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En 1974, el norteamericano Arthur Fry trabajaba como investigador para el desarrollo de nuevos productos en la compañía 3M. Uno de sus colegas había inventado 6 años antes, un pegamento que era lo suficientemente fuerte como adherir dos objetos ligeros; pero también lo bastante suave como para permitir la separación de estos, sin causarles daño.
Cada noche, Fry ensayaba en el coro de una iglesia; y casi siempre utilizaba pequeños trozos de papel para marcar las páginas del cancionero. Sin embargo, esas hojas siempre se movían de su sitio, generándole confusión. Fue por eso que Arthur decidió añadirles un poco del adhesivo que había inventado su colega, y listo: así nació el Post-it; que ha generado ganancias millonarias desde su lanzamiento en 1980.
El caso de Arthur Fry se cita comúnmente para hablar de las famosas Epifanías. Se trata de piezas clave de información, que permiten completar el armado de un enrome rompecabezas. Para hablar de Epifanías y las mejores formas de propiciarlas, es importante establecer que no son chispazos aislados; sino la conclusión de pensamientos que la mente ha trabajado por días, meses o incluso años.
Entonces, una Epifanía requiere un conocimiento previo y profundo de una materia; ya que se trata de dar un enorme salto en la comprensión de la misma. Newton era ya un físico muy versado y llevaba mucho tiempo de investigación, cuando la –supuesta- manzana cayó sobre su cabeza. El incidente sólo sirvió para explicar que aquella manzana y la Luna, eran tiradas por la misma fuerza: la gravedad.
Casos similares le ocurrieron por igual a Arquímedes, que a Darwin o Einstein. Para el doctor Gary Klein, especialista en este tema y autor del libro “Seeing What Others Don’t: The Remarkable Ways We Gain Insights”, las Epifanías son una especie de “cambios inesperados” en el camino del entendimiento. Es decir, ocurre cuando una idea se sale de los márgenes de nuestra indagación y nos coloca en un sitio completamente novedoso.
Experiencias de laboratorio y la descripción de quienes las han tenido; confirman que las Epifanías son destellos de claridad completamente repentinos e inesperados. Así que no podemos tener control sobre ellas, pero sí podríamos entrenar al cerebro para propiciarlas o detectarlas con una mayor frecuencia.
“Las mejores ideas son cambios inesperados en la forma de entender las cosas. Vienen sin previo aviso y se sienten como un regalo. De hecho lo son”, remarca Klein. Por cierto, el término Epifanía comenzó a utilizarse para denominar revelaciones completamente divinas; pero hoy sabemos que pueden ocurrirle a cualquiera logre un conocimiento amplio en una materia y se atreva a mirar por donde otros no lo han hecho.
Klein y otros de sus colegas ofrecieron al diario The Huffington Post cinco sugerencias para aumentar la propensión de cualquiera a tener estas Epifanías. Nunca estará de más seguirlas.
Sé curioso
“La curiosidad es la mejor manera de volverte perspicaz”, señala Klein; y remarca que la falta de visión viene del desinterés y pasividad de la mente. “La curiosidad es el motor del ingenio. Quienes tienen conocimientos pueden ver lo menos evidente; y en lugar de ignorarlo, indagarán”, remarca.
Deja que tu mente vague
Un estudio realizado el año pasado demostró que “soñar despierto” –aunque pudiera parecer un actitud muy pasiva- mantiene al cerebro en un estado de intensa actividad. Cuando se está trabajando sobre el desarrollo de una idea, es importante darle tiempo a la mente para que divague; porque esto le permitirá hacer conexiones inesperadas y tropezar con ideas repentinas.
Muchos científicos piensan que el estado que alcanzas al “soñar despierto” aumenta la capacidad para concentrarte en información que te ocupa, dejando de lado los distractores. Otras investigaciones realizadas por neurocientíficos, encontraron que “soñar despierto” involucra los mimos procesos cerebrales implicados en la imaginación y la creatividad.
“Es preocupante que mucha gente pase todo su tiempo libre –cuando no están conversando con otros- escuchando música y otras cosas por el estilo. No se dejan un espacio para soñar despiertos”, señala Klein.
Analiza las coincidencias
“Atiende las anomalías en lugar de explicarlas rápidamente para volver a tu zona de confort”, recomienda Gary Klein. Este especialista lo explica detalladamente: “Nuestra tendencia es a ignorar las coincidencias o no pensar demasiado en ellas, ya que a menudo no tienen sentido. Pero indagar en las coincidencias es una forma sorprendente de hacer conexiones”.
“La creencia es que la correlación no implica casualidad, y es cierto. La gente ve toda clase de correlaciones y coincide que resultan ser falsas. Por eso tienen una mala reputación. Pero en mi trabajo he encontrado que muchas revelaciones se logran gracias a gente que indaga en las coincidencias y hace suposiciones; en vez de limitarse a decir solamente ‘debe ser una casualidad’ sin investigarlo a fondo”, remarca Klein.
Observa las contradicciones
A veces las grandes revelaciones provienen de ideas que en un principio parecen no tener sentido. Indagar en las contradicciones es otro camino para toparse con la Epifanías. Si la curiosidad hace que nos preguntemos, la contradicción nos hace dudar; lo cual es una vía de largo alcance para obtener información.
“Cuando la contradicción surge en una cuestión que creemos entender bien, la tendencia es decir: ‘debe haber una anomalía’. Existen muchas técnicas efectivas para explicar datos que parecen inconvenientes. Las contradicciones pueden ser reveladoras cuando la gente se toma el tiempo para analizarlas”, detalla Klein.
Pon en práctica tus propias Epifanías
Soñar despierto no es el único estado de la mente que puede llevar a una Epifanía: aprovecha la presión y la urgencia. “Existen muchos ejemplos de gente que encontró ideas grandiosas estando bajo una enorme presión”, dice Klein.
La urgencia obliga a la gente a ver las cosas desde una perspectiva que en condiciones distintas ignorarían. Gary Klein lo denomina “Desesperación Creativa”; y detalla que muchas personas se han animado a aplicar las Epifanías surgidas de la urgencia de inmediato; y han obteniendo resultados increíbles.
“El problema de muchas organizaciones es que no sienten ninguna presión para aplicar rápidamente las ideas que han tenido. Actúan como si tuvieran todo el tiempo del mundo y después terminan yéndose a la quiebra”, subraya el experto.