Identificación con la muerte

 

He escuchado: “Cuándo muere un familiar directo y/o una persona con la que se tiene algún tipo de relación, ¿cómo no vas a identificarte con ese suceso y sufrir con esa muerte?”. Opino que en estos casos deberíamos darnos cuenta de que la identificación con la muerte ya existía previamente, y que además estaba gobernando prácticamente la totalidad de nuestra supuesta existencia personal. Por ese motivo,  ante una situación como la de “esa aparente separación definitiva” con alguien amado y/o simplemente conocido, lo extraño seria no experimentar un profundo dolor y una angustiosa sensación de pérdida. ¿Acaso no llevábamos toda nuestra vida entrenándonos para reaccionar de ese modo y no soltarnos por nada del mundo de la identificación con cualquier experiencia que pareciera estar afectándonos de algún modo, a nosotros…, pobres individualidades separadas del resto? Pero –como ya he escrito en alguna otra ocasión-, por consistir la Realidad en el Estar Siendo Ahora Todo Uno Mismo (donde verdaderamente no existe la muerte ni nadie que pueda morir), quizás delante de la partida de alguien el dolor no proceda tanto de la muerte en sí, como del hecho auto-agresivo de, al tomárnoslo de ese modo erróneo, con ello estar reforzando la identificación con la creencia en la posibilidad irreal de la separación (nunca habida ni posible), esto es, con la causa fundamental de todos nuestros conflictos y aflicciones. ¡Si mi amigo muere y yo sigo con vida, cómo no vamos a ser dos seres distintos y separados en lugar de Estar Siendo Siempre la Unicidad! –exclama la consciencia egoica, dependiente (como siempre) de esa percepción limitada y distorsionada de la Realidad, esto es, atrapada en la necesidad de victimizarse y de seguir justificando la naturaleza de sus viejas, resignadas y dolorosas reacciones. E igual que acostumbramos a responder con respecto a la idea de la muerte, también solemos repetir el mismo patrón de conducta en relación con el resto de las experiencias (enfermedades, accidentes, ruptura de parejas, perdida de trabajo, etc.) a las que, como si fueran algo distinto y/o sobrevenido a nuestra propia esencia, habitualmente culpamos de causarnos dolor y un profundo malestar interior. ¡Todo está siendo Uno siempre; nada hay ni ocurre fuera del Uno Mismo nunca!

54- La creación y la muerte. Dios no creó nada. La idea de la creación no tiene sentido fuera del déficit de consciencia y/o de la mentalidad egoica. Sólo la naturaleza fragmentadora y separadora del ego (pues la percepción dividida y separada conforma su propia imagen y su semejanza) puede imaginar una Divinidad definida, diferenciada y separada de Sí Misma. La idea de la creación planteada por las religiones supone la admisión inconsciente de la existencia real de la dualidad y también de la separación entre un dios determinado y su hipotética creación. ¡Ya basta de seguir identificados con algún tipo de creación, pues eso implica que nuestra existencia estaría incluida en dicha falacia y dificulta el darnos cuenta de que nunca han existido ni existirán seres distintos a la propia Divinidad! Creernos parte de la creación nos condena a tener que peregrinar por una vida ilusoria padeciendo las consecuencias de creerse la mentira de haber sido expulsados del paraíso de nuestra propia consciencia. Dios y su supuesta creación, sin llegar nunca a ser algo determinado, siempre son Uno, esto es, lo Mismo y lo Único que verdaderamente Está Siendo siempre. Otra idea que tampoco tiene razón de ser, y que demuestra lo arcaico del tinglado mental predominante, es aquella por la que se pretende que Dios creara el mundo a lo largo del tiempo. ¡No existe la creación ni el tiempo ni nada que no consista única y exclusivamente en el Estar Siendo “Ahora” Todo Uno Mismo! He aquí que también podemos “soltarnos” de esa creencia y de todo cuanto de un modo sibilino y subliminal implica y genera en el mundo ficticio de la dualidad y de la separación. Ya es posible comprender que para continuar existiendo (pues al fin y al cabo dejar de existir es lo que más asusta al yo identificado) “no necesitamos” seguir creyendo en nosotros como individualidades. Muy al contrario, paradójicamente es la creencia y la identificación con la individualidad diferenciada aquello que jamás podrá continuar existiendo: lo único que puede morir. ¡Mueren las apariencias de la dualidad; nunca el Estar Siendo Unicidad!

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2 comentarios en “Identificación con la muerte

  1. Creo es un gran error el sufrir por la perdida de un ser querido. Si es querido es porque tenemos hacia él un sentir de pertenencia, cuando ninguna vida, cuerpo o alma nos pertenece. Nos han enseñado el sufrimiento considerando que el cuerpo se acaba y es verdad, pero ese cuerpo es parte de la Madre Tierra y a ella pertenece y es la única que lo debe reclamar. Si consideramos que el cuerpo no es nada y que el espíritu, alma o vida, no muere nunca..sino se transforma, entonces el querer o desear que un ser se quede con nosotros a pesar de su decisión de marcharse, seria lo mas egoísta del mundo.
    Pensando fríamente, una muerte física no nos debería importar nada en absoluto. Podemos seguir hablando con ellos después sin forma física.
    Algunos, si juzgan con la mente del miedo y del sufrimiento pensaran soy una persona cruel y fría si pienso lo anterior….pero hay que empezar a sacarse las mentalizaciones y lavados de coco a los que hemos sido sometido año tras años.
    Somos seres espirituales y cada vez mas , lo cual se puede demostrar.
    Bienvenida la muerte física, la cual debemos recibir con trompeta y tambor, porque pasamos a una vida superior.
    Juancarlos

  2. Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento.

    En esta era de iluminación, conocimiento y consciencia. En esta etapa de despiertos, cada uno con sus verdades, en esta ilusión de entendimiento en la que vivimos, cada día adoro más y más a mi ignorancia.
    Ella, mi ignorancia, es la mas libre, la mas pura, se le antoja guiarse solo por el instinto; No es sarcasmo, lo digo muy en serio, cada día cultivo mas mi ignorancia y lo hago no leyendo temas espirituales, ni metafísicos, ni filosófico espirituales. No me interesa saber que hay después de la muerte, mi instinto le dice a mi ignorancia…, ya lo descubriremos juntas. Y a otra cosa mariposa.

    Citando a Lope de Vega, Un hombre que solo es alma, está cautivo en su cuerpo.

    Mi cuerpo es el aquí y ahora mas real que poseo. Mi mente tiende a enredarse y divagar,se pregunta mucho y hay que contestarle, porque tiende a no rendirse. Es dificil mantenerla en el aquí simple que a mi me gusta. Y a mi alma…. la dejo libre, como a mi ignorancia

    marimer

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