En la política española hay por desgracia cada vez más casos de personas que pueden ser de una cosa o de la contraria dependiendo de sus intereses. Se trata de los principios cambiantes de los que hablaban los hermanos Marx y de los que tenemos una buena muestra en numerosas listas electorales. El arribismo es una de las grandes aportaciones de la democracia española al mundo civilizado. De hecho la Transición tuvo como destacadísimos protagonistas a notables arribistas que durante años le cantaron la palinodia al régimen de Franco. En las listas de Vox nos encontramos con numerosos ejemplos. Hasta ahora el más emblemático era el de Gil Lázaro, más de 20 años diputado del PP, que hoy abomina de la “derechita cobarde” para encabezar la lista por Valencia de la “derechita valiente”, la que sin embargo lidera el que renuncia a ser entrevistado por periodistas de presa para que no queden al descubierto sus muchas debilidades.
También es el caso de dos ex concejales catalanes que formaron parte del AECAT (Asamblea de Electos de Cataluña), impulsada por la Asamblea de Municipios por la Independencia.
Fernando Moya y Josefa Redondo son los nombres de estos dos exediles de Begues (Barcelona) que ahora han encontrado en Santiago Abascal al salvador de sus “carteras”. Ambos forman parte de la lista de Vox al Congreso por la provincia de Barcelona.
La presidenta de la AMI y alcaldesa de Vilanova i la Geltrú, Neus Lloveras, amiga íntima de Puigdemont, celebró la decisión de Moya y Redondo: “Están dando una lección de democracia a su partido”, señaló desde su cuenta de Twitter.
Ahora que toca disfrazarse de patriotas, los dos ex ediles se justifican diciendo que se apuntaron en la AMI por equivocación.
Ajajá, se coje más pronto a un mentiroso que a un cojo. En fin son todos iguales. La única formula que le queda al pueblo es no votar.