Obama en Hiroshima, Bilderberg en Dresde y la Tercera Guerra Mundial «silenciosa»

 El pasado 27 de mayo Barack Obama visitó Hiroshima, escapándose de la reunión que mantenía con el resto de líderes del G7. Su Secretario de Estado John Kerry, junto al resto de ministros de exteriores del mismo grupo, había hecho lo propio un mes antes. Dos semanas después de la visita de Obama a Hiroshima, entre el 9 y el 12 de junio, el Grupo Bilderberg celebró su reunión anual, está vez en Dresde. El simbolismo de estas visitas no ha sido suficientemente destacado por los analistas políticos. Sobre todo teniendo en cuenta la afinidad de los bombardeos de Dresde, Hiroshima y Nagasaki, y su significado simbólico en el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial, que podemos considerar también una Tercera Guerra Mundial «silenciosa».
Muchos autores han vinculado los bombardeos de Dresde, como los de otras ciudades alemanas, con los de Tokio y con los de Hiroshima y Nagasaki. Poco importa si se trataba de bombas explosivas, incendiarias, de fósforo blanco o atómicas. La intención de estos bombardeos era similar: provocar grandes masacres colectivas de la población civil, de víctimas humanas inocentes. También en algunos casos, singularmente en el de Dresde, el objetivo era la destrucción de un rico patrimonio cultural, arquitectónico y artístico. Se trataba en todos los casos de una nueva forma de guerra, que es lo que se ha venido en llamar armas de destrucción masiva, vinculadas a las nociones de crimen contra la humanidad o genocidio.Pero lo que estaba en el trasfondo de estas masacres era en realidad algo tan antiguo como la humanidad. No era de hecho más que una nueva versión, a una nueva escala, con un nuevo formato, expresado con nuevos medios, de la mecánica sacrificial que ha acompañado a la guerra desde siempre. Esta dimensión religiosa y sacrificial había tendido a desaparecer del ámbito bélico en el marco de la secularización y la racionalización de los últimos siglos. Pero era solo una desaparición aparente en la medida en que la cultura seguía siendo, bajo la superficie, religiosa y ritual. Y esperaba pacientemente para resurgir en el momento oportuno.

 

Los bombardeos de Dresde, de Hiroshima y de Nagasaki, como otros similares, suponían una nueva forma de guerra con respecto a la guerra convencional entre ejércitos característica de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial que se estaba librando. Pero se trataba, insistimos, de retomar la vieja mecánica sacrificial, el sacrificio ritual de inocentes celebrado por tantas religiones en tantas épocas. Solo que a una nueva escala, en un nuevo formato, transmitido por otros medios. No parece una casualidad que el bombardeo más importante en Dresde, el que tuvo lugar la noche entre 13 y el 14 de febrero de 1945, coincidiese con un martes de Carnaval. Totentanz (https://www.youtube.com/watch?v=nbEvKFqLLZs).

Michael Wolgemut, Danza de los esqueletos (coloreada), en Hartmann Schedel, Weltchronik, 1493.

El objetivo de estas armas de destrucción masiva, de estos «bombardeos en alfombra», no era vencer militarmente al enemigo. Esto estaba ya cerca de suceder por los medios de la guerra convencional. Dresde, Hiroshima, Nagasaki, y otros similares, fueron rituales sacrificiales que buscaban intencionadamente la muerte de decenas de miles de inocentes. Con las consecuencias, no solo materiales, sino sobre todo morales y simbólicas que de ello se derivaba. Estos bombardeos no solo perseguían derrotar militarmente a los ejércitos alemán y japonés, contener el expansionismo ruso, sino sobre todo castigar y humillar moralmente al conjunto de la ciudadanía de estas naciones, hacer de ellos vasallos dóciles del imperio atlantista-sionista.

Pero es importante entender que el mensaje de fondo era para el conjunto de la población mundial, con independencia de su pertenencia a una nación u otra. El trauma que estos rituales sacrificiales significaron para el conjunto de la ciudadanía mundial, que asistió a ellos a través de los medios hollywoodenses, fue inmenso y está todavía latente. Podemos compararlo hasta cierto punto con otro gran ritual sacrificial de bandera falsa como el 11S. Dos torres, dos columnas de humo, dos hongos… que, quizás no casualmente, recuerdan a las dos bombas atómicas.

