¿Qué es la vida?, la vida es algo pasajero que tenemos en nuestra existencia, algo que sin darnos cuenta se nos va escapando poco a poco y cuando queremos intentar alcanzarla, ya es demasiado tarde. No vemos lo bonito que tenemos delante, no sabemos disfrutar de cada momento que se nos presenta, lo ignoramos, pasamos de ello, y sin darnos cuenta se nos va escapando el poco aliento que nos queda. Pensamos que somos indestructibles, que nada ni nadie nos podrán hacer daño, pero nos equivocamos, pensamos erróneamente. Y no me refiero a cualquier ser humano, estoy hablando de otra cosa algo peor que cualquier hombre,  peor que el hambre y la sed, peor que cualquier guerra, algo a lo que todos nosotros estamos expuestos, algo que sin pensarlo ni quererlo se nos puede presentar para truncar nuestra felicidad, algo que no esperamos y que de pronto llama a nuestra puerta. Si, ya lo habéis descubierto, las enfermedades, y no me refiero a un simple constipado o una gripe, si no a virus peores.

¿Por qué cuando estamos en nuestro mejor momento algo pasa y nos trunca nuestra felicidad?

Lo tenemos todo, tenemos una familia a la que queremos, unos hijos a los que adoramos, una casa, un trabajo, y de pronto, algo sucede. ¿Qué es?, ¿Por qué a mi?, te preguntas. Pero para que preguntar, no vale la pena, te ha sucedido porque si, no tiene explicación, no vale la pena lamentarse. Sigue, sigue viviendo. Pero lo peor de todo no es eso, es saber que tienes algo, que algo no funciona y que no sabes lo que es, las pruebas, las pruebas médicas que no llegan. Las esperas porque lo único que importa es saber lo que tienes,  saber que es lo que en tu cuerpo, en tu maquina anda mal. Sabes que algo no funciona. Todo el mundo te dice que no te preocupes, intentan darte ánimos, que si no será nada, que si patatín, que si patatán. Tú les dices que si que seguro que no es nada. Pero es eso realmente lo que siente tu corazón. No se porque será que en estos momento tu corazón y tu celebro no se ponen de acuerdo, uno te dice una cosa y otro te dice otra. Y es en estos momentos cuando te da cuenta de lo que realmente te rodea, de lo que realmente vale la pena, te das cuenta de lo bonito que es el cielo, el sol, la luna, las estrellas, las flores, y sobre todo, lo bonito que es tener a tu lado a la gente que quieres, a la que amas, a la que adoras. Te das cuenta que no vale la pena enfadarse por cosas sin importancia, y es ahora en estos momento cuando aprendes a vivir, aprendes a luchar, y ya no por ti, si no por la gente que te quiere, por la que te rodea, por tu hijos.

Pasan los días y ya no es peor lo que tengas, sino el saber que no lo tienes, el esperar que te hagan unas pruebas para ver  que es lo que no funciona.  Hay que pensar que por muchas vueltas que le demos, lo que tengamos lo tenemos ya. Lo peor es el no saber que tenemos, la incertidumbre de saber si será algo malo o pasajero. Y si ya lo sabemos y vemos que tiene solución pues  a por ello, y si tenemos algo peor, algo grave, pues a luchar a luchar por seguir viviendo, por salir del lio en el que nos han metido. Porque  tu te lo mereces, porque la gente que te rodea se lo merece, porque la vida lo merece.

No hay que cerrar los ojos a los problemas, no hay que cegarse a la oscuridad. Después de la tormenta siempre viene la calma, al final del túnel está la salida. Y recuerda, la esperanza nunca, nunca, nunca, se pierde, si la perdemos ya no nos queda nada.

Sobre todo disfruta, lucha, y vive la vida, no dejes que se te escape, disfruta de esos pequeños momentos que tenemos, que aunque parezcan insignificantes, tienen un valor incalculable. Y que no se te olvide que vida solo tenemos una, no la dejes escapar.

Caminaba un día por la calle, cuando observé como unas nubes oscuras se juntaban en el cielo, y vi luego como la lluvia empezó a caer, rápidamente busqué refugio, al mismo tiempo que la suave lluvia se convertía poco a poco en tormenta.

Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada de una casa, en el momento en que la tormenta caía con más fuerza y estruendo. Ví entonces una pequeña rosa roja, golpeada y encorvada por las grandes gotas de agua que constantemente le azotaban; y a pesar de esto no se rompía, sino que soportaba con increíble resistencia el gran embate de la lluvia y cada uno de sus golpes; manifestado en grandes y pesadas gotas de agua.

Me sorprendí al ver como a pesar del viento y lluvia, la pequeña rosa roja soportaba el gran castigo, sin ceder ni un ápice. En muchos momentos, pensé verla caer, derrotada por la furia del agua, mas sin embargo, volvía a enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.

Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía de entre las oscuras nubes, noté con asombro como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún en su lugar, con su tallo erguido hacia el cielo, mostrando con orgullo sus bellos pétalos rojos, en señal de su victoria ante las fuerzas de la misma naturaleza, a la cuál pertenece.
Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida; pues al recordar como la indefensa rosa luchaba por seguir en pié ante la tempestad, y después de observar cuán dura había sido su lucha, me recordó las dificultades que había tenido en mi vida, y de como muchas veces, había sentido que ya no podía mas, pero al ver la rosa roja, en pié y victoriosa.
Desde entonces no dejo que nada me asuste,atemorice o desanime, y cada vez que siento desfallecer; recuerdo aquella pequeña rosa roja, la cuál me mostró cuánto valgo y lo duro que he de pelear en este mundo, pero también recuerdo el amor que me tiene aquel que dio fuerza a la rosa, para que pudiera resistir…

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