Natalia Vorontsova explora el misterio de la muerte y su relación con estados de conciencia no ordinarios, como el tukdam y las ECM, incluidos los relatados por niños pequeños.
Científicos y médicos entraron en la habitación de un monje meditando en un templo budista. Mientras realizaban pruebas y registraban los datos fisiológicos del monje, notaron un olor agradable y una fuerte sensación de bienestar que lo envolvía. La situación en sí no parecía nada inusual, solo una persona descansando en posición acostada, excepto que el monje no tuvo circulación sanguínea, ni latidos cardíacos y un electroencefalograma plano durante varios días. Este estado de conservación duró 30 días, sin cambios en el estado físico del cuerpo como sería de esperar después de la muerte. El final de este estado estuvo marcado por la rápida aparición de signos de descomposición física. A menudo, el proceso es tan acelerado que los compañeros monjes tienen poco tiempo para realizar una ceremonia después de la muerte [1].