Dólar hollycapitalista, collage del autor.

En su visita a Hiroshima, el presidente estadounidense no solo no se disculpó ante los japoneses, sino que hizo responsable de lo sucedido a una fuerza suprahumana: «Era una mañana luminosa y sin nubes. La muerte cayó del cielo y el mundo cambió.» Y advirtió: «tenemos una responsabilidad compartida para mirar directamente al ojo de la Historia, y preguntar, lo que debemos hacer de manera diferente para evitar este sufrimiento una vez más.» Después de todo el mismo Obama reconocía que esa muerte que «cayó del cielo» tenía un verdugo: el «ojo» que todo lo ve.

El presidente americano no solo no se disculpó, en nombre de los Estados Unidos, por el sacrificio masivo de cientos de miles de inocentes, sino que además les dejó dos grullas de origami junto al libro de visitas del Museo Memorial de la Paz de Hiroshima. La grulla simboliza en Japón la longevidad y la inmortalidad. Se asocia de manera muy estrecha con los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki después de que la niña Sadako Sasaki hiciese cientos de estas grullas de origami antes de morir a los doce años víctima de la radiación. Obama regaló dos de estas grullas de papel plegado a dos niños, y dejó otras dos en el Museo de la Paz. Lo que puede ser interpretado también como una alusión velada a los dos aviones que arrojaron las dos bombas atómicas.

Por su parte, como era de esperar, los asistentes a la reunión de Bilderberg no hicieron mención alguna a los bombardeos de Dresde. Ni siquiera los líderes políticos que se supone que representan a la ciudadanía. La hipocresía y el cinismo de nuestros tiempos son tan mayúsculos que el establishment no tiene ningún reparo en conspirar de manera evidente al mismo tiempo que demoniza las teorías de la conspiración. Pero quizás lo más importante que nos tenían que decir estaba ya implícito en la elección de Dresde. Especialmente si tenemos en cuenta que desde la primera reunión del Club Bilderberg en 1954, los encuentros han tenido lugar casi siempre en pequeños núcleos urbanos o entornos rurales, raramente en el centro de grandes ciudades como Dresde, hoy poblada por más de 500.000 habitantes. Quizás tampoco sea una casualidad que la sede elegida para la reunión de Dresde fuese el Palacio de Taschenberg, desde el que se organizó la defensa alemana de la ciudad después de los bombardeos. O que Dresde perteneciese a la Alemania comunista, reconquistada por el imperio atlantista-sionista tras la reunificación.

Los bombardeos de Dresde, Hiroshima y Nagasaki no solo son las primeras manifestaciones de las llamadas armas de destrucción masiva. Suponen además, como decimos, el retorno de la dimensión religiosa y sacrificial de la guerra. Hoy que tanto se habla de guerra santa o de yihad para demonizar la manera de entender la guerra en el Islam —fenómeno en buena medida instrumentalizado por Occidente y sus aliados en Oriente Medio—, sería necesario reconocer que la mecánica bélica occidental, especialmente desde estos bombardeos sacrificiales, también es profundamente religiosa. En este sentido Dresde, Hiroshima y Nagasaki podrían considerarse los actos fundadores de un régimen de poder-religión cualitativamente distinto al capitalismo, que venimos denominando hollycapitalismo. Que vendría a completarse en 1971 con la derogación del patrón oro y en 2001 con otro gran ritual sacrificial como fue el 11S. Tiene sentido considerar los bombardeos de Dresde, Hiroshima y Nagasaki como tales actos fundadores si tenemos en cuenta que lo que caracteriza al hollycapitalismo es una enorme capacidad de administrar muerte en masa, e instrumentalizar esta muerte sistémica a gran escala como ritual sacrificial hollywoodense para la manipulación de la ciudadanía y su aceptación de la agenda globalista orwelliana.

Como decíamos el mensaje simbólico de Dresde, de Hiroshima y de Nagasaki no se dirigía solo a los alemanes, a los japoneses o a los rusos. Lo hacía de hecho al conjunto de la población mundial, sometida desde entonces a la dominación global hollycapitalista. Por más que esta se escondiese detrás de la máscara de los Estados-nación. Estos bombardeos no solo destruyeron ritualmente cientos de miles de vidas humanas. También fueron el ritual sacrificial del Estado-nación, del que ya solo quedan ruinas. Desde entonces el imperio atlantista-sionista se arroga el derecho de repetir el mismo ritual cada vez que los medios hollywoodenses fabrican el mismo mito de las armas de destrucción masiva y de la responsability to protect. Repiten el mismo mito que ellos perpetraron. Primero como tragedia y luego como farsa.

