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«Las personas felices tienen una serie de hábitos que marcan la diferencia»

J. Cardenas
Publicado por SAIKU – DE TODO UN POCO.

Las personas felices tienen una serie de hábitos que marcan la diferencia. Son más agradecidas, cultivan el optimismo, son amables con los demás, hacen ejercicio, se comprometen con objetivos significativos, saborean los pequeños placeres de la vida y así sucesivamente.

Sin embargo, lo que nunca hacen es

1) Compararse con los demás.

Olvídate de lo que otros están haciendo. Deja de fijarte a dónde van y qué es lo que tienen. Intenta hacer las cosas lo mejor que puedas. A veces, nuestra inseguridad es producto de la comparación de nuestra vida con la de los demás. Nos fijamos en los demás en vez de fijarnos en nosotros mismos. No te compares con los demás y céntrate en lo que haces.

Descubre lo que tu corazón quiere y alinea tus objetivos con tus deseos. Dedícales un tiempo todos los días y disfruta del camino. No dejes que la ignorancia o la negatividad de nadie te limite. Sigue haciendo lo que tú crees que es correcto. De esta manera tu vida será significativa y tendrás una sensación de sosiego y paz que nadie podrá interrumpir.

2) Que su autoestima dependa de los demás.

Te sentirás contenta/o contigo misma/o cuando no te compares con los demás ni trates de impresionarles. Cunado logres esto, tendrás automáticamente el respeto de los demás y lo que es más importante, estarás orgullosa/o de ti misma/o.

¿Qué harías diferente si supieras que nadie te juzga por tu comportamiento?

Nadie tiene el derecho de juzgarte. Las personas pueden haber escuchado historias acerca de ti, pero ellas no saben lo que tú has vivido ni lo que has sentido. Olvídate de lo que piensan o dicen de ti. Concéntrate en lo que sientes tú misma/o y sigue caminando por el sendero que consideras correcto.

3) Pensar que la felicidad depende de los demás o de acontecimientos externos.

La infelicidad surge cuando deseamos cosas que no necesitamos en vez de valorar lo que ya tenemos. Tampoco necesitamos el permiso de nadie para ser felices. Tu vida es magnífica no porque alguien diga que así lo sea o porque has adquirido algo nuevo. No dejes que tu felicidad sea rehén de nada ni de nadie.

Si no eres feliz ahora no culpes a nadie ni a nada. Asume tu propia responsabilidad en tu infelicidad. Deja de buscar en vano algo o alguien que te haga feliz. Aprecia lo que tienes en este momento y estarás en la senda adecuada.

La mayor parte de tu felicidad o infelicidad depende de tu punto de vista y no del entorno que te rodea. Aunque tu vida no sea la más ideal en este momento piensa en las cosas buenas que te rodean. Piensa en algo que te haga sonreír y accede a ese pensamiento cuando lo necesites.

4) Estar resentida/o.

Empieza ahora mismo a dejar los fantasmas de tu pasado. Lo que sucedió en el pasado es sólo un capítulo más en tu historia. No cierres el libro, simplemente pasa de página.

Todos hemos cometido errores en nuestra vida. El dolor por estas experiencias es normal y a veces persiste durante mucho tiempo. El resentimiento nos invita a revivir el dolor una y otra vez. Hay que dejarlo marchar.

El perdón es el remedio. Te permite centrarte en el presente sin luchar con el pasado. Las heridas no se pueden curar sin el perdón. Esto no quiere decir que tengas que borrar u olvidar lo que pasó. Lo que trato de explicarte es que tienes que deshacerte del resentimiento y del dolor. Sigue adelante con tu vida.

5) Pasar el tiempo en ambientes negativos.

No puedes tomar decisiones positivas si el ambiente que te rodea es complicado y desagradable. Protege tu mente de esta contaminación ambiental deshaciéndote de las personas negativas y alejándote de los ambientes que habitan.

Incluso cuando estés sola/o, crea un espacio mental positivo para ti. Un espacio que renuncie a todos los pensamientos que te hacen sentir mal.

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«La Amistad, ¿qué es?» Leo.

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Si buscamos la definición de Amistad, encontraremos que nos dice simplemente: “es una relación afectiva entre dos o más personas”. Esto implicaría un cierto contenido de afecto, de amor desinteresado, de buena disposición en dicha relación.

