El exceso de mortalidad por todas las causas en lo que va de año supera considerablemente a los registros durante el mismo periodo del año previo. Están muriendo más personas y no se sabe la causa. Una clave es estudiar la infranotificación de efectos adversos provocados por las vacunas Covid-19, producidas a toda velocidad sin miramientos con las cuestiones de seguridad de estos fármacos. Pero no está haciéndose.
En España está produciéndose un incremento de la mortalidad por todas las causas muy superior al esperado. Los informes del Instituto de Salud Carlos III a través del sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) así lo atestiguan.
A 7 de septiembre de 2022, hay un exceso de mortalidad de 30.861 personas, de las cuales 5.783 son atribuibles a la temperatura tan alta que hemos padecido este verano con las sucesivas «olas de calor». Del resto, 25.078 fallecimeintos, se desconoce la causa.
Estos datos ponen de manifiesto, que a estas fechas, el exceso de muertes por todas las causas ya es superior al exceso de mortalidad observado durante todo el año 2021, que fue de 24.490 personas.
Desde la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad muestran su preocupación por esta situación:
Asistimos estupefactos al silencio que sobre este asunto guardan todos los organismos oficiales, colegios profesionales, sindicatos del sector, sociedades científicas, etc», comentan.
Dada la gravedad de la situación, que muy posiblemente sea debida a diferentes factores, es necesario que el Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Sanidad de las diferentes Comunidades Autónomas, realicen de manera urgente las investigaciones necesarias, sin descartar ninguna hipótesis.
También que se hagan públicos todos los datos brutos que puedan servir para conocer la causalidad de estas muertes y poder actuar sobre ellas desde criterios estrictamente de salud pública.
Y llegados a este punto cabe preguntarse: ¿Tienen algo que ver los efectos secundarios de las vacunas Covid-19 en este aumento extraordinario de muertes? Como escribo no se saben las causas de este fenómeno y responderá a múltiples factores.
Escrito esto es sabido que las inmunizaciones Covid-19 fueron diseñadas, «comprobadas» su eficacia y seguridad a toda velocidad y ofreciendo a sus fabricantes incontables privilegios. El objetivo era poner esos tratamientos preventivos en el mercado lo más rápidamente posible.
¿La prisa mata? Al menos en parte seguro, pero seguro, que SÍ. ¿Cómo es posible saberlo a ciencia cierta? Bueno, es una cuestión de estadística que hemos explicado en diversas ocasiones. La clave esstá en la infranotificación de reacciones adversas producidas por tratamientos médicos.
En su 16º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas Covid-19, el último publicado, la Agencia de Medicamentos explica que hasta el 10 de julio de 2022, se han administrado en España 102.480.101 dosis de vacunas frente a la Covid-19 y se han registrado 75.978 notificaciones de acontecimientos adversos.
Esto se correspondería a 74 avisos por cada 100.000 dosis administradas. 13.369 fueron considerados graves, entendiéndose como tal, cualquier acontecimiento adverso que requiera o prolongue la hospitalización, dé lugar a una discapacidad significativa o persistente o malformación congénita, ponga en peligro la vida o resulte mortal.
De las 13.369 notificaciones de acontecimientos adversos considerados graves, 452 presentaron un desenlace mortal.
Estos efectos secundarios no han de considerarse relacionados con las vacunas por el mero hecho de notificarse. Han de estudiarse uno por uno bien para ver si existe una relación de causalidad.
Pero NO SE HACE, como explico en el post titulado Las ocultaciones (oficiales) sobre los efectos adversos de las vacunas Covid-19.
¿Qué es la infranotificación de posibles daños provocados por estos productos?
Pues sencillamente que ni personal sanitario ni población se toma en serio ni las molestias de advertir a las autoridades sanitarias que un fármaco ha podido hacerle daño.
Las cifras de notificación de posibles daños provocados por vacunas, las mencionadas, pese a ser las más altas de la historia de las vacunas, no son las reales porque existe infranotificación de lesiones por medicamentos.
Se estima (datos oficiales) que sólo se reportan entre un 2% y el 20% de las lesiones por fármacos, dependiendo de los países (en la mayor parte no llegan al 5%).
Así que esas 452 muertes tras la vacunación Covid hay que multiplicarlas por 20 para tener una cifra más aproximada a la realidad: 9.040 es un dato más certero. ¿Se entiende ahora por qué el exceso de muertes sí puede estar, al menos en parte -y escribo en parte-, explicado por los acontecimientos adversos de las inmunizaciones?
El rango de 2-20% como porcentaje de infranotificación de efectos adversos, es el generalmente aceptado en condiciones «ordinarias» de uso de medicamentos. A efectos de farmacovigilancia, la pandemia se puede considerar cualquier cosa menos ordinaria. Existe la probabilidad de un porcentaje real más a la baja aún.
Claro, en esta situación extraordinaria, hasta que no tengamos estudios y datos reales, válidos (y quizás nunca los tengamos) cualquier porcentaje de infranotificación es especulativo. Pero imaginad que fuese aún más bajo que los citados.
Si ese porcentaje se aproximase al 1%, estaríamos tratando del orden de 40.000 fallecidos por acontacimientos adversos tras la vacunación Covid-19 (sólo en España).
Quedémonos con las cifras y datos oficiales que he mencionado pero no desechemos las reacciones adversas mortales comentadas como una posible causa a esta epidemia de muertes sin aparente causa que vivimos.
Por cierto, que hay periódicos que comentan que es justo lo contrario, que la no vacunación estaría causando el exceso de muertes.
Es paradójico este argumento pues si alrededor del 85% de la población española está vacunada de la Covid, para que el exceso de mortalidad se debiera a la no vacunación, debería haber tasas brutales entre lo no vacunados.
Y este dato no lo tenemos y si lo tuviéramos, este sí que sería publicado en todos los grandes medios de comunicación, que se han destacado por la criminalización de toda persona que eligiera libre y conscientemente no vacunarse.
El exceso de muertes y las vacunas Covid: ¿Bulo o una posible explicación?