¿Ven algo las personas antes de morir? y si es así, eso último que ven ¿puede acaso ser captado, plasmado, en una fotografía? pues muchos creían que sí, y por ello, se hizo muy común en el siglo XIX la llamada práctica de la optografía, o el retrato fotográfico de las retinas de nuestros ojos para intentar ver esa última imagen que veían las personas antes de su muerte.
Los inicios de la optografía
En 1881, el fisiólogo alemán, Wilhelm Friedrich Kühne, descubrió lo que luego se llamaría optografía. La historia cuenta que Kühne se encontraba en su laboratorio de la Universidad de Heidelberg, cuando, examinando los ojos de una rana muerta distinguió en su retina una impresión casi imperceptible de uno de los mecheros que se encontraban en la mesa.
Kühne se dio cuenta que era el mechero que la rana veía mientras moría, lo que le condujo a la conclusión de que si eso pasaba con las retinas de la rana (también experimentó con conejos obteniendo los mismos resultados) era muy probable que ocurriera lo mismo con los humanos.
Las pruebas con humanos
Se dice que Kühne llegó por lo menos en una oportunidad a probar su teoría con un resto humano. El conejillo de indias fue un preso acusado de asesinato del que Kühne obtuvo uno de sus ojos luego de ser guillotinado. Hasta donde se sabe, el científico no puedo conseguir algún resultado.
Sin embargo, pese a este y probablemente a otros fracasos, la idea de que las personas podían imprimir la última imagen que veían en sus ojos, fue haciéndose cada vez más popular sobre todo en círculos policiales.
Y es que la sola idea de que, por ejemplo, la víctima de un asesinato pudiera guardar en sus retinas la imagen de su asesino, motivó que muchas investigaciones policiales usaran esta técnica fotográfica como una manera de registrar un evento o prueba precisa.
Uno de los casos más famosos en la que se realizó esta técnica fue con Jack el Destripador en 1888. Según algunas versiones la policía británica tomó una optografía a la última víctima de Jack, Mary Jane Kelly (aunque hay versiones que señalan que la muestra se hizo con la primera víctima, que fue Annie Chapman) para conocer el rostro de su ya famoso asesino, sin embargo, como ocurrió con el caso del prisionero de Kühne, no se obtuvo ningún resultado.
¿Por qué no funcionó?
Pese a estos fracasos, el solo hecho que Kühne haya podido realizar la técnica optográfica con éxito en los animales, motivó a muchos científicos a buscar una explicación a tan inusual efecto.
Un siglo después del descubrimiento optográfico, el científico Evangelos Alexandridis, llegó a la conclusión de que sí era verdad que se podía captar en la retina una imagen antes de morir, sin embargo, ésta debe hacerse en condiciones precisas de luz y movimiento.
Alexandridis señaló que para que una optografía funcione el último objeto visto por la persona o el animal, debe en primer lugar, estar detenido por un largo período de tiempo frente a los ojos, y estar expuesto a una potente fuente de luz. Esto explicaría por ejemplo, por qué funcionó en el caso del mechero (luz fuerte y objeto inmóvil) con la rana.
Los optogramas
En cuanto a las imágenes en sí, sobre la efectividad de esta técnica, evidentemente no hay muchos registros históricos de ésta, mucho menos en Internet, sin embargo, una de las más populares es esta, que según se afirma fue hecha por el propio Kühne en 1878, en los ojos de un conejo. Lo que es difícil de comprobar es lo que significa o qué refleja la imagen.
La optografía en el cine
Por otro lado, en Italia se acaba de estrenar una película titulada Imago Mortis o Imagen de la muerte. Cabe destacar, que por lo visto en el trailer, el film se basa sobre un Tanatoscopio, algo así como una cámara fotográfica diseñada para fotografiar esa última imagen de los ojos, algo así como el caso de la cámara Kirlian para captar el aura por ejemplo. Hasta donde se sabe nunca se fabricó una cámara especial para este fin, así que esto quizá se deba solo a la ficción necesaria para el desarrollo de la película.
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