La Pirámide Inacabada de Zawyet El-Aryan, a pocos kilómetros de la meseta de Giza está envuelta en el misterio
En 1900, el arqueólogo italiano Alessandro Barsanti descubrió los restos de una pirámide inacabada a unos cinco kilómetros al sureste de Giza y a siete de la necrópolis de Saqqara. El enclave, situado en Zawyet El-Aryan, no está abierto al turismo por hallarse en zona militar pero guarda claves sobre cómo se construyeron las pirámides del Imperio Antiguo.
La existencia del enclave había sido referenciado por Karl Richard Lepsius como La grande excavation durante la Expedición Real Prusiana, que tuvo lugar en Egipto entre los años 1842 i el 1846. No obstante, el yacimiento no fue excavado hasta 1904, cuando Barsanti descubrió pasajes subterráneos, una cámara, así como una extraña bañera circular, similar a la que Petrie encontró en el complejo de Djedefre, en Abu Rawash. La descripción de esta tina de piedra, así como de cómo se sellaba y guardaba, es bastante sorprendente.
A pesar de que Barsanti quedó asombrado por la gran calidad de la mampostería en el pozo descendente y el área abierta en el fondo, nadie más miró hacia este monumento. El estallido de la Primera Guerra Mundial, entre otros factores, detuvo nuevas exploraciones, arrojando la pirámide a la sombra del olvido.
Las arenas del desierto acabaron engullendo el yacimiento hasta que, en 1954 volvió a excavarse para ser empleado como escenario de una superproducción cinematográfica. El film de Howard Hawks titulado Tierra de faraones, donde se mostraba el sistema de construcción de las grandes pirámides, con miles de esclavos trabajando, algo que ya ha quedado desfasado.
Se la conoce como pirámide inacabada de Zawyet El-Aryan o Pirámide XIII de la lista de pirámides de Lepsius y es, sin lugar a dudas una maravilla arquitectónica de enorme escala. Su base mide 110 metros de ancho por 180 de largo y algunos de sus bloques tienen inscrito el cartucho de Neferkara o Nebkara (que significa Hermoso es el Ka (espíritu) de Ra), un faraón de la III Dinastía, que reinó hace 4.500 años atrás. Otros, dicen que pudo pertenecer a Bakka un faraón de la dinastia IV del antiguo Egipto que reinó entorno a los años 2435 y 2430 a.C. Todo es neblinoso en torno a este lugar.
Durante las excavaciones de Barsanti, los arqueólogos quedaron perplejos cuando la trinchera drenó rápidamente el agua de lluvia que la cubría, sugiriendo que podría haber más pasajes o cámaras debajo.
Por desgracia, en 1964, el complejo quedó dentro de una zona militarmente restringida y, desde entonces, se han prohibido las excavaciones y, lo que es peor, el foso se empleó indebidamente como vertedero local.
El increíble foso de esta antigua construcción se utiliza indebidamente como vertedero
Parece que los trabajos de construcción de la pirámide duraron poco tiempo debido a la muerte prematura del faraón. Sólo hay restos de las primeras piedras de las paredes y el planteamiento de una base cuadrada por la estructura externa que habría alcanzado los 200 metros una vez completada, situándola al tamaño de la pirámide de Kefrén. Lo que vemos es, pues, el esqueleto de la estructura, la fase inicial de la construcción excavada en la roca y la mampostería que sujetaría el edificio piramidal.
Como en el caso de Keops y otras pirámides egipcias su entrada se hace por el lado norte, mediante una rampa de 106 metros de longitud que se sumerge en dirección sur hasta los 21 metros de profundidad y termina en el centro de la pirámide.
La rampa se divide en tres secciones: la primera, inclinada con un ángulo de unos 13 grados y una longitud de unos 44 metros, termina en un segundo tramo plano, sin inclinaciones, de unos 26 metros de longitud, y finalmente comienza un último tramo, el más pendiente, con una inclinación de unos 26 grados y una longitud de unos 36 metros. Esta rampa debería haberse convertido en un gran corredor o pasillo de entrada si se hubiera completado. El pasillo desemboca en un foso rectangular de 24 metros de ancho y 12 de largo perpendicular al corredor de entrada, formando una gran «T». Este foso debía estar pensado como cámara funeraria, ya que dentro del foso se encontró un gran sarcófago de granito rojo con forma ovalada. El suelo de la cámara está revestido con grandes losas de granito rojo y de piedra caliza, de unas cuarenta toneladas de peso cada una, y el sarcófago, situado en el lado derecho de la cámara, está empotrado en el suelo. El sarcófago mide 3,15 metros de longitud, 2,22 de anchura y uno y medio de profundidad, y tiene la tapa intacta. Aunque el sarcófago está vacío, se encontraron restos que sugieren que alguna vez se enterró a alguien allí.
Una obra de ingeniería, en suma, que desafía las explicaciones convencionales en torno a cómo se construyeron las grandes pirámides del Imperio Antiguo. Las 67 inscripciones hacen aún más intrigantes esta construcción inacabada. En la presunta cámara mortuoria y en la escalera descendente hay escritos en tinta negra y roja varios cartuchos pero la lectura correcta presenta un desafío. Resulta que Barsanti no hizo calcos de las inscripciones sino dibujos a mano bastante descuidados de modo que se lee perfectamente el signo jeroglífico Ka pero, el primero es ilegible habiéndolo indescifrable.Se han propuesto varias interpretaciones, desde Nebka hasta Seth-Ka, dejándonos con un misterio tentador.
Así, mientras para Jürgen von Beckerath o George Reisner piensan que la pirámide fue planeada como tumba para un príncipe bien atestiguado de la IV Dinastía llamado Baka, un hijo del rey Djedefre. Aidan Dodson, ve en cambio un Seth-animal sentado y, por lo tanto, lee el nombre que se encuentra en la pirámide como Seth-Ka («Seth es mi Ka»).
En época decimonónica, Gaston Maspero significaba la perfección de los cortes y uniones de las piedras, el incomparable acabado del sarcófago de granito, la audacia de la estructura y la gran altura de las paredes algo que convierte la Pirámide XIII en un desafío de la ingeniería del pasado.
Otro aspecto intrigante reside en la aludida tina que, probablemente, fue introducida en la cámara durante la construcción de los cimientos, ya que sus dimensiones hacen imposible que pasara por el pasillo o corredor descendente. La presencia de una tapa ovalada intacta sugiere que pudo estar sellada en algún momento. Barsanti escribió en su informe que en su interior había restos de una sustancia que, lamentablemente, nunca fue sometida a examen. Además, asegura el arquitecto y arqueólogo italiano haber encontrado una tablilla de dedicatoria dañada que llevaba el nombre del rey Djedefre con cuya pirámide existe una notable similitud.
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