Silfra es un lugar muy especial, en Islandia. En esta vieja fisura se ve a dos continentes distintos separándose lenta pero inexorablemente. Un sitio magnífico para ver la tectónica de placas en acción.
Islandia es famosa por muchas razones, entre ellas se encuentra el ser una tierra extraña y sorprendente. Otra, tal vez menos conocida pero igual de impresionante, es por sus magníficas aguas. Y dentro de ellas está la fisura de Silfra. ¿Y qué tiene de especial? En nuestro redondo mundo, a veces es difícil observar los límites, pero si algo impresiona de esta grieta es que a un lado y al otro se encuentran dos continentes distintos claramente identificados.
Nadando entre continentes
La fisura de Silfra es conocida como uno de los mejores sitios de buceo en el mundo. La primera de las razones es la increíble claridad de sus aguas, cuya visibilidad llega prácticamente a los 100 metros. La segunda, y probablemente la más especial, es que se puede nadar entre dos continentes, literalmente.
América del Norte y Eurasia son dos enormes placas tectónicas que en estos momentos están separándose lentamente, a un ritmo de dos centímetros por año, más o menos. Y esta separación ha pillado entre medias a Islandia. Su impresionante paisaje no deja lugar a dudas: lo que dice la teoría es cierto.
Poco a poco un terreno se aleja del otro en direcciones opuestas, pero la fisura es relativamente reciente. Así que todavía podemos tocar con las manos la pared de estos dos continentes distintos, ¡a la vez!
Además, como decíamos, el agua del Langjökull, un cercano glaciar, se filtra entre la red de cuevas y fisuras, lo que proporciona un escenario único para poder bucear, convirtiendo a este espacio en uno de los favoritos para losde buceadores de todo el mundo.
Repasando la tectónica de placas
En lo más profundo de nuestro planeta, las sustancias que lo componen están en su mayoría fundidas. Pero en nuestra superficie, que alcanza varios kilómetros de profundidad, el lecho de roca es sólido. Para que nos hagamos una idea, es como una placa flotando sobre un lecho viscoso.
Parte de ese lecho también se funde, lo que crea un ciclo interno que hace que la masa magmática arrastre las placas en una u otra dirección. Esto hace que la superficie choque entre sí o se desgarre. Aquí vemos la base de la tectónica de placas, que explica buena parte de la actividad geológica de nuestro planeta.
Cuando estas placas colisionan en un punto, aunque lo hacen muy lentamente, su energía es catastrófica. Estas zonas son conocidas por ser muy activas geológicamente, con frecuentes sismos y una vulcanología muy común y viva. Normalmente, una placa «subduce» con respecto a la otra.
Esto quiere decir que se hunde bajo su convergente. En el caso contrario, como en Silfra, las placas se desgarran y se separan. Al ir alejándose, esta cubierta se irá distanciando, creando una falla y un espacio entre las mismas. Así es como se creó la fisura de Silfra.
El futuro de la fisura de Silfra
¿Qué le depara a esta formación geológica? Como siempre decimos, el futuro es muy difícil de predecir. Sin embargo, sabemos que las placas se están desgajando. La filtración del agua y su llenado es fruto de unos miles de años. ¿Qué ocurrirá cuando pasen millones?
Probablemente la fisura se haga más y más profunda y quede rellena con los sedimentos circundantes. A su vez, los bordes irán erosionándose. Con el tiempo, los acantilados darán paso a las playas y, la fisura, al mar. Pero eso solo si tiene tiempo de sobra y las placas se alejan los suficiente.
A día de hoy vemos las consecuencias de esta interacción de placas en varios puntos. Uno de los más importantes es la famosa falla de San Andrés, cuyas vistas son espectaculares. Y es que esta falla se forma en el límite tectónico entre la placa Norteamericana y la placa del Pacífico. Y a diferencia de Silfra, el movimiento es lateral.
El mundo, como vemos, sigue transformándose. A pesar de que nos parezca estático y quieto, esta es una ilusión debida a los enormes tiempos geológicos, mucho más grandes de lo que cualquier ser vivo pueda considerar. Está claro que no podemos predecir con seguridad el futuro de la fisura de Silfra. Pero que no permanecerá así para siempre, es un hecho.
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