Sin embargo, en mi caso considero que muchas veces en la vida también encontramos personas que no son nuestros amigos en el sentido de “afecto” ni tampoco de “frecuencia”, la que es necesaria para cultivar una amistad. Sin esa “frecuencia” en el trato, tal vez no sea fácil mantenerse al tanto de los cambios en la vida de las otras personas y sustentar la compatibilidad.

Y si es así, entonces no estamos conociendo cómo cambia la persona a medida que la vida la lleva a crecer y un buen día puede que nos encontremos con ese alguien “amigo” a quien no conocemos, a quien no entendemos, a quien no hallamos cómo integrar a nuestra vida, porque también nosotros hemos cambiado.

Sin embargo, puede que se conserve el “afecto” y, si además hay respeto, entonces comprenderemos y aceptaremos los cambios en la vida y la forma del otro y el otro aceptará nuestros cambios, pero el afecto perdurará a pesar del tiempo, las circunstancias y la distancia.

Otras veces, en situaciones difíciles, puede que encontremos a alguien que no conocemos y sin embargo estará dispuesto a ayudarnos a salir de la situación embarazosa. Ése tal vez merecería ser también considerado “amigo” aunque nunca más nos volvamos a encontrar.

Astrológicamente, se distinguen distintos niveles de “amistad”. Está el amigo personal, con el que compartimos buenos momentos, los amigos de los grupos que frecuentemos (los de nuestro equipo de trabajo, deportivo, de pensamiento, etc.) y los amigos tan cercanos que entran en el área de socios, amigos muy cercanos e incluso la pareja, con quienes tenemos una confianza total.

¿Por qué hemos hecho amistad con esas personas? Porque alguna vez, en otro tiempo, hicimos un arreglo de encontrarnos, ayudarnos, acompañarnos, comprendernos y brindarnos mutuo afecto. Y además, cabe la posibilidad de que no tengamos puntos en común, pero no podemos impedir sentir esa cercanía.

En otras palabras, los amigos son aquellas personas que de alguna manera van a compartir de buen grado nuestros buenos y nuestros malos momentos y nosotros los suyos. Nos van a acompañar en las pruebas de la vida y tal vez, hasta nos pongan pruebas en nuestro camino, con el fin de ayudarnos a crecer.

Con este criterio, también quienes han sido nuestros enemigos nos han puesto pruebas en el camino y eso nos ha obligado a superarlas y a evolucionar, y a crecer viviendo situaciones que de ninguna otra manera habríamos aceptado vivir. Seguramente no se nos ocurrirá llamarlos “amigos”.

Sin embargo, aquel que una vez me echó injustamente de mi trabajo, me dio la oportunidad de independizarme y hoy le estoy infinitamente agradecido. Aquel otro que se decía mi amigo y que a través de una falsa acusación me hizo pasar 24 horas entre rejas, me hizo aprender cosas importantes que de otro modo, nunca habría aprendido.

Aquel que entraba a mi casa diciéndose mi amigo y que a mis espaldas se iba con mi mujer a un hotel, ayudó a que yo descubriera con qué clase de persona estaba conviviendo y me ayudó a ver la realidad y a liberarme de alguien que no merecía estar a mi lado. ¿Ellos fueron mis enemigos… o fueron mis amigos?

Porque después de eso, mi vida cambió y supe hacer de ella algo mejor. Por lo que hoy, 20 de julio, Día del Amigo en Argentina, también a ellos debería saludar y además, agradecer, porque de no ser por ellos, hoy no sería quien soy ni habría aprendido lo que hoy sé.

En realidad, estos hechos fueron “arreglados” antes de nacer y ellos se prestaron a cumplir el rol del villano que me ayudó a crecer. ¿Debo estar resentido con ellos? Bueno, si no fuera porque ellos no van a interpretar mi verdadero sentir, también a ellos los saludaría, porque de alguna manera, les estoy muy agradecido.

¿Estoy equivocado? ¿Qué piensas? Astrológicamente, la Casa VII de la Carta Natal indica el área donde encontraremos ubicados a nuestros amigos del alma, a nuestras parejas y también… a los “enemigos conocidos”.

