Hubo un tiempo en que parecía que se podía. Que se podía replicar cómo salir de la crisis, en el que se podía imaginar una construcción europea con unos márgenes más anchos en procesos democráticos políticos y económicos. Hubo un tiempo en el que parecía que la patrimonialización de la política por quienes se habían turnado en el poder desde el final de la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin, y el tablero se descolocaba y cambiaban las reglas de juego porque había nuevos jugadores.
Y esos nuevos jugadores estaban en la Puerta del Sol, en la plaza de Catalunya, en la plaza de Syntagma y en muchas otras plazas: reclamando más democracia, protestando contra la gestión de la crisis basada en los recortes y contra la corrupción de gobernantes tradicionales.
Fue un tiempo en el que parecía que el rumbo podía ser diferente, que no estaba escrito y que personas que nunca habían pisado un despacho oficial podrían empezar a tomar decisiones.
Pero ese tiempo ha concluido este 7 de julio. O, al menos, se ha tomado una buena pausa. Este 7 de julio, cuatro años exactos de atronador Oxi a la troika, los griegos han devuelto al Gobierno a Nueva Democracia, el partido que aplicó el más duro de los memorandos y dejó Grecia en la bancarrota, y lo han hecho con rotundidad, con mayoría absoluta, con ocho puntos de diferencia sobre Syriza que, no obstante, se mantiene como el principal partido europeo a la izquierda de la socialdemocracia, con un 31% –sólo cuatro puntos menos que en las generales de septiembre de 2015–.
Es la Nueva Democracia liderada por Mitsotakis, de 51 años, hijo del exprimer ministro Konstantinos Mitsotakis, hermano de la que fue primera mujer alcalde de Atenas, Dora Bakoyannis, y tío del actual alcalde de la capital, Kostas Bakoyannis.
La esposa de Mitsotakis compró una casa en París y es socia en una empresa con Stavros Papastaurou, quien aparece en los Papeles de Panamá y es exasesor del exprimer ministro Antonis Samaras. Aunque tener una empresa o comprar una casa no es un delito, la esposa del presidente de Nueva Democracia prefirió mantenerlo oculto.
Mitsotakis sí es de los que siempre han estado en el poder, o en sus márgenes, ya sean políticos o económicos, es uno de esos personajes para los que ser gobernante no es algo extraño, sino que es algo más bien propio de su condición.
«Grecia ya es un país normal», dijo hace unos meses Pierre Moscovici, comisario de Finanzas de la UE. Y, a partir de este domingo, la normalidad ya es tangible: tendrá un gobierno homologable al del resto de la UE, de la familia política de Angela Merkel, Jean-Claude Juncker, Ursula von der Leyen y Pablo Casado.
Tsipras ganó en enero de 2015 con el 36% de los votos, y logró superar el 60% en el Oxi, en julio de 2015. Dos meses después, ya con el trágala del tercer memorándum, ganó las elecciones de septiembre con el 35%, pero ha gobernado gestionando esa contradicción, que ha supuesto una fuerza centrifugadora de ilusiones, esperanzas y votos.
Unos se fueron con Yanis Varoufakis, que ahora entra en el Parlamento griego; otros con Unidad Popular, que ni en septiembre de 2015 ni ahora ha logrado diputados, al igual que el partido de Zoe Konstantonopoulou, expresidenta del Parlamento griego y escindida también de Syriza; algunos, a su casa… Fue un goteo del que no se pudo recuperar. Pero que en cuatro años apenas le ha hecho perder cuatro puntos, del 35% al 31%.
Un goteo que también se ha visto en el ámbito internacional; de todos los que arroparon a Tsipras hasta julio de 2015, y de cómo se fueron despegando de él a medida que decidió gestionar los memorandos tras perder un pulso contra la troika que, en el fondo, era imposible de ganar. ¿Realmente se podía derrotar al Eurogrupo, al FMI y a la Comisión Europea desde Grecia?
«La política es el arte de manejar las contradicciones», tuiteó el sábado por la noche el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias: «Tsipras tuvo el valor de gobernar con todos los poderes griegos y europeos en contra. Quienes nunca lo intentan, nunca asumirán el riesgo de equivocarse. No conquistamos Manhattan [canción de Leonard Cohen que sonó en enero de 2015 en el mitin de Tsipras en el que participó Iglesias], pero eres valiente. ¡Fuerza Alexis!»
El mismo Iglesias destacaba este domingo por la noche el 31% logrado por Syriza: «Con todo absolutamente en contra durante 4 años, a Alexis Tsipras le apoya el 31% del electorado griego. La lección de estos años es que los poderes económicos y sus brazos mediáticos tienen mucho más poder que la gente. Y con todo Syriza lo intentó. Todo nuestro respeto».
El Gobierno griego perdió aquella batalla, y este domingo ha terminado perdiendo la guerra. El propio Juncker, que este domingo fue de los primeros en felicitar a Mitsotakis, reconoció en mayo presiones de «numerosos gobiernos» de la Unión Europea para dejar que Grecia saliera de la eurozona durante la crisis: «Conseguimos que se asegurara la permanencia de Grecia en la zona euro. Suena algo natural hoy, pero como presidente del Eurogrupo y de la Comisión puedo decir que su permanencia estaba muy amenazada. Cuando lees lo que dicen que pasó… Tengo unos recuerdos muy distintos: bastantes gobiernos no querían ni siquiera que en la Comisión nos ocupáramos del problema de Grecia, y no cedí a las presiones para lograr que Grecia siga en el euro. Grecia es un país orgulloso que ha hecho grandes esfuerzos y merece la solidaridad europea».
En enero pasado, Juncker ya pidió perdón en el Parlamento Europeo. «Siempre he lamentado la falta de solidaridad con la crisis griega», dijo en Estrasburgo durante su discurso sobre el 20 aniversario del euro: «No fuimos solidarios con Grecia, la insultamos, la injuriamos, y nunca me he alegrado de que Grecia, Portugal y otros países se encontraran así. Siempre he querido que recuperan su lugar entre las democracias de la UE».
Era el mensaje en 2015: la semilla griega no puede crecer en Europa, el desafío griego tiene que ser sofocado, no caben heterodoxias, los márgenes son estrechos y están preestablecidos.
«Hoy nos hemos quedado a cuatro puntos de nuestro triunfo de 2015», ha reconocido Tsipras, «hoy hemos recibido un mandato para cambiar el partido, para construir un movimiento de izquierdas, con raíces y en la gente trabajadora. Haré todo lo posible para transformar Syriza en un gran movimiento progresista y democrático. Hay que hacer cambios para avanzar más fuerte que nunca. He aprendido a luchar y trabajar duro, quien no lucha y no trabaja duro no comete errores. Los que luchan, cometen errores y aciertan, pero se levantan cuando caen. Mañana estaremos aquí, presentes».
Tsipras ha caído este domingo. Ha retrocedido apenas cuatro puntos, pero su rival ha logrado la mayoría absoluta. Y con la derrota de Tsipras, que aun así sigue liderando el principal partido europeo a la izquierda de la socialdemocracia con un 31%, acaba con un ciclo político en Europa.
https://www.eldiario.es/internacional/derrota-Tsipras-acaba-politico-Europa_0_917958474.html