Es conocido el hecho de que una herida en el corazón suele ser gravísima. Más, hasta hace poco, se pensaba que no había grandes posibilidades de regeneración del tejido muscular propiamente dicho.
Investigadores suecos han comprobado una propiedad controvertida del corazón humano, el ritmo al cual las células musculares se renuevan durante la vida de una persona.
Este hallazgo refuta lo que era la creencia convencional: que el corazón no puede producir nuevas células musculares y, por lo tanto, las personas mueren con el mismo corazón con el que nacieron.
A los 25 años, alrededor del 1% de las células cardíacas se renuevan anualmente, y ese ritmo cae a menos del 0,5% anual a los 75 años, concluyó el equipo conducido por el doctor Jonas Frisen, del Instituto Karolinska, de Estocolmo.
Esto significa que alrededor de la mitad de las células musculares del corazón se renuevan a lo largo de una vida normal.
Estamos sin duda ante uno de los más importantes trabajos de la medicina cardiovascular en años, ayudando a resolver una antigua controversia acerca de si el corazón humano tiene la capacidad de regenerarse.
Si el corazón puede renovar sus células, podremos en un futuro generar medicamentos que aceleren el proceso, ya que el corazón no alcanza a reemplazar las células que mueren durante un ataque cardíaco.
Respecto a esto, hay quince tipos de células que se han propuesto para implantar a los corazones. Las principales son las llamadas iPSC:
La técnica de creación de células iPSC esta basada en la reprogramación del núcleo de células somáticas diferenciadas, por ejemplo fibroblastos o células epiteliales (queratinocitos). El mecanismo es una des-diferenciación que permite obtener células madre pluripotentes, independientes del origen embrionario- sistema muy importante desde el punto moral, según veo-. Luego esas células son sometidas a un programa de re-diferenciación que les permite adquirir nuevas características, por ejemplo las de un tejido cardiaco normal.
Estas células iPSC pueden ser transplantadas en corazones infartados, estudios experimentales han mostrado que al cabo de 4 semanas permiten restaurar la estructura y la función del músculo cardiaco enfermo (miocardio infartado). De esta manera se frena la progresión de lesiones estructurales del corazón (fibrosis, deformación, dilatación). El objetivo a corto plazo es utilizar células del propio paciente para transformarlas en iPSC con las cuales se podrán tratar lesiones de distintos órganos, sin riesgos de rechazo inmunológico. Debe destacarse que estas células tienen características y propiedades similares a las células embrionarias.
Se han desarrollado ciertos específicos en base a péptidos (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) cuyo fin será estimular el crecimiento de nuevas células del músculo del corazón en el cuerpo humano.
Como vemos, la esperanza de los infartados ha empezado a mejorar.
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