Los robots de las redes sociales contra el derecho a la información y la libertad de expresión

La censura que me está aplicando Facebook (y otras redes sociales o más bien antisociales) se ha recrudecido en las últimas semanas. Si antes era pequeños «bloqueos» ahora encadeno tres suspensiones de mi cuenta de un día, dos y una semana.

Por supuesto, no soy el único censurado, Twitter, You Tube, Instagram o LinkedIn, cierran cuentas o restringen informaciones de personas que con rigor y documentación publicamos con un punto de vista crítico.

Es la nueva censura del siglo XXI, la tiranía del algoritmo. Lo cuenta muy bien el diario El País en su reportaje La nueva censura de los algoritmos. Las grandes empresas tecnológicas y de comunicaciones on line pueden dejar en manos de la denominada inteligencia artificial la decisión de inhabilitar el contenido de sus usuarios.

La cantidad de información on line es tal que las plataformas no pueden controlar lo que hay.

Para ello usan algoritmos y un error en esa labor de detección previa puede conllevar también daños y perjuicios tanto para los usuarios que monetizan sus contenidos, como influencers o streamers, como para las marcas o anunciantes que están detrás patrocinándolos.

La inteligencia artificial no es tan lista. Pero es que estas plataformas van más lejos, ya no es sólo que «velen» por los derechos de propiedad intelectual de nosotros los autores o creadores de contenido, es que usan esto como excusa, apoyándose en leyes represivas -como deja patente el citado artículo de El País- para censurar informaciones incómodas.

No es casualidad que durante la pandemia de Covid se esté censurando a personas cuyo relato (insisto riguroso y documentado) no coincide con el de los distintos poderes políticos e intereses comerciales.

A mí, por lo último que me dejan esta semana sin publicar en Facebook es por ofrecer esta historia: Vivir con mielitis transversa tras la vacunación Covid-19. Se trata de una entrevista con una persona que ha sufrido graves daños tras la vacunación de la Covid. Lo tiene documentado hasta el punto que sus médicos han reconocido la relación de causalidad en sus informes.

Además, la autoridad sanitaria, la Agencia de Medicamentos, reconoce la mielitis, enfermedad que ahora padece, como un efecto adverso de la vacuna que le han puesto. El derecho a la información y la libertad de expresión son borrados así incluso cuando hay informes y documentos oficiales por medio.

Entiendo que hay gente que cuelga noticias falsas (fake news) o manipuladas o inciertas o lesivas de derechos; hay mucho antisistema idiota pero no es mi caso, soy periodista profesional:

-No he vulnerado ningún derecho de propiedad intelectual.

-Soy profesional del Periodismo y tengo un medio de publicación que este blog y unas redes sociales para difundir mis informaciones y opiniones entre las que está Facebook. Ésta empresa se ha beneficiado de mí desde que abrí mi cuenta.

Ahora, supuestamente unos robots me censuran y restringen el uso de mi cuenta por tratar temas relacionados con la Covid (y sobre todo las vacunas).

-Mi información es veraz y contrastable. Tengo derecho a la libertad de expresión y a informar, que es mi oficio además. Se están vulnerando estos derechos colectivos e individuales. Se vulnera el derecho a ejercer mi profesión.

Insisto, Facebook se beneficia de mis seguidores y mis aportaciones a la red. Soy un «prosumidor»: es decir, usuario y a la vez productor de contenidos para la red, la cual se beneficia económicamente de mi actividad.

-No es lo mismo censurar por fakenews y derechos de propiedad intelectual mediante robots, que lo que nos hacen a mí y a tantas otras personas. Lo nuestro es censura arbitraria.

En mi caso censuran un contenido veraz, informativo, que no perjudica derechos de propiedad intelectual, ni industrial. Es más, mis publicaciones ayudan, por ejemplo, a mejorar la farmacovigilancia.

Una cosa es que legislación de la Unión Europea (UE) obligue a las empresas tipo Facebook a introducir robots para impedir fakes o la lesión de la propiedad intelectual y otra la censura cuando se trata de salud y Covid.

-Creo que estos son argumentos para pedir incluso daños y perjuicios. En el Bufete Almodóvar & Jara estamos dispuestos a desarrollar una posible acción legal. Cualquier comunicador al que hayan privado de su derecho a la información y de su libertad de expresión puede ponerse en contacto con nosotros en el correo: bufeteram (arroba) bufeteram.com

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