Nuestros amigos del alma, nuestros socios, nuestras parejas y nuestros enemigos conocidos ESTÁN UBICADOS EN LA MISMA CASA de la Carta Natal. O sea que una amistad puede transformarse en pareja, un amigo en enemigo, un socio en amigo o un amigo en socio, pero luego en enemigo…

Y también una pareja en enemigo, pero si aplicamos la inteligencia en lugar del rencor, una ex-pareja puede volverse (y debería ser asÍ) en nuestra amiga, un enemigo en amigo si es que contamos con la suficiente habilidad como para convertirlo, y así.

Esto nos indica que “amigo” o “enemigo” sólo depende de nuestra habilidad y comprensión de la vida. En otras palabras, nuestra vida es según sepamos vivirla, depende “del cristal con que se mira” (Campoamor) y podemos llegar algún día a ser amigos aún de quien ha sido nuestro enemigo.

Personalmente creo que si bien se trata de una victoria cuando vencemos a nuestro enemigo, representa una doble victoria cuando lo convertimos en nuestro amigo y aliado, porque además, nos hemos vencido a nosotros mismos, tarea de las más difíciles que hay.

Por eso siempre me digo, cuando no puedo soportar a cierta persona o situación que se presenta como enemiga… “saca lo mejor de tí, a ver si eres capaz de obtener un beneficio de esta situación y si puedes neutralizar a tu enemigo, volviéndolo amigo” y este desafío hace que fluya la esencia de la vida con más fuerza por mis venas, hacia solucionar la situación en beneficio PARA AMBAS PARTES.

¿Qué mejor homenaje a la vida, a la civilización, a la humanidad? ¿Qué pasaría en el mundo si ambas partes en conflicto fueran capaces de negociar y convertir la guerra en amistad y en coparticipación? ¿Los obstáculos, en trampolines para alcanzar mejores situaciones?

Estas reflexiones me han acompañado todos los años cuando llega el Día del Amigo y además siento que si alguien es mi amigo/a, no debería desear lo mejor para él/ella un día al año, sino todos los días.

En razón de todo esto, es que me pregunto: ¿Por qué no puedo ser amigo de todo y de todos? Y la respuesta me llega como un baldazo de humildad: “Porque no siempre puedes contigo mismo; porque la disposición a aceptar y a amar es tu prerrogativa y de nadie más”.

Este artículo está dedicado a mis amigos y a quienes no lo son todavía, y a aquellos a quienes les pido disculpas por no haber crecido aún lo suficiente como para aceptarlos como mis amigos.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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«El Emperador: nunca debes entregar tu poder» Leo.

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El Arcano Nº 4 del Tarot, El Emperador, representa “como personaje” a un hombre menor de 50 años, con autoridad, con cierto poder, con una ubicación social en la que puede ejercer su influencia. Tiene mando, tiene independencia, todos lo escuchan y le obedecen por naturaleza.

En el caso de representar “una actitud” (en lugar de considerarse como personaje) puede estar representando tanto a un hombre como a una mujer, con poder sobre su propia persona, con independencia, con decisión personal. En cualquiera de los dos casos, este Arcano está representando la disponibilidad de la energía propia sin permitir la influencia exterior.

Asimismo nos está comunicando un mensaje: No debemos entregar el poder que nos corresponde por derecho propio, a otra persona, a otra entidad, a cualquier otro elemento exterior. ¿Qué significa esto? Él es El Emperador y se ha ganado el derecho de decidir y de ser escuchado.

Con esto me estoy refiriendo a que no deberíamos delegar la responsabilidad que nos corresponde asumir, a otra persona; por ejemplo, que otro decida por nosotros, que otro se haga cargo de elegir nuestro camino y nosotros limitarnos a seguirlo, que otro piense por nosotros y nos diga lo que “es mejor para nosotros”.

Eso está bien cuando se trata de alguien de corta edad, delegando su responsabilidad a sus padres, pero todo el tiempo puedo ver a seres adultos permitiendo que otros decidan por ellos. En ese caso, si se le tiran las cartas, veremos que El Emperador que los representa, aparece en posición invertida y eso no es lo que les corresponde, lo que les conviene, lo que les beneficia.

Hay muchos casos cotidianos que si no los observamos bien, los pasaremos por alto. Por ejemplo, elegimos por votación a un representante y luego, nos desentendemos del asunto dejando que él decida por nosotros, muchas veces a su conveniencia y no a la nuestra. Y puede que sus intereses no coincidan con los nuestros.

Sería el caso de un ciudadano que se limita a emitir un voto, pero que luego no controla que aquel a quien votó haga lo correcto en beneficio de quien está representando. Eso es un caso típico; hemos delegado la responsabilidad, la autoridad, el poder, a alguien que decide por sí mismo sin que lo afecte si su decisión va en contra de quien lo ha votado.

