Jiddu Krishnamurti, uno de los pensadores espirituales más influyentes del siglo XX, dedicó más de seis décadas a compartir su visión del mundo, marcada por una profunda reflexión sobre la libertad, el desapego y la verdad. En su última charla, pronunciada el 1 de enero de 1986 en Madrás (actual Chennai, India), Krishnamurti abordó uno de los temas más trascendentales de su filosofía: la relación entre vivir y morir, y la necesidad de desprenderse de todo para acceder a la verdad desnuda.
Krishnamurti expresó:
¿Qué significa morir mientras vivimos? No hablo de suicidarse; no estoy hablando de ese tipo de tonterías. Quiero descubrir por mí mismo qué significa morir; lo que implica, ¿puedo estar totalmente libre de todo lo que el hombre ha creado, incluyéndome a mí mismo? ¿Qué significa morir? Renunciar a todo. La muerte te corta con una navaja muy afilada de tus apegos, de tus dioses, de tus supersticiones, de tu deseo de consuelo, de la próxima vida, y así sucesivamente. La muerte es tan importante como vivir. Plantea esta pregunta para ti mismo. Ser totalmente libre, totalmente desapegado de todo lo que el hombre ha creado, o lo que tú has creado: sin apegos, sin dioses, sin futuro, sin pasado. Ve la belleza de ello, la grandeza de ello, la fuerza extraordinaria de ello: vivir muriendo. ¿Entiendes lo que significa? Mientras vives, en cada momento estás muriendo, de modo que a lo largo de la vida no estás apegado a nada. Eso es lo que significa la muerte.
Esta idea puede parecer radical, pero encierra una verdad profunda: el desapego no es un acto de negación, sino una puerta hacia una experiencia más plena. Para Krishnamurti, vivir significa renunciar, momento a momento, a todas las cosas que nos atan: nuestras creencias, nuestras posesiones, nuestras relaciones tal como las concebimos desde el apego. Este proceso no es un sacrificio, sino un enriquecimiento. Cada día se convierte en un renacer, una oportunidad de ver la vida con ojos nuevos, libres de las cargas del pasado.
El desapego, según Krishnamurti, no significa indiferencia ni frialdad emocional, sino la capacidad de amar verdaderamente que nace de la libertad:
El amor y la muerte van juntos. La muerte dice: sé libre, no estés apegado, no puedes llevarte nada contigo. Y el amor dice… no hay palabras para ello. El amor solo puede existir cuando hay libertad. No libertad de tu esposa, de una nueva mujer o un nuevo esposo, sino el sentimiento, la fuerza enorme, la vitalidad, la energía de la completa libertad.
Esta visión del amor como una expresión de libertad total desafía las nociones tradicionales de posesión y dependencia en las relaciones. Para Krishnamurti, el amor no puede florecer en un terreno de miedo, apego o deseo de control, sino solo en la libertad que proviene del acto continuo de «morir».
La enseñanza de Krishnamurti, especialmente en esta última charla, invita a una reflexión profunda sobre nuestra relación con la vida, la muerte y la verdad. ¿Podemos, como él sugiere, experimentar este proceso diariamente? ¿Estamos dispuestos a soltar nuestras ataduras, no como un acto de renuncia ascética, sino como un camino hacia la plenitud? En su mensaje resuena una verdad universal: vivir plenamente requiere el valor de dejar ir. Solo en la libertad del desapego podemos encontrar la esencia de la vida y el amor.
Me siento libre de saber que no lo soy, pues el simple hecho de saberlo ya me libera de toda atadura.
Hay quienes se creen libres y realmente están creando su propia ilusión.
Sí nada está separado y ya lo somos todo, de qué nos queremos separar para ser liberes, a caso ya no lo somos.
Cuando imponemos nuestra verdad aunque sea verdad, dicha verdad deja de serlo, por el simple hecho de que está sea impuesta para religar algo que ya está unido por derecho divino.
Vivamos nuestra verdad y compartamos la, nada más.
Hola No-Hombre:
«Sí nada está separado y ya lo somos todo, de qué nos queremos separar para ser liberes»
Del velo de Isis.
«Cuando imponemos nuestra verdad aunque sea verdad, dicha verdad deja de serlo, por el simple hecho de que está sea impuesta para religar algo que ya está unido por derecho divino.»
No se puede nunca imponer una verdad, porque la verdad no es un razonamiento o un concepto que se entiende o no. La verdad es algo interior, sólo de cada uno, que se alcanza cuando logramos un nivel de sabiduría consciente.
«Vivamos nuestra verdad y compartamos la, nada más.»
Completamente de acuerdo.
Un saludo