El arquetipo del guerrero está presente en todas las culturas, y es retratado en muchas historias grandiosas. Estas historias nos enseñan las características personales que se deben tener si se quiere triunfar en la adversidad. El guerrero es perseverante, posee fuerza y valentía. No sólo pelea, sino que lo hace para defender la verdad y aquello que cree es correcto.
El guerrero lo llevamos dentro dormido por lo ruidos de la vida, y cuando despierta revitaliza el alma llenando el camino de inspiración y sentido.
Por qué se necesita ser un guerrero?
La guerra interior:
La guerra interior:
Todos, tal como los guerreros de las historias experimentamos el deseo de ser libres. Todos tenemos una guerra gestándose en nuestro interior, donde luchamos contra nuestra realidad.
Esto significa que muchas veces nos resistimos a que la vida es como es. No queremos que la gente sea de la forma que es, no queremos sentirnos de la manera como nos sentimos, no queremos que nos pase lo que nos pasa.
No queremos aceptar la realidad porque no es como nosotros pensamos que debería ser.
Quedamos prisioneros de lo que pensamos «debería ser» y no vemos (lo que la vida nos está ofreciendo).
Entonces, nos sentimos frustrados, nos tensionamos y estresamos, inventamos excusas y justificaciones. Nuestro lema es «esto así no». Empezamos a resistirnos, tratando de quitarle importancia a las cosas, invadiéndolas, o deseando que cambien pronto.
Cuando estemos dispuestos a enfrentar este hábito, a dejar de resistirnos y conocer la verdad cueste lo que cueste; entonces estaremos preparados para emprender el viaje del guerrero hacia la paz y la felicidad. Pero conquistar la paz interior puede ser un viaje difícil si no se posee las cualidades de un guerrero (perseverancia y valentía).
La paz sólo puede ser interior (y en el presente). No existe la «paz exterior» porque no podemos determinar las circunstancias de nuestra vida. No tenemos poder para controlar o cambiar al mundo como queramos.
La paz no viene con ciertas circunstancias o experiencias. No depende de la gente, las emociones, los pensamientos, los eventos, las cosas materiales, ni nada que sea temporal. Si nuestra paz dependiera de estas cosas, cuando éstas se terminaran también pasaría nuestra paz. ¿Quieres que sea duradera o temporal? Esta es la primera pregunta que debes hacerte.
La paz sólo puede existir en el momento presente. Es ridículo decir «espera hasta que termine esto, entonces voy a ser libre para vivir en paz». ¿Qué es «esto»? Un diploma, un trabajo, una casa, el pago de una deuda? Si usted piensa de esa manera, la paz nunca llegará. Siempre hay otro «esto» que seguirá al actual. Si usted no está viviendo en paz en este momento, usted nunca será capaz de hacerlo. Si realmente quiere estar en paz, debe estar en paz ahora. De lo contrario, sólo existe «la esperanza de que algún día tendré paz»
-Thich Nhat Hanh, The Sun My Heart
El camino a la paz interior
El primer paso es dejar de resistirnos a nuestra realidad y a lo que estamos experimentando. Es aceptar y vivir en el «ahora» tal como es (y no el «ahora» que idealizamos).
¿Cómo?:
1-Centra tu atención en tu interior, en las emociones y sensaciones físicas que estas experimentando. Esto quiere decir que no te estás enfocando en los eventos de tu mundo o en las «historias mentales» que corren por tu mente. Estas siendo consciente de tu propia experiencia interna. Aún si tu experiencia interna es resistencia en sí misma, obsérvala de forma directa con una actitud curiosa.
2-Da la bienvenida a estas experiencias con actitud amistosa, curiosa y acéptalas tal como son. Pueden ser sentimientos dolorosos, o tensiones sutiles en tu cuerpo. Presta atención a cada detalle y cada cosa sobre ellos, de forma que puedas verlos completamente.
3-Reconoce cualquier creencia que tengas sobre como las cosas deberían o no deberían ser. Date cuenta que alimentar estas creencias mantiene la resistencia a lo «que es». Observa sin juzgar que sentimientos provocan estas creencias.
4-Repite los pasos 1, 2 y 3 en cualquier momento que una reacción surja en ti. Aprende lo que se siente estar alienado de ti mismo y usa esta sensación como una señal para despertar y estar atento a lo que estás experimentando.
A medida que la aceptación se convierte en una forma de vivir, no importa que cosa suceda o que sientas, estarás en paz con tu experiencia. Estás recibiéndola abiertamente, permitiéndola en vez de querer apartarla.
Vivir en paz no es tener las situaciones correctas o la gente o reacciones deseadas en nuestras vidas. Es acerca de esto, la realidad tal como es, el ahora, el presente. Cualquier manipulación de la mente interfiere con la paz. Cuando interpretamos, justificamos, explicamos, analizamos, fantaseamos, nos hacemos ilusiones acerca de lo que esta pasando, estamos resistiéndonos a ello. Cuando dejamos estas funciones mentales a un lado, podremos ver las cosas como son.
Por eso presta atención al presente momento y no andes pensando lo que alguien te dijo esta mañana, no hables por teléfono mientras contestas una carta o email, no te preocupes del futuro. Presta atención al momento.
«Donde quiera que vallas, allí estas». Jon Kabat-Zinn
Una vez al día a partir de ahora, quiero que pongas tu más sincero esfuerzo en estar completamente presente. Dále toda tu atención a lo que estás haciendo. Si tienes una cita para almorzar, disfruta de estar con esa persona en lugar de pensar en esa reunión con un cliente que tenías en la mañana o sobre el montón de trabajo acumulado en tu escritorio.
Incluso las tareas más mundanas, como preparar la cena, puede cobrar vida. Nota los olores, sabores, texturas…
Una descripción de lo que es vivir plenamente atento al momento (adaptado del libro Full Catastrophe Living, por Jon Kabat-Zinn). Vivir plenamente consciente y atento al momento es:
No juzgarse a sí mismo, el exceso de analizar lo que vas a decir, o dejarte llevar por tus pensamientos.
Aceptar y apreciar lo que cada momento ofrece.
Permitir que las cosas sean como son, sin quedar atrapados en las expectativas, esperanzas, deseos y experiencias.
Ser paciente contigo mismo y otras personas.No ser impacientes o estar ansiosos porque ciertas cosas, agradables y/o desagradables, puedan llegar a suceder.
Confía en ti mismo y tus sentimientos.
Recuerda que aceptar la realidad «como es» no significa ser conformista. Es poder mirarla de frente, sin hacer juicios de valor al respecto, sin añadirle los «y si…» «o debería ser así». Verla objetivamente, aceptar lo que ofrece y seguir adelante.
«No vemos las cosas como son, vemos las cosas tal como somos».
Compilado: Anónimo Donoso
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Equilibrio Cosmico