Pero, eso sí, luego nos sentiremos damnificados y pediremos la cabeza de aquel que ha decidido por nosotros; lo consideramos responsable siendo que fuimos nosotros quienes le hemos entregado nuestro poder, sin condiciones. Lo mismo pasa en una familia: alguien es posible que “asuma el mando” y decida unilateralmente por todos, sin contemplar los intereses individuales.

No podemos responsabilizar al otro si nosotros le hemos concedido el poder ilimitado y no controlamos su accionar. Algo así como el dicho popular: “¿Quién tiene la culpa, el chancho o el que le da de comer?”. El Emperador invertido nos está señalando que estamos sujetos a las decisiones unilaterales de otro, ese otro que hace uso del poder que le hemos concedido.

Una cosa es que le hayamos encomendado una función; la otra es que le hayamos entregado nuestro poder. En este último caso, es como si le hubiéramos firmado un cheque en blanco, dejando a su decisión que él/ella escriba la cifra. Esto lo vemos permanentemente en las noticias: que Fulano o que Mengano hizo esto o aquello y, ¡Horror!, ¡Ahora lo descubrimos!

Entregamos nuestro poder cuando no reclamamos lo que nos pertenece, cuando no pedimos explicaciones ni rendición de cuentas; cuando no participamos del evento y dejamos que sea otro/a quien tome las decisiones según le parezca, a su gusto y necesidad (pero no a la nuestra). Eso es inmadurez, es irresponsabilidad, es apatía, es desentenderse y resulta malo para ambas partes.

En tal caso, luego no tendremos derecho a reclamar; tal vez tengamos derecho legal, pero no lícito ni ético, que son cosas distintas y muchas veces más importantes que lo legal. Si no controlo en qué ambientes se mueve mi hijo/hija, por ejemplo, luego no tendré derecho a sentirme defraudado cuando me sea reclamado que me haga cargo de los daños, morales o materiales.

El Arcano de El Emperador, entonces, en la tirada, nos indicará si estamos siendo responsables con nosotros mismos, si estamos en plena posesión de nuestro poder; o si sale invertido, entonces, estamos cometiendo el error de depender de quien no deberíamos y en tal caso, será necesario identificar qué porción de nuestro poder estamos entregando a ciegas.

La tan conocida y hasta cómica frase de “la culpa la tiene el Gobierno”, nos está diciendo que en el momento apropiado para exigir la corrección, estábamos mirando para otro lado. Cuando crecemos y echamos “la culpa” de todas nuestras desgracias a nuestros padres, por ejemplo, no estamos siendo responsables con nosotros mismos ni tampoco justos con ellos.

Eso está evidenciando que no hemos crecido, que no hemos madurado, que no hemos alcanzado el status de El Emperador derecho, como corresponde. Que aún no hemos comprendido que debemos ser responsables por nosotros mismos, que debemos hacernos cargo de usar nuestro albedrío y nuestro poder con la prudencia y el equilibrio que corresponde.

La novia o la esposa que se queja de que su pareja la maltrata, está entregando su poder, porque de otro modo, el maltrato no existiría. Hubo un punto en el que la situación debió imponer los límites y dicho punto fue pasado por alto. Debió conversarse, negociarse, reclamarse, pero nunca dejarse pasar. El que dejó pasar tiene tanta responsabilidad como el que pasó.

El empleado que protesta porque dice que su patrón no lo respeta, está entregando su poder. Los padres que se lamentan de que no pueden controlar a sus hijos, están entregándoles el poder. Lo mismo sucede cuando el dueño se lamenta de que su mascota le rompe las cosas de su casa. O también el ciudadano que se lamenta que sus gobernantes lo han estafado y perjudicado.

En todas estas situaciones hay una entrega indebida de poder a la otra parte. Los niños, desde muy pequeños (y también las mascotas) tienen gran intuición para detectar cuando los mayores dejan un vacío de poder e inmediatamente se abalanzan para conquistarlo y obviamente, luego no estarán dispuestos a devolverlo, porque sienten el derecho de haberse apropiado de algo que los demás abandonaron.

