domi ESPIRITUALIDAD VS VIDA ESPIRITUAL

Alguien me puede acusar de suspicaz o tal vez de prepotente o engreído. Tal vez sea por mi manera de ser (o de “no ser lo que creía o debía ser”, según se dice ahora) o quizás sea consecuencia de mi actual trabajo de director de una librería y espacio cultural (www.e-excellence.es), en la que diariamente se programan conferencias, talleres y actos de todo tipo, pero me sorprende la popularidad de alguno de los speakerspresuntamente iluminados que hay actualmente por este mundo y, lo que es peor, la incondicional entrega de sus fieles oyentes y fans.

Muchos de esos ponentes y oradores hoy hablan de “espiritualidad“, desmarcándose del concepto de “religiosidad“. Evidentemente, la religión no es más que la institucionalización y el adoctrinamiento de la consustancial espiritualidad del ser humano. El ser humano tiene necesidad de trascender a esta vida solo mundana y eso lo consigue dotándola de un profundo sentido, lo que da luz a su existencia. Y es verdad que en estos momentos del desarrollo colectivo humano, la religión como concepto y fin en sí mismo han sido superados y hoy se reclama recuperar la propia esencia y sentido profundo y personal para vivir cotidianamente esa espiritualidad que todos necesitamos. Eso conforma una manera diferente de vivir desde dentro y sin esperar que algo exterior nos ilumine o dote de sentido esencial y verdadero a nuestra vida.

De todos modos, esa nueva manera de vivir desde dentro nuestra propia espiritualidad no debiera ser algo que solo nos ayude a escapar de los condicionamientos de la religión. La religión, como tal y en muchos casos, ha condicionado nuestra vida y, lo que es peor, ha desvirtuado nuestra propia e innata espiritualidad para hacernos esclavos de una moral y unas doctrinas inflexibles y demasiadas veces ajenas e inhumanas, pues desatienden nuestro fuero interno y la autenticidad de nuestro ser interior. La religión, en muchos casos, ha dejado de ser un medio para alcanzar la espiritualidad y se han convertido en un fin en sí mismo que, en el peor de los casos no nos une, sino que nos separa de Dios, de los demás y del Universo.

La espiritualidad no es más que la vida desde nuestro interior, como he mencionado antes. Así, cada uno la vive a su manera… aunque nuestro común sentido interior la hace universal. Todos los seres humanos tenemos los mismos fines y sentido, aunque las dotes de cada uno y su aportación al mundo que le rodea sean personales e irrepetibles. Cada uno nace con unos talentos que debe reconocer mediante la experiencia y es precisamente la proyección de éstos en su mundo circundante lo que le confiere el sentido propio y profundo de su vida. Detrás de esa aportación personal e intransferible está sin duda su felicidad y su plenitud!

Pero, una cosa es la vida espiritual y otra bien distinta” es la “espiritualidad”, tal como la conocemos hasta ahora, con sus discursos, sus argumentos y sus guías. La vida espiritual nos enseña que sentir es el único camino para encontrarnos con lo trascendente (llámale Dios, Cosmos, Energía, etc.), sin necesitar razones ni palabras para entenderlo, sin invitar a la mente que entre en divagaciones. Sobran palabras y símbolos, basta adentrarse profundamente en uno mismo para sentirse parte del Todo!

http://contigomismo.com/2013/espiritualidad-vs-vida-espiritual-i/

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