El fenómeno de la conciencia es el fenómeno primordial de nuestra experiencia como seres humano y debería ser también el fenómeno cognitivo fundamental, el cual determina todos nuestros otros acercamientos hacia el conocimiento. No sólo es debido a la conciencia que sabemos que existismos, es también debido a la conciencia que existen cosas allá afuera en el universo (si no fuéramos conscientes podrían existir pero nunca lo sabríamos, por lo cual no tiene sentido hablar de una existencia independiente de la conciencia).
El tema del estudio de la conciencia se ha convertido en el principal problema que enfrenta la ciencia materialista y por fin -cerca de 3000 años más tarde de lo que lo hizo en India)- se ha convertido en una cuestión de primera importancia en Occidente. Hemos llegado sumamente tarde a la fiesta, pero al menos en los últimos años las cosas se han puesto más interesantes.
En su obra «Putting Ourselves Back in the Equation», George Musser, exploracómo el estudio de la conciencia humana y la inteligencia artificial puede desentrañar los misterios del universo. Musser toma la perspectiva que los filósofos indios y los pensadores neoplatónicos (y antes que ellos Parménides) en Occidente han asumido, que si queremos saber algo del universo debemos empezar por concoernos a nosotros mismos. Conocernos a nostros mismos significa fundamentalmente preguntarnos por la conciencia. El universo y el pensamiento tienen una correspondencia esencial según estas teorías.
Musser narra cómo investigadores de diversos campos – desde la psiquiatría hasta la cosmología – se han adentrado en el estudio de la mente y la conciencia. Si bien no se aleja de la slimitaciones del materialismo, Musser al menos examina teorías híbridas más interesantes. El estudio y la construcción de redes neuronales se han convertido en elementos clave para comprender la mente. Estas redes, a diferencia de los computadores simples, pueden involucrar múltiples sistemas de lógica entrelazada, similar a nuestro cerebro. La conciencia podría ser una propiedad emergente de estos sistemas altamente organizados e interconectados.
Musser destaca dos teorías principales surgidas del estudio de estas redes. La teoría del código predictivo de Karl Friston sugiere que nuestra conciencia surge de la actualización constante de un sistema que recibe y predice información. Por otro lado, la teoría de la información integrada de Giulio Tononi propone que la conciencia es el resultado de la armonía en las redes neuronales, una unidad sistémica que libera una conciencia emergente mayor que la suma de sus partes.
Musser nos muestra que indagar en los fenómenos cuánticos nos lleva a preguntas más amplias que requieren una comprensión más completa de nuestra conciencia. ¿Existe una realidad objetiva, o todo está en nuestras mentes? ¿Tenemos libre albedrío? ¿Es el espacio-tiempo solo una proyección de los procesos neuronales de nuestro cerebro? Podríamos habitar en un universo perspectival, dependiente de la presencia de un observador. Es posible que logremos un sentido de agencia y causalidad a un alto nivel de organización, liberándonos del caos absoluto de las partículas. Quizás no recordamos el futuro porque nuestras memorias necesitan primero entrelazarse cuánticamente con nuestro mundo. Pensamos, y por lo tanto, somos posibilidades anidadas dentro de probabilidad.
Estas teorías nos llevan a una comprensión más profunda de nuestro universo físico. La conciencia parece jugar un papel crucial en la física, especialmente a nivel cuántico, donde las experiencias subjetivas podrían ser fundamentales. Filósofos como David Chalmers y Kelvin McQueen han sugerido que la mente podría crear un efecto de colapso cuántico, mientras que otros creen que es este efecto el que genera la conciencia. Al equiparar o al menos situar la conciencia a un nivel cuántico, al menos llegamos a un punto en el que esta se vuelve fundamental -tal fundamental como la materia-. Más aún, porque lo conocemos materia a un nivel cuántico se desdibuja y se comporta de una manera extraña, que parece estar determinada por actos de observación.
No debería parecernos extraños si, con el tiempo, lo estudios de la conciencia toman cada vez más importancia y la ciencia en su más profunda veta se acerca a las ideas de tradiciones espirituales como el budismo, el hinduismo o el taoísmo. Una intuición que marcó el pensamiento de muchos de los físicos más importantes de la mecánica cuántica, como Bohr, Schrödinger, Heisenberg, Pauli, Wheeler y Bohm, entre otros.
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