Al mismo tiempo que la magnitud de los seísmos se intensifican en El Hierro –ayer fue un día “especial” con cinco fuertes temblores, uno de 3,1, tres de 3,5 y uno de 3, 8 grados–, los científicos que trabajan sobre el terreno comienzan a trazar el escenario en el que se produciría la erupción volcánica si finalmente el magma logra en su ascenso subir a la superficie.
El magma no saldría a través de uno de los 500 conos volcánicos que hay en El Hierro -la isla canaria con más volcanes- sino a través de una fisura que se crearía con la presión del ascenso. Su salida daría lugar a la creación de un nuevo cono volcánico, formado por la lava y los piroclastos (fragmentos de material volcánico, más conocido como picón), según señalaron ayer los físicos y expertos en vulcanología del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Itahiza Domínguez y Víctor Villasante, traslados a El Hierro para seguir esta crisis sísmica.
La erupción, según apuntaron, sería “tranquila” y no habría grandes explosiones. “Es un volcán Stromboli -isla italiana de volcanes y que da nombre a un tipo de erupción-. Primero habría una salida de magma viscoso, después los piroclastos y finalmente habría fases más explosivas, aunque sin virulencia, porque este magma desgasifica muy bien”, señalan Domínguez y Villasante, que desde el pasado 19 de julio son dos de las personas encargadas de recoger muestras para determinar la evolución de la crisis sísmica. “Lo normal es que sea una especie de Teneguía (último volcán en erupción de Canarias, en La Palma, en 1971), que seis días antes registró una sismicidad elevada, más que la de aquí, y después abrió una fisura y explosionó, con algo de ceniza pero muy tranquilo”, apuntaron.
El punto donde podría producirse esa erupción es hoy una incógnita. Podría ser en cualquier sitio de la isla, aunque todo indica que será en el área que se encuentra entre El Golfo y el Julán, que es donde se registran los seísmos. “Saldrá por donde sea más fácil. Puede ser que llegue a un tope donde no pueda seguir y se desvíe hacia la izquierda o la derecha o incluso salir por el mar”, señalan estos expertos, que aseguran que si se da esta circunstancia la explosividad sería más alta. Sí se sabe que la bolsa de magma que se ha formado en el fondo de la isla es “grande”. La deformación que se ha producido en el terreno, de unos cuatro centímetros en una área de seis kilómetros (los que hay separan la zona del Golfo y el Julan), apuntan a que “no se trata de una pequeña bolsita”, señalan estos expertos.
Esto no significa, sin embargo, que en el caso de que haya una erupción ésta vaya a durar mucho tiempo. “Sólo sale una parte del magma, la que tiene más presión, la otra se queda dentro, se enfría y se solidifica”, aseguran. Es precisamente esta deformación y la rapidez con la que se ha producido, en poco más de dos meses, la que indica que la resolución de esta crisis sísmica está cercana.
Sólo en los últimos diez días la deformación ha aumentado “de golpe” un centímetro -una de las razones por las que se decidió pasar del semáforo verde al amarillo-. El proceso está originando que la isla de El Hierro se esté “abombando” como consecuencia de la presión que ejerce el magma sobre la corteza. “Es lo mismo que si hinchamos un globo”, explica Domínguez.
Los expertos aseguran, pero, que no hay motivos para la alarma. El seguimiento que se está haciendo de la crisis sísmica “al segundo” permitirá actuar con celeridad sin finalmente se produce una erupción. “Tendremos un margen al menos de dos días desde que se detecte hasta que entre en erupción”, asegura Villasante.
En cuanto a ayer, fue un día “especialmente intenso”, según señaló el miembro del IGN, Rafael Abellá, desplazado a El Hierro desde Madrid. En un corto espacio de tiempo los sismógrafos registraron cinco intensos temblores, uno de 3,1 grados, tres de 3,5 y uno de 3,8, el más fuerte producido hasta el momento,que se sintieron en el municipio de Frontera.
Hasta las cinco de la tarde se habían registrado 88 seísmos de una profundidad de entre 10 y 15 kilómetros bajo tierra. La cifra eleva hasta 8.300 los recogidos por el IGN desde el inicio de la crisis, el 19 de julio.
Máximo control
Seis científicos del IGN trabajan sobre el terreno recogiendo muestras y analizándolas. Entre el instrumental instalado en la isla hay siete estaciones sísmicas (con datos en tiempo real que se envían a Madrid y Tenerife) y cuatro GPS, ubicados en la zona del Golfo que recogen información sobre las deformaciones. También se dispone de equipos en tres galerías naturales que recopilan la evolución de las emisiones de CO2. Cada dos o tres días, se analizan las peculiaridades del agua subterránea que llega a los pozos. Si hubiera una mayor concentración de Co2, a raíz del ascenso del magma, cambiaría el pH, la temperatura y la conductividad eléctrica. Nunca se ha tenido tanta información sobre una crisis sísmica, destaca Itahiza Domínguez, experto del IGN.
Fuente: La Vanguardia
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