Dormir eternamente sobre un cometa parece algo poético, una historia propia de Antoine de Saint-Exupéry, pero es el destino hecho realidad del módulo de aterrizaje Philae, el primer ingenio humano que logró posarse sobre una de estas rocas espaciales. El pasado domingo, científicos e ingenieros del Centro Aeroespacial Alemán (DLR) en Colonia intentaron volver a contactar con la nave, que llevaba unos seis meses sin enviar señal alguna, pero solo escucharon un silencio helador. Era el último intento de reactivación que se hacía desde la Tierra y, por desgracia, ya no será posible repetirlo. El hogar de Philae, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, se está alejando del Sol y en tan solo un par de semanas se volverá demasiado frío para que el módulo pueda ponerse en marcha de nuevo. No hay solución. El viajero espacial ha callado para siempre
Cometa 67P: La tumba cósmica de Philae
Philae, aterrizador de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), se posó sobre el cometa 67P el 12 de noviembre de 2014, pero la maniobra no fue precisamente como la seda. Varios de sus sistemas de anclaje fallaron y el módulo rebotó abruptamente varias veces hasta detenerse en una zona que no era la elegida y que, para empeorar las cosas, estaba en sombra. La energía le duró casi unas sesenta horas, durante las cuales pudo enviar datos a la Tierra. Después, sus baterías se agotaron y no tuvo forma de volver a cargarlas con sus paneles solares. Entró en hibernación durante siete meses hasta que despertó en julio, envió nuevos datos y volvió a dormirse.
«No se oye nada»
El pasado domingo sonó otra vez el despertador para Philae. Expectantes, los responsables de la misión en el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) en Colonia enviaron una orden para hacer girar su rueda volante interna, una maniobra arriesgada pero que pretendía moverlo a una zona mejor iluminada, con la esperanza de conseguir más luz solar y que sus paneles se pusieran a funcionar. «No se escuchó nada», reconoce el responsable del aterrizador, Stephan Ulamec, a la revista New Scientist. En el mejor de los casos, quizás Philae pudo recibir el comando y moverse, pero fue incapaz de responder debido a que su transmisor está dañado. Sin embargo, los científicos creen que lo más probable es que ni siquiera haya recibido la señal. «Tenemos que enfrentarnos a la realidad. En algún momento tenemos que aceptar que no vamos a recibir señales de Philae nunca más», dice Ulamec al mismo medio. Cuando la temperatura del cometa se coloque por debajo de los 51ºC bajo cero, el módulo ya no podrá funcionar. Supone una gran pérdida, porque es posible que Philae conserve más datos sobre el cometa almacenados en su memoria, una importante información científica que ahora se ha perdido para siempre.
Foto del módulo Philae obtenida por la sonda Rosetta en el proceso del complicado aterrizaje.
La nave Rosetta, que transportó a Philae hasta el cometa, se mantiene en órbita. Los investigadores estudian sus imágenes para atisbar cualquier señal de una nube de polvo levantada por el movimiento del aterrizador, pero Rosetta está muy lejos de la roca, y el aterrizador es demasiado pequeño como para que pueda ser visto. La misión de Rosetta finalizará en septiembre. Entonces, sus responsables planean situar la nave en una órbita muy baja del cometa, y finalmente aterrizar en la superficie. Quizás pueda capturar primeros planos del lugar de descanso final de Philae. Así, la historia de su agonía quedará completa.
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: ¡Philae ha muerto! Fracasan los esfuerzos por resucitar el módulo en el cometa 67P http://mysteryplanet.com.ar/site/philae-ha-muerto-fracasan-los-esfuerzos-por-resucitar-el-modulo-en-el-cometa-67p/
HA PASADO A MODO «CLANDESTINO» … R.I.P.