Así se recoge en el informe «A preliminary risk assessment of the Australian region power network to space weather», («Una evaluación preliminar de los riesgos para la red eléctrica regional australiana ante el clima espacial«), un estudio nacional de todo el territorio australiano y cuyo objetivo no es otro que evaluar el alcance del daño a la red eléctrica ante un hipotético evento solar severo en función de la intensidad del GIC (Geomagnetically Induced Current) que éste pudiese alcanzar, según informa el Observatorio del Clima Espacial de la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos y la Prevención Nuclear.
Informe éste, – hay que recordar – en el mismo sentido al ya realizado por parte de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) en los EEUU o la paralela investigación que se encuentra actualmente en desarrollo para caso de EMP por parte de una Comisión oficial del Ministerio de Defensa Británico desde el pasado 16 de septiembre y lo anteriormente aparecido sobre la composición y funciones de dicho Comité de Defensa desde inicios de este año en la Web oficial del Parlamento Británico.
Este esfuerzo activo en la protección de la red eléctrica australina ha trascendido al mismo tiempo que el pasado día 17 de Octubre se ha hecho público desde Nueva York el resultado de la Encuesta Harris («Most Americans are not prepared for electric outages», para caso de un gran apagón «genérico») elaborada sobre una muestra de 2.462 adultos consultados entre el 12 y el 19 de septiembre pasados, y según la cual sólo dos de cada cinco estadounidenses adultos (el 43%) afirmarían disponer en casa de un «Kit para emergencias» para caso de apagón eléctrico siguiendo las recomendaciones FEMA, frente al 57% de los adultos consultados que reconocen no tenerlo.
Ahondando en el detalle sobre la composición específica de dicho «kit» para caso de apagón eléctrico los resultados de la encuesta Harris expone todavía que, de entre los primeros que sí disponen de dicho «Kit para emergencia» sólo el 77% de éstos reconoce tener reservas de agua potable, o sólo un 59% una reserva real de medicinas familiares, «for several days» (para muchos días).
La cifra se eleva algo más, 79%, respecto los que reconocen tener una reserva de alimentos no perecederos que no precisen refrigeración y listos para el consumo, o hasta el 79% que reconocen sí tener algo tan sencillo y a mano en casa como «cerillas» extra.
El porcentaje de preparación dentro de ese grupo de familias prevenidas se eleva más en relación a aquellos que sí que incluyen en dicho Kit de algún tipo de botiquín doméstico para unos primeros auxilios – el 92% -, o aquellos que incluyen útiles como un linterna y pilas extra, un 96%; aunque sólo un 70% dispondrían efectivamente de algún tipo de radio de emergencia para captar los avisos de las autoridades en casa, y sólo un 54% dispondrían de una reserva básica de dinero en efectivo entre sus preparativos.
Donde las cifras empeoran del todo, según dicho estudio, es en cuanto a adultos que hayan revisado su plan de evacuación (literlamente «evacuation plan»), con sólo un 20%; adultos que hayan preparado alguna poliza de seguro para sus propiedades, sólo un 17%; o adultos que hayan incorporado copia de su documentación más esencial a dicho Kit, sólo un 17%. En el caso de adultos que tengan previsto desplazarse hasta algún lugar al que dirigirse fuera de la posible zona afectada hacia algún punto donde pudieran contar con soporte externo para su situación vital el porcentaje se hunde hasta sólo el 5% («planned to move someone who relies on life support equipment to a facility outside the storm’s path»).
Según puntualiza la propia asociación española, esos datos deberán ser, en todo caso, más ampliamente contrastados con adicionales estudios, en especial una vez ya completamente concluido el mes de preparación nacional de las familias americanas y las adicionales iniciativas emprendidas posteriormente en estos mismos días por las autoridades americanas, si bien nos ofrece unos posibles «datos genéricamente aproximativos» (por contrastar);
Aunque el hecho real y ante lo que manifiestan su preocupación es ante la ausencia de este tipo de estudios específicos y encuestas para el caso español, desconociéndose todavía de forma fiable una tal evaluación preliminar de las zonas más expuestas a riesgo de caida de infraestructuras eléctricas, a diferencia del caso australiano; o dónde se desconoce, igualmente, estudio alguno que nos indique cual sería el grado de «buenas prácticas meramente preventivas» entre nosotros en el momento actual, como mera hipótesis de evaluación ante cualquier eventualidad de cualquier tipo y respecto a elementos preventivos tan sencillos y elementales como los aludidos en el estudio americano (amplia reserva de agua potable/medios de potabilización, reserva preventiva de comida no perecedera, botiquín, linternas, etc).