Desde entonces el imperio ha venido librando una guerra contra todos, a todas las escalas, en todos los ámbitos, de la guerra convencional a la guerra de propaganda, del atentado de bandera falsa a la guerra climática, de la desfertilización a la manipulación genética encubierta. Así, el documento de la inteligencia atlantista Armas silenciosas para guerras tranquilas decía que la Tercera Guerra Mundial había sido declarada de manera encubierta en 1954 por la élite internacional contra el conjunto de la ciudadanía. Pero de hecho esta guerra generalizada de cuarta y quinta generación, en la que hoy estamos todos completamente inmersos, era parte de la guerra sacrificial, simbólica, hollywoodense, que había comenzado con los bombardeos de Dresde, Hiroshima y Nagasaki. Estas masacres no fueron solo el final simbólico de la Segunda Guerra Mundial, sino también el principio de la Tercera Guerra Mundial encubierta que hoy padecemos. Y que no cesará hasta que la élite atlantista-sionista sea vencida o esta instaure la dictadura global de derecho y nos transforme a la mayoría en ganado transhumano.

Las recientes vistas del G7 y de Barack Obama a Hiroshima y del Grupo Bilderberg a Dresde deben ser interpretadas en este sentido. Especialmente en el contexto de inestabilidad global y de escalada del conflicto entre el bloque occidental y los BRICS, particularmente entre Estados Unidos y Rusia. Sobre todo teniendo en cuenta la exclusión de Rusia del G8 en 2014, y de la manera en que está siendo cercada militarmente, provocada, sancionada y aislada por la OTAN. Las recientes reuniones de Hiroshima y de Dresde, y su vinculación a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que como decimos es también la Tercera Guerra Mundial «silenciosa», son un aviso a navegantes. O en otras palabras, una amenaza a aquellos Estados, a aquellos ciudadanos que pretendan salirse del redil. A buen entendedor con pocas palabras basta.

Referencias:
http://www.asahi.com/ajw/articles/AJ201605290030.html

Bilderberg 2016 se celebrará en Dresden, Alemania

Lista de asistentes a Bilderberg 2016 con 4 españoles


https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_Bilderberg_meetings
https://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeo_de_Dresde

Gaza vs. Dresden, The February 1945 Dresden Fire Bombing: Allied War Crime Prelude to the Cold War

The Unspoken Crimes of World War II: The Dresden Massacre of 1945


http://www.japantimes.co.jp/news/2016/06/09/national/hiroshima-peace-museum-puts-obamas-paper-cranes-display/#.V2WiL6Ko3nc
http://journal-neo.org/2013/08/06/rus-yaponiya-i-uroki-vojny/
http://journal-neo.org/2015/04/07/rus-transformatsiya-istoricheskoj-pamyati-v-ssha-i-yaponii/
http://journal-neo.org/2016/04/16/symbolic-meaning-of-g7-foreign-ministers-meeting-in-hiroshima/
http://journal-neo.org/2016/05/25/barack-obama-to-visit-the-hiroshima-peace-memorial/
http://journal-neo.org/2016/06/01/the-group-of-seven-meets-in-japan/
http://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/20160527/1060130173/obama-hiroshima.html
http://mundo.sputniknews.com/asia/20160617/1060860990/narishkin-duma-abe.html
http://www.reuters.com/article/us-japan-obama-hiroshima-idUSKCN0YH2PQ
www.vaccinefraud.com/uploads/Silent_Weapons_for_Quiet_Wars.pdf

The Consequences of Ideas: Psychological Warfare, Hiroshima, and the Rest of Us


http://www.voltairenet.org/article12412.html

Pedro Bustamante es investigador independiente, arquitecto y artista. Su obra El imperio de la ficción: Capitalismo y sacrificios hollywoodenses ha sido publicada recientemente en Ediciones Libertarias.http://deliriousheterotopias.blogspot.com/

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