Túnez vota menos de uno año después de la revolución de los ‘hijos de la red’

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y llegó Anonymous como la aviación llega cuando los resistentes ya no pueden más y están asediados por las tropas de tierra. Con precisión militar golpearon toda la infraestructura digital del gobierno, incluyendo la web del Presidente, Primer Ministro, la bolsa de valores, ministerios, servidores censores e incluso algún medio colaboracionista tuvo “problemas”. Anonymous además conseguía romper el cerco informativo, Túnez era noticia de portada. – Nación Red

No ha pasado un año desde que el informático en paro que se ganaba la vida en un puesto callejero de frutas y verduras, Mohamed Bouazizi, cambió el destino de Túnez y de una revolución que el poder no pudo evitar. El régimen acostumbrado a sofocar todas las revueltas se encontró en frente una respuesta desconocida.

Aquellos revoltosos, aquellos hackers, usuarios de Facebook o Twitter y blogueros, respondían con unas armas (y estrategias) que no eran las de los viejos luchadores por la democracia (sindicalistas, periodistas, defensores de los derechos humanos, políticos de la oposición más o menos tolerada…).

El adversario ahora era diferente aunque como los opositores clásicos tenían aliados… pero capaces de responder y agitar el mundo en cuestión de horas, casi minutos, con una acción para la historia.

Ahora muchos no lo “recuerdan” pero entonces, antes del ataque de Anonymous, todavía respiraba el cuerpo abrasado de Mohamed Bouazizi, la posición de los gobiernos occidentales, con el gobierno francés al frente, era la de ofrecer apoyo al gobierno del corrupto Ben Ali. La ministra del Interior de Sarkozy ofreció antidisturbios a Ben Ali para sofocar las revueltas. Los socialistas europeos miraban para otro lado, el dictador era uno de los suyos.

Pero llegó Anonymous y la red (global) se movilizó, como explica Slim Amamou, que durante unos meses, cuatro y ni uno más, formó parte del gobierno de transición.

Fue muy importante (el papel de Anonymous) porque al principio era una cuestión local, a nadie le interesaba ni se daba cuenta de lo que pasaba. Pero cuando Anonymous se dio cuenta y atacó los portales del gobierno, se interesaron en anonymous, en lo que hacía anonymous y después en Túnez. Y Anonymous se interesó en Túnez a causa de WikiLeaks, que fue una o dos semanas antes. Fue muy importante para nosotros que hubiera presión exterior sobre el gobierno. Todo el mundo participó en la revolución de Túnez.

Mañana (domingo) se celebrarán unas elecciones en las que con toda probabilidad los partidos tradicionales (laicos) de la oposición al régimen de Ben Ali (PDP, Forum Démocratique pour le Travail et les Libertés, Congrès Pour la République, Pôle Démocratique Moderniste, etc) sumarán más diputados que los islamistas moderados del partido Ennahda, probable ganador sin mayoría absoluta, según las encuestas.

Sobre ellos no hay crónica estos días que no haga referencia al modelo que supuestamente están dispuestos a aceptar como partido y que no es otro que el partido del primer ministro turco. El tiempo dirá.

También algunos blogueros y blogueras de la revolución se presentan este domingo en listas independientes o en plataformas ajenas a los partidos tradicionales. Como es el caso del ciberactivista Riadh Guerfali, uno de los co-fundadores de Nawaat, el blog colectivo de referencia de la ciberdisidencia al régimen. Su queja os sonará:

Los medios de comunicación conceden un montón de tiempo a los partidos políticos e ignoran a los independientes. El 45% de las listas de Túnez son independientes pero no vemos un 45% de cobertura en los medios de comunicación.

Slim Amamou, el ex Secretario de Estado para la Juventud que abandonó desencantado el gobierno de transición, ha preferido mantenerse al margen de las candidaturas electorales, pero consagra su tiempo a ayudar a las listas de los independientes y a que las elecciones sean un poco más justas, a través de la iniciativa Afkar Mostakella. Su objetivo, dice, es “asegurar una representación diversa en el seno de la Asamblea Constituyente”.

El ciberactivista ha preferido volver a la red para seguir denunciando los abusos del poder y dar voz a los que no la tienen en los medios tradicionales. En las redes sociales no son pocos los tunecinos que advierten de los hombres del antiguo régimen que siguen manejando los hilos, ¿alentando candidaturas sobradas de presupuesto? o colando candidatos afines en alguno de los partidos “centristas”. Es la red, aguijón inconformista de la revolución permanente.

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