Como era plenamente previsible en la actual guerra financiera, la agencia Standard & Poors volvió a rebajar la calidad de la deuda española deslizándola un nuevo peldaño. S&P justificó su decisión en las perspectivas del débil crecimiento, el alto desempleo y la alta deuda del sector privado, como si esto no se supiera desde hace tres años, cuando estas agencias fueron incapaces de vislumbrar la crisis. El paso siguiente será rebajar nuevamente la deuda de Italia y la amenaza latente está ahora sobre los bancos franceses, ingleses, suizos y alemanes. Fitch ya ha dado indicaciones de esa linea al poner en la mira a los bancos UBS, Barclays, Credit Suisse, LandesBank y Societe Generale, entre otros.
Los gobiernos europeos fueron incapaces de desacreditar a las agencias de calificación en su momento, e incluso de pedirles una rendición de cuentas tras la crisis, dado que fueron estas agencias de calificación las responsables de retroalimentar el ciclo de la deuda en todo su proceso. Europa, por sus discrepancias internas, siempre ha enfrentado la crisis desde la retaguardia, mirándola desde atrás, tra hechos consumados. Al principio se tragó el cuento (vendido por Estados Unidos) de que la crisis era un evento transitorio. Pero nunca evaluaron certeramente sus colosales dimensiones dado que negaron la “supuesta crisis de la economía mundial”. Se ha ignorado que el origen de la crisis es el alto endeudamiento de Estados Unidos, y por creer que el endeudamiento “era bueno”, siguieron esa insana costumbre.
Ahora la banca de Estados Unidos busca lo que considera suyo y ejerce toda la presión de sus instituciones (con el brazo armado de Fitch, Moody’s y S&P), para comenzar el desfalco de Europa. Para que se entienda el trámite, este momento no es más que una amplificación del tan vitoreado “rescate griego”. Si el rescate a Grecia (del cual aún no se termina de entregar la primera parte concertada en mayo del año pasado por 110 mil millones de euros), fue un rescate a los grandes bancos alemanes y franceses, ahora el rescate a los bancos alemanes y franceses no busca más que salvar a los grandes bancos de Estados Unidos. Son estos bancos los que están al final de la maraña de la deuda, y su caída propinaría un golpe mortal al sistema financiero de ese país, que ya se encuentra en recesión.
Las agencias de calificación han sido las grandes cómplices en la aceleración de esta crisis. Primero hicieron la vista gorda avalando las hipotecas basura (por las que nadie le ha exigido una rendición de cuentas) con lo que impulsaron e hincharon la burbuja. Tras el estallido de la crisis las agencias viveron un leve período de silencio, pero en un segundo momento comenzaron a castigar sin piedad a los países más débiles para luego avanzar, siguiendo la estrategia de los manuales de Von Clausewitz, hacia los países del centro europeo y sus bancos. Con estas acciones, lejos de disipar o atenuar el progreso de la crisis, la han procreado y retroalimentado llevándola a un callejón sin salida.
Cuando hace poco un trader dijo que Goldman Sachs gobierna el mundo, tenía toda la razón si entendemos que por Goldman Sachs se refería al sistema financiero que dominan a nivel global los cuatro grandes bancos de Estados Unidos: JP Morgan, Citigroup, Bank of America y Goldman. Son ellos los que dominan el mundo y no los gobiernos, como dijo Alessio Rastani. Y eso está quedando demostrado con la operación saqueo que quieren imponer en Europa y hacer trizas el euro. El dinero que se busca para la recapitalización del sistema bancario europeo, en una suma que crece día y día y debe superar hasta cuatro veces la estimación de 400 mil millones de euros, no es para salvar a la banca europea sino para aliviar la tensión de la deuda que los grandes bancos europeos tienen con la banca de Estados Unidos. ¿Qué ocurrirá hoy en la cumbre de urgencia que el G-20 realizará hoy en Paría? ¡Se aceptará la rueda de molino con la que Estados Unidos quiere hacer comulgar a Europa?
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