Y lamentablemente, tienen razón. Niños que se comportan mal, evidencian padres irresponsables. Mascotas revoltosas y caprichosas, evidencian dueños que no saben poner límites. Empleados que no cumplen sus roles como corresponden evidencian una dirección incompetente. Sin embargo, la tendencia es decir: “¡Estos niños! ¡Esta mascota! ¡Estos empleados! ¡Estos funcionarios!…” ¿O no es así?

Lo mismo pasa en los países: “¡Éstos gobernantes! ¡Éstos empleados estatales!” Allí, en todos estos casos, se representa el arquetipo de El Emperador invertido. El Emperador invertido tanto representa al abusado, como al abusador… Para reconocer ambas situaciones se emplea el mismo Arcano. ¿Qué nos está indicando ésto? Que ambos tienen un porcentaje equivalente de responsabilidad.

Hace muchos años, tras una desastrosa separación, tirada tras tirada, día tras día, El Emperador invertido me perseguía. ¿Qué me estaba señalando? Que yo no era dueño de mí mismo, que aún permanecía dependiente de la situación, aunque dicha situación ya estaba disuelta. Un año entero estuve haciendo pruebas y pruebas, ensayando distintas actitudes y verificándolas mediante el tarot para ver si habían dado resultado.

En esa situación desesperante, durante ese año, inexorablemente me representaba El Emperador invertido, hasta que por fin logré asumir la actitud apropiada que inmediatamente se reflejó en que en la siguiente tirada, El Emperador volvió a salir derecho, como era lo que correspondía. ¿Qué fue lo que descubrí? Que mi error fue confundir sentimientos con entrega de poder, siendo que no tienen porqué ser equivalentes.

En otras situaciones más difíciles, sin embargo, me había negado a entregar el poder a otras personas y los resultados fueron excelentes. Por ejemplo, en una situación en la que tenemos miedo, estamos entregando nuestro poder. Eso no nos garantiza que las consecuencias van a ser atenuadas, muy por el contrario.

Cada vez que entregamos nuestro poder, los resultados son inexorablemente desastrosos. Lo vemos hoy en Argentina, lo vemos en Cuba, lo vemos en Venezuela, lo vemos en México… y pronto lo veremos en EEUU. Anoten por allí esta predicción, la hago hoy, 14 de julio del 2016.

Cualquier pueblo desubicado que entrega su poder (representado por El Emperador invertido) dará lugar a los abusos de un gobernante irresponsable (también representado por El Emperador invertido) porque ambas partes son necesarias para que se dé esa situación.

O ponemos las cosas en su lugar o rompemos con la situación si no se puede negociar, pero no esperemos que concediendo el poder a la otra parte, las cosas van a mejorar; esto lo evidencia El Emperador derecho cuando por justicia permanecemos en el lugar que nos corresponde, aún lamiéndonos las heridas. Las heridas sanarán, pero ese poder ya concedido va a ser muy difícil de recuperar.

Entonces, seamos justos con nosotros mismos y NO LO CEDAMOS; estemos atentos a no caer en la tentación de creer que si lo cedemos las cosas van a mejorar. Esto nos llevaría al desequilibrio y todo desequilibrio tiene funestas consecuencias, que va a costar mucho revertir.

Como consejo entonces, El Emperador nos señala: “¡Mantente derecho!” o lo que es lo mismo, NO CEDAS TU PODER. Porque después, cuando te des cuenta y lo quieras recuperar, vas a necesitar el doble de inversión de la que hubieras hecho si te hubieras mantenido en posición derecha y tendrás el doble de problemas, sin duda.

Por ejemplo ¿Cuál es la diferencia entre un roedor de montaña y un lobo? ¿Qué pasará si cada uno de ellos cae en una trampa? ¿Cómo reaccionará si es atrapado?

El lobo de la estepa se mordisquea la pata y la corta, a pesar del dolor, con tal de no quedar inerte en la trampa del cazador; tal vez morirá desangrado o de hambre (o no), pero libre y ya no en la trampa. El cazador deberá hacerse cargo de su frustración; el lobo no renunciará a su libertad y a su dignidad, aunque le cueste la vida, que de todas formas, sería lo que le espera de mantenerse esperando en la trampa.

Entonces… ¿Qué eliges ser? ¿Como el lobo o como el ratón? ¿El Emperador derecho o El Emperador invertido? Es tu decisión y es tu consecuencia; tú decides si retienes tu poder o si lo entregas “a la buena de Dios”. Es tu responsabilidad.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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