El lenguaje secreto de los alquimistas

Uno de los factores que provocan la complejidad y misterio de la alquimia es su lenguaje repleto de metáforas, guiños religiosos o paganos. Un lenguaje sólo descifrable por los iniciados que tenía un objetivo: que este conocimiento no cayese en malas manos. Con el deseo de que siga vigente esta finalidad aquí se dan algunas claves para interpretar los tratados alquímicos.

En la mitología griega, Afrodita (Venus) se casa con Hefesto (Vulcano), pero tiene una aventura con Marte. El esposo les sorprende in fraganti y lanza sobre ellos una red de bronce para frustrar la unión. Este relato transmite discretamente la fórmula para fabricar una batería como la descubierta cerca de Bagdad en 1936. Al planeta Venus corresponde el metal cobre, que unido al hierro (Marte) produce la aleación bronce (red de Vulcano), dios herrero de la fragua). Otro elemento sugerido es el alquitrán, que abunda en la proximidad de los volcanes.

En un recipiente de arcilla con forma de matriz, fabricado con ayuda del fuego, se introduce un cilindro de cobre (vagina de Venus) y una barra de hierro (falo de Marte), aislados mediante alquitrán (Vulcano). En la teoría alquímica, el esperma masculino es un medio ácido y el útero alcalino. Si se rellena dicho recipiente con una solución de zumo de vinagre (que antiguamente se empleaba como anticonceptivo), obtenemos la batería descrita.

Este sólo es un ejemplo – entre muchos otros – que ilustra la forma en que se transmitían los conocimientos a través de los mitos. Esculapio, dios griego de la Medicina y equivalente de Hermes y del Thot egipcio, aparece como hijo de Apolo (Sol) y discípulo del centauro Quirón. Sus hijas son Higia (higiene) y Panacea (remedio universal), que simbolizan los dos pilares de la antigua ciencia médica: asepsia y medicamento.

Otra forma de transmisión críptica – común en la Europa medieval –era valerse de la liturgia cristiana. Así, por ejemplo, las fases del proceso alquímico podían representarse como elementos rituales: laputrefactio se simbolizaba con la extremaución; la destilatiomediante la ordenación sacerdotal; la calcinatio equivalía a la penitencia; la coagulatio al bautismo; la sublimatio a la confirmación y la transmutación de los elementos a la transubstanción de la Eucaristía (transformación del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo). Como observa Carl Jung en Psicología y alquimia la piedra filosofal fue un símbolo de Cristo.

No obstante, sería un error incurrir en una interpretación atendiendo a un único nivel de significado. No estamos sólo ante una equivalencia simple, sino también ante una representación del proceso alquímico como transposición de la propia liturgia cristiana, en la medida en la cual la Gran Obra incorpora lo espiritual y lo moral. El alquimista no trataba sólo el cuerpo, sino que entendía la enfermedad como carencia o desequilibrio de un todo que integraba cuerpo-alma-espíritu y lo asociaba a otros planos (astros y zodíaco, formas geométricas, números, etc.)
A cada órgano correspondía un planeta (el ojo derecho al Sol y el izquierdo a la Luna). La parte derecha del cuerpo representaba el lado masculino del ser, como la izquierda el femenino. La fusión de ambos principios en un solo ser se representaba con el Andrógino o Hermafrodita divino (imagen inferior) y constituía el objetivo de la evolución humana, pero también se aplicaba a las transmutaciones de la materia.

Luis G. La Cruz

http://enigmasocultos.blogspot.com.es/

Un comentario en “El lenguaje secreto de los alquimistas

  1. Más que un lenguaje secreto, era un lenguaje simbólico cuya interpretación dependía, en gran medida, de los conocimientos del practicante.

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