible, dentro de las posibilidades de los padres….
son cosas obvias….. pero parece que «eso», a la vida eso NO le parece obvio….. ni creo que le interese.-
Yo he caminado mucho…. y he visto a toda clase de personas…
y he visto adultos de infancias espantosas…. convertirse en hombres y mujeres de bien.-
crear una familia, criar hijos utiles y mentalmente sanos…. activos para la sociedad.-
tambien he visto adultos….. que tuvieron infancias «idilicas»…. de «cuento»….
y convertirse en adultos miserables, egoistas, mezquinos, incapaces de caridades o comprension por el que sufre.-
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creo que hay una desvalorizacion del DOLOR, de la ANGUSTIA, de los MALOS MOMENTOS……
es natural que «huyamos» de esas cosas…. pero tambien … inevitablemente nos alcanzara…. tenganlo por seguro.-
no se puede escapar del «infortunio»….
y, en mi experiencia de vida (bastante desagradable….), siempre veo, que aquellos que la «pasaron» mal de niños, estan mas «fortalecidos» para soportar los «eventos» de la vida…. a ver….»infortunio, abandono, perdida, desamor, egoismo, la muerte, la angustia, el hambre, el frio, el olvido, la soledad, la deslealtad, los odios, la traicion, etc.».-
¿imaginan un hombre o mujer adulto que recien a los 30 años, conoce «a alguno de estos «eventos» de la vida…?.-
pues sino los conocio de niño…. los conocera a «todos de golpe» de adulto.-
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creo que es natural, y civilizado, el procurar los mejor para los hijos…para las generaciones «que vienen»….
pero ocultarles la existencia de «todo lo otro»…. termina mal.-
porque el DOLOR nos alcanza … algun dia nos alcanza…. y es para quedarse.-
y tenemos que aprender a vivir con el.-
invariablemente.-
hay que «abrazar» TODO en la vida…. lo agradable (obviedad de mi parte….)… y el dolor tambien.-
no podemos escapar de el.-
a sufrir «se aprende»…. de lo contrario «se recursa» la materia … una y otra vez….-
profesor J
Además es otro mundo el actual, y no es facil dar recetas ,pero si es importante q antes de ser padres sean conscientes q es la labor mas seria q se emprende. ..x q es una vida, y si no hay madurez no es facil, aun q en mi caso jugaba mucho con ellos, la infancia es para disfrutarla, y lo cierto es q ellos vienen con su impronta, y hasta nos superan en las nuevas tecnologías. ..algo q en otros tiempos, no pasaba. Es decir la psicología debe renovarse, por q hoy hasta hay hermanos de diferentes padres, y se deben adaptar a la modernidad y lo veo en amigos de mis hijos y la realidad es q mucho no lo aceptan…pero otra no les queda, más q compartir lo mejor, q se pueda. Aceptar la q te toca, y dejarlos hacer su vida, q para eso vinieron a este mundo. Saludos Profesor J.