Este hallazgo aporta nuevos argumentos a quienes culpan a los sapiensa de la desaparición de los homínidos de Flores
Fuentes de información digital utilizadas
La Información, Europa Press, Nature
Fuente de las imágenes
Nature
Palabras clave:
prehistoria, paleolitico medio, Liang Bua, Isla de Flores, Homo floresiensis, extinción, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
El hallazgo lo ha comunicado el equipo dirigido por el arqueólogo Thomas Sutikna y el geocronólogo Richard Roberts, de la Universidad de Wollongong, Australia, en una conferencia en la reunión anual de la European Society for the study of Human Evolution en Madrid. El descubrimiento de H. floresiensis en 2003 ya desconcertó a los investigadores, en parte debido a que algunos de los restos fueron fechados en hace 11.000 años. Para entonces, el Homo sapiens había colonizado el sureste de Asia, y algunos científicos imaginaron que los humanos pudieron haber co-existido con los hobbits durante miles de años.
Pero este año, el trabajo de redatación en la cueva movió las fechas de extinción de los hobbits hasta hace unos 50.000 años. Roberts, quien dirigió ese estudio, señaló que los humanos modernos ya podrían estar viviendo en el sureste de Asia alrededor de ese tiempo, y que podría haber una relación causa efecto entre ambos procesos.
Los dientes, un premolar superior y un molar inferior, fueron descubiertos en 2010 y 2011, y han sido datados en alrededor de 46.000 años de edad utilizando muestras de carbón de las inmediaciones, según dijo Sutikna a los asistentes a la reunión. El equipo cree firmemente que los dientes son de H. sapiens. Por ejemplo, son más grandes que los de H. floresiensis.
María Martinón-Torres, paleoantropóloga del University College London, piensa que el molar inferior se parece a los de H. sapiens, aunque el premolar parece un poco más primitivo. Para demostrar de manera concluyente que los dientes son humanos, dijo que le gustaría ver comparaciones con una amplia gama de restos de H. sapiens y también de H. erectus (que podrían haber sobrevivido en Indonesia, hasta hace unos 50.000 años). «Creo que tienen un trabajo bastante difícil. Hay muchos factores a tener en cuenta», comentó.
Otra evidencia presentada por Sutikna sitúa a los humanos en Liang Bua muy poco después de que H. floresiensis desapareciera, lo que añade peso a la posibilidad de que los seres humanos desempeñaron un papel en la extinción de los hobbits, posiblemente por la competencia por los recursos limitados de Flores. Los restos de animales que podrían haber sido presa de los cazadores-recolectores humanos, tales como cigüeñas gigantes (Leptoptilos robustus), buitres (Trigonoceps) y elefantes en miniatura llamados stegodons (Stegodon florensis insularis), desaparecen de las capas de sedimentos de la cueva después de hace alrededor de 46.000 años. Al mismo tiempo, conchas de moluscos de agua dulce comienzan a aparecer en los sedimentos. Tales moluscos son comunes en los hábitats de los primeros humanos a través de Eurasia y África.
Las herramientas de piedra hechas de sílex (que también se encuentran con frecuencia en otros yacimientos humanos) y las pruebas de fuego también son más recientes que los restos de Hobbit en Liang Bua.
«Lo que aún no sabemos es si hubo al menos un pequeño solape en las poblaciones, lo que plantea la cuestión una vez más de la posible función de los humanos modernos en la extinción de floresiensis,» dice Chris Stringer, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres, quien asistió a la reunión. Si hobbits y seres humanos coincidieron en el tiempo, incluso podrían haberse cruzado, dice Stringer.
El próximo mes de abril, Sutikna, Roberts y su equipo regresarán al Liang Bua para investigar estratos de hace entre 46.000 y 50.000 años, y que podrían contener los restos de sapiens que contemplaron a los últimos de los hobbits.