Hace unos días un enfermero que trabaja en la Fundación Alborada no pudo acudir a su trabajo por un pequeño accidente. El autobús de la ruta del colegio de su hermano pequeño sufrió un incidente carente de importancia pero se desató una situación de pánico porque más de la mitad de los niños que hacían la ruta son asmáticos y viajan habitualmente con un aerosol. Según la experiencia de este profesional sanitario estas cifras son normales en los colegios que él conoce, 40-50 niños todos con su aerosol.
El asma, las alergias y las enfermedades respiratorias han crecido de manera espectacular. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, el 30% de las enfermedades infantiles están asociadas al medio ambiente. El pulmón es el órgano más afectado, ya que se desarrolla a lo largo de la infancia y la adolescencia y al inicio del otoño se produce entre el 20 y el 25% de las hospitalizaciones de escolares con asma.
La exposición a la contaminación atmosférica debida al tráfico y la industria incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias en la edad adulta algo que se agrava pues con los datos de esta sociedad científica a los 14 años los adolescentes empiezan a fumar de un modo habitual. Contaminantes como los óxidos de nitrógeno, el bióxido de azufre, el monóxido de carbono y el ozono, favorecen la aparición de síntomas y exacerbaciones en niños y adultos con asma.
Es extraño, sin embargo, que desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, comenten:
“la necesidad de que el paciente con asma tenga la enfermedad bien controlada con el objetivo de que puedan llevar una vida normal. Es importante, por lo tanto, llevar siempre la medicación adecuada, un plan de acción por escrito para saber como actuar en caso de deterioro de la enfermedad y realizar revisiones periódicas con el especialista”.
No creo que sean “normales” situaciones como la descrita en el primer párrafo en el que montones de niños llevan un antiasmático en el bolsillo y corren a inhalarlo ante una situación de tensión ¿pero qué sociedad les estamos brindando? y ¿hay evidencia científica de que los niños deban utilizar en esa proporción y con toda la normalidad del mundo un medicamento potente como esos broncodilatadores? Existe desconocimiento sobre la incidencia del asma y sobre la mejor alternativa terapéutica. Lo que parece claro a tenor del “experimento en Fase IV” que observó hace unos días ese enfermero es que los niños están hipermedicados.
Más info sobre medicamentos antiasmáticos y daños en la salud en el libro Traficantes de salud.
Publicado por Miguel Jara
http://www.migueljara.com/2011/11/10/una-ruta-del-cole-cargada-de-aerosoles-para-el-asma/
Quizas las estelas químicas persistentes (geoingenieria aplicada a vuelos comerciales y militares) tengan algo que ver con este aumento exponencial de la última década de problemas respiratorios y alergias…