Se construye en Bután la primera ciudad del Mindfulness: una utopía de la conciencia y la ecología

Bután es en muchos sentidos un país único, como sustraído del tiempo global y de los valores globales. Es un  reino budista sin acceso al mar, enclavado entre Tíbet, Nepal e India, con ríos de agua pura y grandes montañas. Este reino, único en el mundo por su huella de carbono negativa, prioriza el bienestar sobre la economía y mantiene vivas sus milenarias tradiciones tántricas, incluyendo la adoración al falo.

En este reino único surge el proyecto de la  Mindfulness City (Ciudad de la Atención Plena), una iniciativa del estudio danés BIG (Bjarke Ingels Group) en Gelephu, cerca de la frontera con India. Este proyecto de 1,000 kilómetros cuadrados es un reflejo de la visión del Rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck de crear un centro económico y cultural que integre la cultura, espiritualidad y compromiso ecológico de Bután bajo los principios del Índice de Felicidad Nacional Bruta.

La ciudad del Mindfulness es un ejemplo de cómo la arquitectura moderna puede armonizar con la tradición y la sostenibilidad. Incorpora puentes habitables, un centro espiritual Vajrayana, un aeropuerto internacional y una presa hidroeléctrica con un templo, fusionando la herencia cultural con innovaciones contemporáneas. Los edificios, construidos con materiales locales y diseñados en armonía con el paisaje natural de Bután, junto con calles permeables y campos de arroz, subrayan el enfoque sostenible del diseño.

Bután es especial no solo por su enfoque en la felicidad y sostenibilidad, sino también por sus leyes y tradiciones únicas. La prohibición de escalar montañas mayores a 6,000 metros, consideradas hogares de dioses y espíritus, y la designación del takin como animal nacional y la creencia en el yeti, reflejan la profunda conexión espiritual y respeto por la naturaleza. Además, el impuesto de desarrollo sostenible de $200 por noche para visitantes internacionales financia proyectos de salud, educación e infraestructura ambiental, protegiendo su vibrante cultura budista.

Este enfoque de «alto valor, bajo impacto» en el turismo, junto con la visión única de la Felicidad Nacional Bruta y el estatus de Bután como ‘sumidero de carbono’, subrayan su compromiso con la conservación del medio ambiente y la cultura. La ciudad del Mindfulness busca ser un faro de cómo la espiritualidad y la ecología pueden coexistir, ofreciendo un espacio para la contemplación y la práctica de una religión que venera la naturaleza como sagrada.

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